EL NUEVO PACTO POR MÉXICO
A principios de diciembre del 2012 el Presidente Nacional de PRD era Jesús Zambrano, en este 2021 nuevamente lo es. Entonces le tocó suscribir el vergonzoso Pacto por México. Hoy suscribe con el PRI y con el PAN el Decálogo que soporta la llamada Coalición Legislativa, que seguramente trascenderá a las elecciones del seis de junio, para soportar una alianza fáctica contra el gobierno actual, en la defensa de una visión de derecha del país. Aunque el partido del sol azteca no lo reconozca y siga siendo como el tío Lolo.
En aquellos tiempos en un discurso a las claras incongruente e incoherente, Jesús Zambrano señalaba que, “¿de que tenemos una democracia política sin alma social, de que los partidos políticos pensemos solamente o principalmente en función de nuestros intereses? ¡Pues la respuesta es muy sencilla: la gente quiere verdades y acciones efectivas de nosotros!”
Seguramente Zambrano no midió lo que dijo en aquella ocasión o simplemente recurrió a una pieza retórica (aquí su incongruencia), pues si bien han cambiado las cosas en diez años y medio en este país, lo que no ha variado es la actitud de los partidos para sólo ver por sus intereses, manteniéndose alejados del “alma social”. Aquí no ha habido diferenciación ahora que han presentación su decálogo que soporta su coalición legislativa.
No hay la menor valoración autocrítica sobre la inoperancia de los 95 compromisos contraídos por esos mismos partidos, por su fracaso rotundo en tanto, correspondía al afianzamiento del modelo neoliberal y por lo mismo, la defensa de l interés de la oligarquía financiera y no de la mayoría de los mexicanos. Fue cuando se dio el recrudecimiento de la explotación, pero también de la corrupción, la impunidad, el enriquecimiento de unos cuantos y el empobrecimiento de sectores crecientes de mexicanos.
Diluyen la responsabilidad de la debacle que orilló en 2018 a que la mayoría de los electores se volcara a otra opción y como ya lo he señalado en múltiples ocasiones, le apuestan a la desmemoria o a la endeblez política sobre todo en los sectores medios de la sociedad, que son los que más fácilmente caen en su garlito de que el pasado fue mejor y hay que volver a él.
Por ello creo que la coalición Va por México es el refrendo diez años después del Pacto por México, en todo lo que ello representa y con las particularidades de hoy. Que son oposición, que han perdido enorme base política y social; que han recrudecido su cinismo y su desfachatez (sólo hay que ver sus spots propagandísticos en la actual campaña electoral, así como carecen de propuesta política (ni los viejos 95 compromisos de entonces mantienen).
Su anunciado decálogo es patético, denota la enorme desesperación por contrapesar a un gobierno que sigue teniendo un mayoritario apoyo popular, aún los errores de la cúpula dirigente en Morena y la actitud de López Obrador de no escuchar a nadie. Esto lo vemos en su pretensión de devolver “el equilibrio del Poder Legislativo”, el cual, habrá que decirlo, jamás lo tuvo, menos en los gobiernos del PRIAN, donde la palabra del presidente de la República en turno era ley. O de eso ya no se acuerdan.
En consecuencia de lo anterior planean en el punto 1 del decálogo que hay que “establecer la fusión de control constitucional y gobernabilidad democrática, que tiene la Cámara de Diputados”. Lo cual es falso, pues no se puede establecer lo que jamás a existido. Olvidan que México no tiene un sistema parlamentario, para dotar al Legislativo de poderes tales para estar sobre los otros dos. No por nada plantean en el punto siguiente la necesidad de mantener el equilibrio entre los tres poderes.
No hablan entonces de manera clara y directa. Está claro que lo que pretenden el PRI, PAN y PRD es maniatar al actual gobierno, para no permitir que actúe con libertad y ello atenta con la necesaria gobernabilidad, que ellos dicen retóricamente defender. De aquí que su objetivo para las presentes elecciones es que, Morena y sus aliados pierdan la mayoría de la Cámara de Diputados, así como los congresos locales.
Aunque el decálogo de marras seguramente trascenderá después del seis de junio, en realidad corresponde a una propuesta electoral, que no tiene asidera en el interés del electorado, pues no expresa el sentir de éste, de tal manera que al igual que hace diez años y medio, aquí también se carece de “alma social”, que es lo que no acaban de entender estos tres partidos derechizados.
Aunque estamos convencidos que no hay forma de que disputen algo realmente en las elecciones, también sería muy soberbio darlos por perdidos, más por los posibles escenarios que pueden darse después de las elecciones, después de saber que partidos se mantienen y cuales no. Lo que si, sabiendo que Movimiento Ciudadano ya pudo medir sus fuerzas solo y con ello las posibilidades competitivas para 2024, es casi seguro que se inclinen en una alianza parlamentaria con los partidos de la derecha.
Morena tiene claro ese escenario y por ello llama a votar todo por su partido, pero tampoco reconoce que la posibilidad de que baje su caudal de votos en relación a lo que obtuvo en 2018, no se de en función de corresponder a una elección intermedia, sino a su propia responsabilidad o mejor dicho, a su dirigencia encabezada por Mario Delgado, con la inclusión de personajes provenientes de otros partidos o de características impresentables. Por su culpa habrá diferenciación de votos o incluso abstención o votos nulos (llamar a votar por candidatos no registrados).
Lo anterior ya nos adelantan algunos resultados, pero también la actitud que asumirán algunos partidos, como en este caso corresponde a los derechizados PRI, PAN y PRD.