Las asimetrías entre estados del país (el caso de los ingresos)
Cada estado de la República tiene un contexto específico y una dinámica política y económica propia; sus problemas y necesidades puntuales definirán las estrategias tanto de los actores políticos locales como de las demandas ciudadanas. México, ¿cómo vamos? propone devolver la mirada a la realidad particular de cada entidad federativa.
A tres años del inicio de la pandemia, el mundo y el país siguen recuperándose de los costos económicos y sociales. Si bien la meta es la misma —la recuperación—, el ritmo para alcanzarla difiere entre distintas regiones geográficas y entre aspectos específicos. En este apunte, la mirada se centra en el Bajío mexicano para evaluar, con ayuda de los indicadores económicos y sociales de México, ¿Cómo Vamos?, cómo ha sido su recuperación.
INGRESOS POR DECILES EN LOS ESTADOS
El ingreso de los diez deciles de cada uno de los estados del Bajío presentan 20 lugares de diferencia entre Aguascalientes y Zacatecas; mientras el primero está entre las cinco entidades con mayores ingresos la segunda entre los siete últimos de los 32 estados del país. Quedan en lugares intermedios Querétaro, Jalisco, San Luis Potosí y Guanajuato, dentro de un espectro en donde la CDMX presenta el doble de ingresos que Chiapas.
En el país está presente un triángulo de ingresos faltantes, dadas las circunstancias estatales que prevalecen en las variables, que determinan los ingresos por deciles económicos. Entre los resultados presentados por México Cómo Vamos (con datos del INEGI) en la antología “re-imaginemos el panorama”: ingresos, gastos y desigualdades, se encuentra el ingreso promedio por decil para cada una de las entidades del país.
En dichos datos se puede observar que, aunque Ciudad de México fue la segunda entidad con mayores ingresos promedio, (la primera es Baja California) en el decil X fue el estado con los ingresos promedio más altos. Además, el ingreso promedio del decil I resultó similar al del decil III en las entidades del sureste del país (Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz).
El Bajío, antes considerado “el granero de México”, es una región de suma relevancia para la economía mexicana: constituye uno de los corredores industriales más importantes del país y alberga a 14.5 millones de habitantes, por lo que resulta indispensable contar con un análisis focalizado.
Aguascalientes presenta un crecimiento económico menor que el de Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí; pero logra contar con una economía menos informal.
Querétaro es el que más puestos de trabajo ha registrado ante el IMSS y los está generando con una inflación menor al 6%.
Guanajuato trae un crecimiento económico superior al 5% que supera al de los estados vecinos; pero arrastra una informalidad laboral del 52%.
A diferencia de San Luis Potosí que muestra menor informalidad, pero eso sí, cuenta con un 42% de pobreza laboral, éstos son los empleados que, sí trabajan formalmente, pero con lo que les pagan no alcanzan a cubrir los gastos mínimos de su familia.
Lo que tiene siete años creciendo, en la región son las remesas que se contabilizan en cientos de millones de dólares cada trimestre en todos los estados que componen el Bajío y siguen creciendo.
La norma europea de que el decil de mayores ingresos no gane más de diez veces lo que el decil de menos ingresos está muy lejos de aplicar en México, el decil capitalino de mayores ingresos gana más de 33 veces lo que el decil de menores ingresos de Guerrero. De acuerdo con Naciones Unidas un coeficiente de Gini superior a 0,40 es alarmante, ya que esto indica una realidad de polarización entre ricos y pobres, siendo caldo de cultivo para el antagonismo entre las distintas clases sociales pudiendo llevar a un descontento o agitación social. En México el Gini es superior a 0.450 https://datosmacro.expansion.com/demografia/indice-gini