Elecciones y desafíos en la UAA

Elecciones y desafíos en la UAA


Neblina en la UAA
Neblina en la UAA

“La Universidad es discusión, es efervescencia, / no es pensamiento único”. / Alberto Kornblihtt, científico. / “La educación superior permite cumplir los sueños”.

— Estudiante

El proceso electoral para nombrar a las nuevas autoridades de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) ya inició, y pienso que es un momento propicio para la reflexión, el análisis y la discusión colectiva de los retos que tenemos y de la universidad del futuro a la que aspiramos. Lo hago desde mi reciente nombramiento como representante electo del profesorado del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades ante el H. Consejo Universitario, y también como un profesor e investigador que, ya con tres décadas en la institución, hace de ella su segunda casa.

En este breve texto sólo quiero apuntar algunos temas que me importan y me preocupan, siendo uno de ellos la tendencia a la burocratización de los procesos académicos. En estos últimos años, la oficinas e instancias de apoyo administrativo tienden a convertirse en autoridades que dirigen procesos que no conocen y que en no pocas ocasiones ordenan a quienes enseñamos e investigamos. En la UAA ha crecido de manera significativa el número del personal administrativo y ha disminuido el académico, porque las y los maestros se jubilan y no hay relevo generacional. La gestión por conseguir y convocar plazas nuevas no se ve, no existe.

Si el origen de las universidades hace siglos tuvo una impronta juvenil, un “ethos estudiantil”, que luego pasó a un predominio de la actividad de profesores, un “ethos docente”, ahora tendríamos que decir que tenemos un “ethos administrativo”. Por el énfasis puesto en las certificaciones y regulación de procesos, también podríamos calificar a este tipo de instituciones como “Universidades ISO 9000”.

En este proceso, la UAA y cualquier institución de educación superior que disminuya su actividad académica, corre el riesgo de descuidar su esencia crítica y propositiva, su compromiso con la generación y difusión del conocimiento, con su obligada rebeldía antes las injusticias e inequidades. En este sentido, nuestra institución tiene como otro de sus desafíos posicionarse dentro y fuera como un espacio en donde se cuestione, se debata y se propongan rutas de mejora en los distintos ámbitos del quehacer humano y social. La UAA desde su creación, ha mantenido un reconocimiento y prestigio social que, según yo, no se ha aprovechado. No basta con sentirnos satisfechos de los miles de egresados que ya están haciendo aportaciones a la sociedad, se requiere de un liderazgo vigoroso y eficaz de las autoridades dentro y fuera de la institución.

Hace ya casi medio siglo
Hace ya casi medio siglo

Con cierta razón, se nos han hecho señalamientos de que la UAA parece una ínsula en la entidad, que prepara a estudiantes para que lleguen a ser profesionistas, pero que no se vincula debidamente con la sociedad, que no discute ni hace importantes aportaciones para mejorar, por ejemplo, los problemas del desarrollo urbano, que no se posiciona frente a las carencias en el campo y la falta de agua, que no plantea los mejores rumbos de un desarrollo industrial y comercial, que no se posiciona, en suma, como una institución donde el conocimiento especializado esté al servicio de un mejoramiento de su entorno y de un bienestar generalizado para su población. Frente a estos cuestionamientos habrá que preguntarnos ¿son equívocos e injustos? ¿Tienen algo de verdad? En época de pandemia, nuestra institución se asomó a la tragedia y abrió sus puertas de manera solidaria, generosa y ejemplar. La UAA sabe y puede hacer más, mucho más.

Habrá que hacer realidad, desde esta perspectiva, uno de los fines que plantea la Ley General de Educación Superior en México: “Coadyuvar, a través de la generación, transmisión, aplicación y difusión del conocimiento, a la solución de los problemas locales, regionales, nacionales e internacionales, al cuidado y sustentabilidad del medio ambiente, así como al desarrollo sostenible del país y a la conformación de una sociedad más justa e incluyente”. La pregunta es inevitable: ¿Qué tanto nuestra universidad cumple con este planteamiento normativo?

Otro desafío que, creo, tenemos en la UAA es el del fortalecimiento de la autonomía universitaria. Recientemente, un exrector de la universidad me envió un breve texto que dice que la autonomía universitaria debe ser una “fuerza consustancial que no puede ser violada, hipotecada, manipulada o secuestrada por instancia externa ninguna a la propia Institución”. Luego agrega que la autonomía no es un documento oficial o fiat que tengamos que pelear en los tribunales, sino “la razón vital del saber y del conocimiento sin la cual no pueden existir”. Al final, me pide mis comentarios y lo hice con gusto.

La UAA generosa y ejemplar
La UAA generosa y ejemplar

Le escribí que estaba de acuerdo con lo que escribió, pero que al hablar de autonomía universitaria también debemos considerar a los grupos de poder al interior de la institución, esos que suman y vitalizan la participación de la comunidad, pero también a esos que se anquilosan en las direcciones de mando, creando una estructura de aliados a su favor e impidiendo la pluralidad y la participación libre y democrática de estudiantes y docentes.

Mi posicionamiento no es abstracto, pues sabemos que en la universidad desde hace tiempo las autoridades, al viejo estilo priísta, nombran a sus sucesores, controlando órganos de decisión y haciendo campañas abiertas e incorrectas desde su puesto de responsabilidad. El reto es frenar inercias y continuidades dañinas que ofenden y no respetan la honorabilidad e integridad de la comunidad universitaria, ni las de los órganos de gobierno institucional.

En suma, la lista de retos puede extenderse. El próximo año, la Universidad Autónoma de Aguascalientes cumplirá medio siglo. Recordemos que en 1973 un grupo de personas entusiastas fundó la institución y se fijó como uno de sus propósitos “sustituir la universidad tradicional por una universidad con sentido social y atenta a su realidad circunstancial”. Desde entonces, la UAA se ha vuelto un referente positivo en varias de sus actividades. Su estabilidad financiera es una de ellas, a pesar de los recortes, de un futuro con serias dificultades y de una no siempre justa distribución de los recursos en su interior. Frente a la desorganización e intervencionismo de partidos políticos, nuestra universidad mantiene cierto orden y ni los líderes partidistas ni gobernantes deciden quiénes serán nuestras autoridades, aunque veladamente se busquen alianzas y se tengan entrevistas con autoridades de gobierno y dirigentes políticos. Asimismo, en nuestra institución hay destacados académicos que tienen reconocimiento nacional e internacional, aunque muchas veces al interior no se les valore ni se les apoye de la mejor manera. Tenemos un verde y maravilloso campus central que envidiarían universidades nacionales y extranjeras, aunque una gran parte del personal docente trabaje en malas condiciones laborales. En fin, tenemos una universidad con retos y también con logros, que a muchos nos hacen sentir orgullosos de pertenecer y permanecer en ella.

Elecciones y desafíos en la UAA
Todos y todas somos UAA

El próximo año, en el marco de las celebraciones del quincuagenario, bien vale la pena detenerse para analizar, debatir y replantear colectivamente el rumbo de nuestra institución educativa, de cara a un futuro que exige nuevos planteamientos y definiciones. Es tiempo de pensar y actuar para renovar nuestra universidad. No podemos seguir igual, porque corremos el riesgo de ver impávidos e indiferentes su decline. Urge un cambio, para beneficio de la propia universidad y de la sociedad a la que se debe.

Salvador Camacho Sandoval

Licenciado en Educación por la UAA, Maestro en Ciencias, con especialidad en Educación, por el Departamento de Investigación del Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y Doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Illinois en Chicago; es autor y coautor de varios libros, entre ellos: Controversia educativa: entre la ideología y la fe; Historias Latinoamericanas. Reflexiones desde la otra América; La modernización educativa en México; Educación y alternancia política; La vuelta a Aguascalientes en 80 textos; Vaivenes de Utopía. Historia de la educación en Aguascalientes en el siglo XX; Antenas vivas. Conversaciones con artistas de Aguascalientes, y Bugambilias. 100 años de cultura y arte en Aguascalientes. Es Premio John Nuveen en Chicago y Premio Aguascalientes en Humanidades en 2008. Fue profesor invitado en la Universidad Autónoma de Zacatecas (1999-2010) e investigador en la Universidad de Barcelona, España. Trabajó tres años como Director de Educación Media y Superior en el Instituto de Educación de Aguascalientes y es articulista de temas sobre educación, historia, cultura y política. Actualmente trabaja en la UAA y es Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación.

Salvador Camacho Sandoval

Licenciado en Educación por la UAA, Maestro en Ciencias, con especialidad en Educación, por el Departamento de Investigación del Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y Doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Illinois en Chicago; es autor y coautor de varios libros, entre ellos: Controversia educativa: entre la ideología y la fe; Historias Latinoamericanas. Reflexiones desde la otra América; La modernización educativa en México; Educación y alternancia política; La vuelta a Aguascalientes en 80 textos; Vaivenes de Utopía. Historia de la educación en Aguascalientes en el siglo XX; Antenas vivas. Conversaciones con artistas de Aguascalientes, y Bugambilias. 100 años de cultura y arte en Aguascalientes. Es Premio John Nuveen en Chicago y Premio Aguascalientes en Humanidades en 2008. Fue profesor invitado en la Universidad Autónoma de Zacatecas (1999-2010) e investigador en la Universidad de Barcelona, España. Trabajó tres años como Director de Educación Media y Superior en el Instituto de Educación de Aguascalientes y es articulista de temas sobre educación, historia, cultura y política. Actualmente trabaja en la UAA y es Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación.

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