¡Marcharon las marchas! O free firulais

¡Marcharon las marchas! O free firulais

En el Toks universidad, se reunieron a la mesa, capuchino en mano, una decena de ciudadanos cansados de sufrir robos en sus propias casas. Ya habían probado el “vecino vigilante” ¡Y nada! Probaron con un guardia pagado con una vaquita entre todos los vecinos ¡Y nada! Inclusive pegaron en cada casa un letrero en que podía leerse “ratero, si te agarramos, te madreamos”, ¡Pero nada! No funcionaba nada.

Así las cosas y al calor del café capuchino espumoso y caliente, decidieron organizar una protesta, para exigir a las autoridades correspondientes que de una vez por todas, tomaran cartas en el asunto y detuvieran de tajo el terrible problema. Pues bien, para sorpresa y estupor de los vecinos multi-asaltados, les aplicó la nueva y bonita ley autoría del diputado local Quique Palo, ¡Perdón! Es Quique Galo (García López, en realidad) integrante de la LXV legislatura local por el PAN.

Quique Galo

Con la nueva ley Galote, ¡Perdón! Con la nueva ley garrote, los asaltados vecinos, debieron esperar tres meses para manifestarse pues, hay que pedir fecha para llevarla a cabo.

Llegada la fecha, los manifestantes pretendían marchar al salir de sus labores, para no pedir permiso en sus trabajos ¡Pero no! No, señores no. Les autorizaron la protesta a las doce del medio-día, pues toda manifestación debe realizarse entre las once de la mañana y las seis de la tarde. ¡Ni hablar! Exclamaron las víctimas de la inseguridad, aceptamos, pero es el horario en que más incomodaremos.

Tres meses después y a las doce medio-día, ya estaban prestos los 100 vecinos que los diez originales habían invitado ¡Pero! Cuando llegaron al punto de concentración, la autoridad se apersonó y les ordenó marchar en “fila india”, uno detrás de otro. ¡Oiga Usted! Autoridad, dijo un ciudadano que ya hasta galletas les dejaba a los asaltantes, para ser hospitalario, ¿A qué hora vamos a terminar? ¡Queremos marchar todos juntos! Ño, ño y ño –Cinty Macías dixit- contestó la autoridad, así se va a hacer. Resignados los siete veces asaltados, se prepararon para ir de uno en uno.

Oiga Usted, autoridad, iremos en fila india, pero una fila en cada carril y así terminamos rápido ¿Qué le parece? Ño, ño y ño –ya sabe quién lo dice- ¡Sólo pueden caminar en un carril! Pero, contestó intimidada la ciudadanía, es que marchar en un carril cuando hay tráfico en circulación, es exponer nuestra integridad personal, como ocurrió con el joven “rojo” Ferra; que fue atropellado cuando iniciaba una concentración en un solo carril. ¡Que no! Fue la tajante respuesta.

Tres meses después; a medio-día, en fila india y en un solo carril, estaba por iniciar la marcha, en solicitud de seguridad pública plena, cuando de pronto se escuchó una voz autoritaria, ¡Perdón! La voz de la autoridad “vecinos, debemos esperar a que llegue la policía municipal, la policía estatal, la guardia nacional, la décimo cuarta zona militar, protección civil de los tres niveles, las agentes rosas, tránsito municipal, SEPSA, Omega y los boy scouts”, pues sin cuerpos de seguridad no puede haber manifestaciones.

Tres meses después, al medio día, en fila india, en un solo carril, rodeados de agentes de tránsito y seguridad, las víctimas de los amantes de lo ajeno, reparten las consignas que serán coreadas ¡No más robos! ¡Queremos seguridad! Y justo cuando estaban ensayando, llega Moralino Hipócrates, autoridad de la moral y las buenas costumbres, quien dispone: esas consignas no son autorizadas, y luego pregunta ¿Para qué es esta manifestación? Un trémulo ciudadano responde “es que ya estamos cansados de que roben en nuestras casas”. Pues bien, dicta Moralino, cambien el objetivo de su protesta, les autorizo que sea en pro de la paz mundial ¡Ah! Y cuidadito y algún funcionario se sienta ofendido, porque la nueva ley le permite demandarlos vía civil, denunciarlos vía penal o imponerles una multa por hacer sentir mal.

Un ciudadano a quien ya traían de bajada los asalta-casas, al que además le habían robado hasta al firulais su perro lanudo, se atreve a enfrentar a Hipócrates “pero si sólo somos un puñado de ciudadanos reclamando nuestro derecho a la seguridad pública que pagamos con nuestros impuestos. No es necesario que estemos rodeados de agentes, como si los delincuentes fuésemos nosotros; estamos ejerciendo nuestros derechos constitucionales, nuestros derechos humanos y los derechos tutelados por los tratados internacionales. Ustedes como autoridades deben garantizar nuestra seguridad e integridad como manifestantes y no protegerse de nosotros que somos gente buena; en todo caso, envíen toda esta fuerza coercitiva, para acabar de una vez por todas con el terrible problema de inseguridad en que vivimos”.

Tres meses después, a pleno rayo del sol del medio-día, en fila india y en un sólo carril a mitad del tráfico, rodeados de un sinfín de cuerpos de seguridad, coreando las consignas que les fueron autorizadas las cuales rezaban ¡Viva el diputado! ¡Vivan nuestras autoridades! ¡Devuelvan al firulais!; Los ciudadanos que ya no eran cien, sino los cincuenta que pudieron en horas hábiles, se aprestaban a manifestarse contra la inseguridad ¡Perdón! Por la paz mundial; cuando de pronto les cambiaron la ruta, les exigieron que se pusieran un brazalete amarillo con un estrella para identificarlos o un dispositivo electrónico como los que llevan los sentenciados en libertad condicional; les advirtieron que por ningún motivo se podía incorporar algún ciudadano espontáneo a media marcha y… ¡Basta! Exclamaron al unísono los veinte asaltados ciudadanos que quedaban para entonces. ¡Ya no queremos protestar!

Tere Jiménez y Quique Galo

En medio de los cuerpos de seguridad que rodeaban a los no-manifestantes, se abrió paso lentamente el diputado Quique Galo quien se dirigió a los frustrados ciudadanos, espetándoles ¿Ya no van a protestar? ¡Por fin entendieron! De eso se trata, queridos ciudadanos, de eso se trata.

socorroramirez11@gmail.com

Socorro Ramírez O

Analista política, Escritora, Profesora y Defensora de D.D. H.H. Activista social con responsabilidad bioética.

Socorro Ramírez O

Analista política, Escritora, Profesora y Defensora de D.D. H.H. Activista social con responsabilidad bioética.

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