2020 IV

2020 IV

[bctt tweet=»El PAN se vanagloriaría manifestando que su política económica había sido retomada por el PRI para declarar y dictar en los hechos una continuidad en el modelo no “inventado” por ello sino por los Chicago Boys, discípulos de Milton Friedman.» username=»crisolhoy»]

No hemos podido terminar de desarrollar el rubro político de la nueva administración, pero es conveniente atender el tema como se debe. Ahora nos toca comentar una consideración planteada por el Presidente de la República desde los primeros meses del año pasado. En algún momento manifestó que no sólo se requería el cambio de gobierno sino de régimen. Lo cual es cierto. El punto sería precisar si se ha logrado ese objetivo.

La alternancia en México la tenemos registrada desde el año 2000, con la llegada a la Presidencia de Vicente Fox, pero salvo el tránsito hacia un gobierno y de partido por ese entonces distinto, no hubo cambio de régimen, las cosas siguieron igual, incluso el modelo económico se exacerbó, actuando como más papistas que el Papa en materia neoliberal. El PAN se vanagloriaría manifestando que su política económica había sido retomada por el PRI para declarar y dictar en los hechos una continuidad en el modelo no “inventado” por ello sino por los Chicago Boys, discípulos de Milton Friedman.

Como bien dice el investigador Isidro H. Cisneros. “cambio de régimen puede ser definido, grosso modo como un proceso que implica modificaciones permanentes en su naturaleza y estructura institucional”. Eso no ocurrió con los gobiernos del PRIAN, pues más allá de la alternancia, siguieron siendo lo mismo, no por nada la fusión de sus siglas.

Con el triunfo de la Coalición Juntos haremos historia y la llegada a la presidencia de la República de Andrés Manuel López Obrador, prosiguió la alternancia, cambió el gobierno y la fuerza predominante (lo cual también se evidenció en las Cámaras), pero no necesariamente el régimen, aunque lo dicte el Ejecutivo, como también lo hizo cuando declaró el fin del neoliberalismo.

Lo pretendió desde el principio, desde cuando estaba en la oposición. Cuando mandó al diablo a las instituciones precisamente se refería a esas que fueron característica del viejo régimen, el mismo que se quería destruir. Había que construir otras acordes con las nuevas circunstancias.

El asunto es que, a un año de distancia desde que asumió el gobierno, la naturaleza y estructuras de las instituciones no han sufrido modificaciones permanentes ni sustantivas, que nos permita que lleguemos al objetivo planeado y con el cual coincidimos. Aunque con AMLO se haya dado mayor peso al Estado (que no se le dio durante el neoliberalismo), hay elementos contradictorios, cuando en los hechos se adelgaza bajo la lógica de la austeridad republicana.

Por otra parte, si debiera rescatarse el carácter laico del Estado, uno de los pocos elementos que en los formal ni siquiera el PRIAN quiso tocar, pero que López Obrador ha dado pasos al contrario, como lo podemos ver en el referido libro de Barranco y Blancarte, AMLO y la religión. También hace falta avanzar mucho más en materia de democracia participativa, donde el involucramiento de la gente en las decisiones en las plazas públicas o en las acotadas consultas sobre temas específicos es un remedo democratoide, pero no la conversión a un verdadero cuarto nivel de gobierno.

El poder dimana del pueblo, inicia el artículo 39 Constitucional, principio de soberanía heredado desde las Cortes de Cádiz, retomado por Morelos en Los Sentimientos de la Nación y después considerados en las Constituciones mexicanas (1824, 1857 y 1917), el asunto es como aplicarla, respetarla y hacerla respetar. Es importante lo anterior, pues como señala el teórico Giovani Sartori, infiere la democracia como principio de legitimidad, como poder decisorio del pueblo.

Por otra parte, si bien es explicable la aplicación de una política social de beneficio social, no habría que quedarse en el Estado de Bienestar, que pareciera ser el estatus adecuado de parte de López Obrador. Reivindica la política seguida por Roosevelt, pero olvida que desalentaba la participación y autogestión de la gente, aunque les resolviera de inmediato parte de la subsistencia.

De esta manera, las instituciones que caracterizarían el nuevo régimen, distinto enteramente al representativo del PRIAN, tendrían que ser antípodos entonces, que definirían además por si mismos el modelo seguido en esta nueva etapa, que garantice la profundización de un proceso democratizador, expresada en una cultura política abierta, plural, del tamaño de la diversidad que define a la sociedad mexicana actual.

Quizá vamos encaminados hacia allá, hacia un régimen distinto al representado por el PRIAN, pero por ahora sólo hemos dado pequeños pasos y falta mucho por andar.

Daniel Carlos García

Aguascalentense de nacimiento, comunista por convicción y médico por estudios en la UNAM. Militante activo de la izquierda marxista desde la década de los 70’s; fue miembro y dirigente de los partidos: PCM, MAUS, PSUM, PMS Y PRD. Periodista por vocación y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito diversos libros, entre ellos: “Fulgor rebelde. La guerrilla en Aguascalientes”, “El perredismo en Aguascalientes” y el “Diccionario de la Izquierda en Aguascalientes”, “Historia y situación del cooperativismo en el DF” y “Las mujeres en la Revolución Mexicana”. Fue Director de Capacitación para el Empleo del Gobierno del Distrito Federal (2000-2005); asesor del Srio. de Gobierno del GDF y Director de Estudios y Estadísticas del Trabajo (GDF 2007-2012). Actualmente es Gerente de Saludo en CENFES, AC, así como organizador y dirigente del Movimiento Comunista Mexicano (MCM).

Daniel Carlos García

Aguascalentense de nacimiento, comunista por convicción y médico por estudios en la UNAM. Militante activo de la izquierda marxista desde la década de los 70’s; fue miembro y dirigente de los partidos: PCM, MAUS, PSUM, PMS Y PRD. Periodista por vocación y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito diversos libros, entre ellos: “Fulgor rebelde. La guerrilla en Aguascalientes”, “El perredismo en Aguascalientes” y el “Diccionario de la Izquierda en Aguascalientes”, “Historia y situación del cooperativismo en el DF” y “Las mujeres en la Revolución Mexicana”. Fue Director de Capacitación para el Empleo del Gobierno del Distrito Federal (2000-2005); asesor del Srio. de Gobierno del GDF y Director de Estudios y Estadísticas del Trabajo (GDF 2007-2012). Actualmente es Gerente de Saludo en CENFES, AC, así como organizador y dirigente del Movimiento Comunista Mexicano (MCM).

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