“ELEMENTOS” (“ELEMENTAL”)
Anteriormente los afamados estudios PIXAR buscaban eludir las fórmulas probadas y aceptadas masivamente sobre el cine para todas las edades adaptando el lenguaje cinematográfico generado en producciones clásicas a su discurso más apto para niños y creando personajes con una constitución psicológica y emocional más sólida que el promedio Disney, y en el camino desarrollaron fórmulas propias que ahora van adaptando al paso de sus nuevas producciones como ésta, ya que después de emociones antropomórficas opuestas que forjaron el eje dramático de la maravillosa cinta “Intensa-Mente”, ahora son elementos naturales los que deberán ajustarse a la acción de empatar entre sí a pesar de su naturaleza disímbola.
Como sus otros trabajos, “Elementos” se desarrolla en base a la exploración de los valores filiales e identitarios, así como la inmigración, las tradiciones, el amor y los sueños recuperando la estética colorida y barroca de proyectos enfocados a universos específicos según sus historias como “Soul” o la ya mencionada “Intensa-Mente”, pero la narrativa se autocomplace muy fácil con un seguimiento argumental por demás básico donde el componente “Romeo y Julieta” es clave.
La trama comienza con el arribo de Bernie y Cinder a la Ciudad de los Elementos después de perder su hogar en la Isla del Fuego.
Dicha urbe ecológica alberga a seres compuestos de los elementos básicos: tierra, agua, aire y, por supuesto, fuego, siendo éstos últimos los parias de dicha sociedad por sus propiedades combustibles. Con el paso del tiempo Bernie y Cinder serán los padres de una fogosa y entusiasta jovencita llamada Ember, quien según su padre algún día se hará cargo de la tienda familiar, columna vertebral de su economía y donde varios miembros de la comunidad ígnea conviven.
Al legar a la adolescencia, Ember vive dedicada a cumplir el sueño de su papá por atender correctamente el negocio teniendo en contra un carácter literalmente explosivo y el deterioro en la salud de su progenitor. Éste compromiso que ella percibe como obligación toma otro rumbo cuando inesperadamente llega un hombre de agua llamado Wade por las tuberías, quien busca el origen de una inesperada fuga acuífera que comienza a afectar a Ember y la tienda. Como Wade es un trabajador municipal, descubre que el establecimiento es acreedor a varias multas que conducirán a su clausura y para evitarlo Ember hará lo que sea, incluyendo trabajar con Wade para localizar el punto de afectación que provoca las fugas.
La relación entre ambos revelará diversos aspectos de su personalidad que terminarán por expresar su necesidad de complemento emocional e intelectual, pues ella es una gran artista que trabaja el vidrio como nadie gracias a sus habilidades de fuego mientras que él es apocado pero muy emocional y capaz de expresar sus sentimientos sin tapujos.
Esto nos lleva a una presentación de sus diferencias religiosas, étnicas y de jerarquía social, las cuales funcionan para producir la tensión romántica necesaria sin que en realidad se exploren a fondo mientras que cierta ambivalencia en algunos aspectos más serios de la historia como la discriminación y la gentrificación se usan para legitimar un vedado discurso sobre la exclusión pero también esto cae un poco en lo trivial. Las alegorías sobre los prejuicios raciales y sexuales a través de la significación opuesta que cada elemento representa pudo funcionar con más honestidad dramática y menos ciencia, pero de todas formas es innegable la soltura con que el guion de John Hoberg, Kat Likkel y Brenda Hsueh expresa sus intenciones argumentales y la animación es un deleite visual que sí contribuye a una narración que aboga más por la tolerancia que por el espectáculo.
“Elementos” no está a la altura de lo que realmente puede hacer PIXAR, pero entiende las necesidades básicas de su trama para que ésta ejercite sus funciones de entretenimiento cumplidamente y de forma, bueno, elemental.
