2020 (V): el exceso de confianza no ayuda
[bctt tweet=»se está registrando un exceso de confianza, en que la gente no quiere volver al pasado neoliberal del PRIAN, pero tampoco se ha hecho mucho para soportar popularmente las acciones del nuevo gobierno» username=»crisolhoy»]
2020 (V): el exceso de confianza no ayuda
El Presidente López Obrador no puede apostarle todo a su buena estrella y al nivel de popularidad que registra desde antes de entrar a la Primera Magistratura del país, más cuando su gobierno no ha sido lineal, sino ha registrado altibajos, algunos de ellos francamente preocupantes.
La escalada violenta (en los últimos días destacadamente en Guanajuato), que no ha podido bajar la percepción de inseguridad en la gente; además de los tratos innecesarios a Javier Sicilia y los LeBarón, primero por no ser recibidos por el Presidente y segundo, por la agresión recibida por simpatizantes del gobierno. ¡Qué necesidad había para actuar de esa manera!
Similar situación está con la acumulación de tiempo sin respuesta efectiva hacia los familiares de los miles de desaparecidos o la exacerbada campaña por la falta de medicamentos para menores enfermos de cáncer y alentada por la oposición panista y por los propios monopolios farmacéuticos.
No debía dejarse pasar hechos aparentemente aislados pero que han preocupado a las autoridades universitarias. Filosofía, las Prepas 3, 7 y 9 y el CCH Azcapotzalco, todos ellos han escalado su problemática hasta convertirla en irresoluble, aunque sus casos, sin demeritar, hayan sido inocuos o de demandas con posibilidades de resolver.
Uno tras otro cierra el firmamento del buen ejercicio, empezando a predominar un sentimiento y percepción equivocada o francamente negativa, que pudiese prender sobre todo en la clase media, ese sector muy dúctil para ser influido, sobre todo cuando padece la desventura de ser mucho menos de lo que aspira y en el fondo no estar de acuerdo con la equidad, pues choca con sus pretensiones megalomaníacas.
Sigo insistiendo en que se está registrando un exceso de confianza, en que la gente no quiere volver al pasado neoliberal del PRIAN, pero tampoco se ha hecho mucho para soportar popularmente las acciones del nuevo gobierno. No es estar en los actos públicos donde acude ahora el Presidente y avalar ahí todo lo que diga y anuncie.
Debe ser un apoyo en movimiento, activo, consciente, participativo, autogestivo, que muestre fehacientemente la nueva cultura política del mexicano, que ve siempre y solo para adelante, nunca para atrás. Hay un sinnúmero de pequeños grupos sociales que coinciden con esta apreciación.
En todo caso, en un escenario no malo para el presidente, pero si para la izquierda mexicana, se podrían mantener las cosas como están, seguir sin cambios en el modelo económico (ahora el crecimiento económico del país estará descansando en los esfuerzos que pueda hacer Alfonso Romo y el gabinete creado para tal objetivo), para entonces contar con cambios de forma pero no de contenido y por lo mismo, contar un gobierno con sello propio, más progresista, pero sin lograr otro régimen.
Para los comunistas este puede ser el punto de quiebre, entre el acompañamiento a un gobierno ganado por una mayoría popular y deseosa de cambios y un gobierno más abierto y progresista, quizá de corte antineoliberal, pero no necesariamente corrido a la izquierda. Este es el reto que tenemos ante nosotros en lo inmediato.
Por ello es condición cambiar la correlación de fuerzas a favor de un derrotero transformador hacia la democracia, no sólo participativo, sino real. Requiere una actitud nueva en la izquierda mexicana, que la desubique de la marginalidad participativa para actuar determinantemente con propuestas políticas acordes al momento y la circunstancia.
Copar espacios, influir en otros, mantener la movilización organizada donde se requiera, saludar lo resaltable por su positividad, pero denunciar y criticar lo negativo, pero presentando alternativas de cambio, viables y congruentes. De ahí la importancia de las Tesis del MCM, que se podrían convertir en instrumento político indispensable para que quehacer político del aquí y ahora.
Tener y contar con la fuerza suficiente para asegurar a que el nuevo gobierno no se quede estancado en una postura prolongadora del status, que en este caso no sería algo distinto al capitalismo de estado benefactor al estilo rooseveleano, sino hacia la situación de un periodo más autogestivo, más efectivamente expresión de primero los pobres.
Entonces, cambiar la correlación de fuerzas implicaría hacerlo a favor de una postura democrática, popular y de izquierda, que rescate el triunfo de julio del 2018, pero que vaya más allá. Entonces si tendrían razón aquellos que afirman que este 2020 sería el año de la consolidación hacia un estadio superior.
