EL RESPETO SE GANA
Lamentablemente no vi la inauguración de los Juegos Olímpicos de París. Me dicen que estuvo espectacular y singular, pues no se dio de manera tradicional, los contingentes desfilando en un estadio. En esta ocasión fue en un recorrido en el Río Sena, con más de ochenta embarcaciones y espectáculos de diverso tipo en los lugares históricos aledaños. Me perdí de un buen evento.
También me mencionaron que dentro de la serie de espectáculos presentados, hubo uno que ha causado una reacción crítica internacional, sobre todo de la derecha y grupos cristianos, que aludiendo a una presunta analogía a la Última Cena, la consideraron un insulto a los creyentes y una falta de respeto.
No sin mediar disculpas de parte de los organizadores, se explicó que la intención estaba lejos de estar relacionada con lo que se había interpretado del cuadro. En realidad correspondía a Dionisio quien llegaba a una mesa alrededor de la cual departían alegremente los comensales, prácticamente todos ellos ubicados como drag queens. Y estaba ahí (el hombre de azul semidesnudo) porque es el dios de la fiesta (…) y el padre de Secuana”, la diosa y personificación del río que cruza París.
No hubiese tocado el tema ni buscado información del mismo, si no hubiese leído unas declaraciones al respecto por parte del obispo de la Diócesis de Aguascalientes, Juan Espinoza Jiménez, quien señaló lo siguiente:
“Hay situaciones que se pagan por sí mismas, aunque haya habido una explicación del por qué se hizo (un acto que algunos creen emuló la Última Cena con travestis o transexuales en la inauguración de los Juegos Olímpicos), esto tiene un trasfondo, una intención clara ideológica, que es respetable, así como muchos grupos exigen respeto, también deberían de respetar a la parte que no piensa como ellos”.
Ya se dijo por parte de los organizadores del evento que, otro contenido tuvo el cuadro en disputa, pero aún así siguieron las reacciones del conservadurismo francés y en el mundo, incluido el aguascalentense, pero en este caso, el obispo Espinoza Jiménez se muerde la lengua, pues efectivamente se debería respetar a quienes no piensan igual y la cúpula de la iglesia católica no lo hace, no conciben que pueda haber personas que no piensan igual que ellos. Casos hay muchos con los cuales podemos comprobar lo anterior, como han sido su boicot a exposiciones de fotografía y pintura o su oposición a la reforma por la despenalización del aborto y que las mujeres decidan sobre su propio cuerpo.
No se quedaron en los dichos del obispo, alguien señalaría del cuadro presentado que correspondía a un acto de “simbolismo pagano y satánico manifiesto”, de paso también calificando una pieza que nada tenía que ver con lo que ellos imaginaron. Esto me hizo recordar aquella agresión que se dio a los actores de la obra de teatro Cúcara Mácara, de Oscar Liera (28 de junio de 1981).
De esta manera, qué tiene que reclamar la cúpula de la iglesia católica o la derecha internacional y de este país. El respeto se gana.