Los salarios para el 2019 parte II
Toco el tema de los salarios para 2019 en su segunda parte, enterándome que la Nissan ha recortado mil empleos, afectando en esto sus plantas de Morelos y Aguascalientes, “en respuesta a las retadoras condiciones del mercado”, según dice la nota periodística, lo cual lamento profundamente.
Y junto con lo ya comentado, se anuncia por el nuevo gobierno y por el sustituido organismo encargado (la CONASAMI) que, para 2019 se ha fijado un salario mínimo de 102.68 pesos, es decir, un 16.2 por ciento más, en tanto este año era de 88.36. Pero en cambio la zona norte del país, considerada como especial, el monto del salario mínimo se fijó en 176.72 pesos, que correspondió al doble.
Vale la pena recordar una cuestión, que lo más probable se consideró para la definición del monto del salario mínimo. Me refiero a la consideración dicha hace varios meses por parte de la cúpula de la Confederación Patronal de la República Mexicana, que precisamente el monto fijado podía ser una cantidad que el empresariado podían absorber sin esperar reacciones inflacionarias.
Es importante la medida sin duda, demuestra la intencionalidad del nuevo gobierno de ir rompiendo poco a poco, con las inercias impuestas por las administraciones neoliberales del PRI y el PAN, que integradas en el paquete laboral (como otras medidas entre ellas la transformación de las juntas de conciliación y arbitraje), muestran la visión diferente con respecto a sus antecesores. De esos lastres se debe tener manifiesto la intención del llamado tope salarial, que tanto impulso el empobrecimiento de la gente desde que se impuso en 1978.
Saludamos el incremento, pero apenas es un paso hacia la nivelación de los ingresos que requieren los mexicanos para soportar el mínimo de una vida decorosa. De esta manera no es suficiente, aunque a decir de la nueva titular de Trabajo y Previsión Social, Luisa Alcalde, está a la altura de la línea de bienestar, si no hubiese dependientes económicos, como correctamente lo señala el investigador Julio Boltvinik.
La lucha por el incremento salarial de esta manera seguirá manteniéndose en la agenda política económica de los trabajadores mexicanos, sus organizaciones gremiales, los partidos y agrupaciones de izquierda, pero en la perspectiva de marchar juntos en un proyecto mucho más complejo que la simple demanda salarial, sobre todo en la reversión de un país en bancarrota y con poco crecimiento económico, que es como el PRIAN lo dejó.
No podemos olvidar que conforme estudios de la OCDE, de sus miembros, México ocupaba el lugar más mal ubicado por sus niveles salariales, con un ingreso medio diario por trabajador de 4.6 dólares, en tanto que el promedio de las economías del organismo es de 16.8 dólares.
El tema salarial no es exclusivamente de justicia social, que ya de por si, por este rubro debiera ser atendido con toda responsabilidad, también es un eje estratégico para el desarrollo económico de la región (ya vimos las posturas que a respecto asumieron los gobiernos canadiense y norteamericano en la negociación del T-MEC) e interno, a partir de su constitución en la llave que dinamice el mercado interno y por ende la actividad económica.
La nueva administración ha mencionado que el plan es hacer crecer el salario mínimo de manera paulatina, hasta que llegue al nivel adecuado y justo para cubrir las necesidades mínimas de las familias mexicanas, cuestión que también tendría que esperar a mejor crecimiento económico que por lo menos para el 2019 se espera no diste mucho de las cifras anteriores.
Pero también creo que esto debe hacerse a la par con la puesta en orden del ámbito laboral, dando marcha atrás a la reforma que en esa materia se impulsó desde tiempos de Carlos Abascal como titular de la Secretaría del Trabajo y continuadas en el peñismo, en lo que fueron sus trece llamadas reformas estructurales.
Mejoramiento de salarios e ingresos, seguridad social entre éste el sistema de pensiones, libertad de agrupación sindical, democratizando y transparentando a los sindicatos, acabando con la tercerización, que ha ahondado la explotación de los trabajadores. Estos debieran ser los ejes de una nueva política, que entonces si daría una particularidad propia a lo que López Obrador llama Cuarta Transformación.
El salario justo y bien remunerado puede convertirse en un factor transformador y dignificador de la vida de los mexicanos, que no se merecen la situación que padecieron durante muchos años.
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