Rescate en Entebbe: un hecho histórico a revisión

Rescate en Entebbe: un hecho histórico a revisión

Tercera versión oficial y directa del arduo lance en el aeropuerto de Uganda, en julio de 1976, “Rescate en Entebbe” (7 days in Entebbe, 2018), salda en una ráfaga hacia el final la liberación de los rehenes por un comando israelita, y encauza los minutos en buen porcentaje en la pugna entre Yitzhak Rabín y Shimón Peres, primer ministro y ministro de defensa respectivamente, sobre si dialogar, aceptar las condiciones de los terroristas, o lanzar sin más el ataque para salvar a sus compatriotas, a los judíos que iban en el avión de Air France secuestrado.

La versión inmediata, acondicionada y de más acción, “Rescate en Entebbe” (Raid in Entebbe, 1976) –producida para la televisión estadounidense y exhibida en pantalla grande fuera de ese país-, fue realizada a meses del incidente, con Charles Bronson en su mejor momento de justiciero, liderando el salvamento y Peter Finch ideal para el papel de Rabín en lo que sería su última película. La segunda versión, “Operación Entebbe/Mivtsa Yonatan” (1977), dirigida por Menahem Golan y guion en colaboración de Ken Globus, está más basada en los hechos completos, contaba con el apoyo del gobierno y el ejército israelí, varios de los personajes verídicos actuaban en sus propios roles, desde Peres y Rabín, soldados y miembros del comando, y consciente y lógicamente se ponía aún más del lado judío.

Esta propuesta del “Rescate en Entebbe” por el brasileño Jose Padilha (director de “Tropa de Elite” 1 y 2, y del remake 2014 de “Robocop”) y el guionista escocés Gregory Burke, la arman y confrontan con una puesta en escena teatral polifónica belicosa que introduceimpulsivamente para desconcertar al espectador (con todo y definiciones de los palestinos), y completa el furor en el cierre.

Del secuestro del avión (y lo sencillo que era hacerlo en esos tiempos) se va hacia las raíces, la crisis en el grupo terrorista alemán Baader Meinhof, el suicidio en prisión de una de sus fundadoras, Ulrike Meinhof, y la culpa interna de Brigitte Kuhlmann (Rosamund  Pike)

Kuhlmann y Wilfrid Böse (Daniel Bruhl) son vistos un tanto de incautos (hasta una pasajera los engaña con facilidad), que los terroristas palestinos los utilizaronse aprovecharon de la baja estima en que se encontraban, la necesidad de agenciarse un golpe para salir a flote y volver a las primeras planas.

Las discusiones de Rabín y Peres con el comité de gobierno emplazan las posiciones de ambos políticos y el resto del gabinete, uno más tranquilo y dispuesto a ceder y el “halcón” militar, preludian lo que sería de ellos en el futuro, así como las facciones beligerantes en Israel hasta la actualidad en contra del pueblo palestino. 

Sin salir de los cuarteles gubernamentales israelitas, el director Padilha planta las disyuntivas de Rabín con Francia como país de donde provenía la nave y Uganda de receptor bajo el mando en esos años de Idi Amín Dada, quien jugaba sus cartas ambiguamente y había recibido asesoría militar y armas de la nación judía.

El guion acopia esas siete jornadas en detrimento del equipo secuestrador, los alemanes en declive, los palestinos y el dictador ugandés en sus enjuagues; con Peres marrullero a espaldas de Rabín y apoyado por los jefes castrenses.

A sabiendas de lo acontecido, por los minutos de “Rescate en Entebbe”, derivan los yerros de los secuestradores, su inexperiencia ante las resistencias y poder de los guerreros judíos, y que éstos nunca consideraron someterse a sus peticiones. Las escenas en ambos frentes delinean lo que vendría, el descuido y limitaciones por parte de los captores, el temor de los alemanes a ser acusados de nazis, la falla de soltar pasajeros y quedarse solamente con judíos; y en terrenos israelitas los preparativos para embestirlos (con la única pincelada chusca al pintar de negro el automóvil Mercedes Benz con que se escudarían.)

Afín a las otras cintas prioriza lo temerario y efectivo del ataque al aeropuerto, sin miramientos contra los raptores, y en concordancia a producciones hollywoodianas ponderar una muerte del comando (y el dato que eso sería el motor para que Benjamín Netanyahu se lanzara a la política.)

Una pregunta que nos ronda es los motivos que traen producir esta épica de los comandos judíos cuarenta años después.

Leopoldo Villarello Cervantes

Leopoldo Villarello Cervantes

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