El suicidio, la desesperanza y la exclusión

El suicidio, la desesperanza y la exclusión

El fenómeno del suicidio de jóvenes que sacude en los últimos meses a Aguascalientes parece imparable, la ola mortal se extiende en una comunidad demográfica que en pocas décadas ha crecido de manera irracional profundizando sus asimetrías y obsesionada en avanzar en un modelo salvaje de crecimiento excluyente que soslaya el crucial tema de la repartición de la riqueza, de la conservación del ambiente, de la educación de calidad, o de la salud y la vida digna.

Estudiosos del tema, consideran que el suicidio en Aguascalientes responde en mayor medida a una problemática económica y social vinculada de forma cercana a las condiciones adversas de integración social de ciertos sectores con poco margen de movilidad y ascenso social. La distribución espacial de esta problemática, enfatizan, tiende a concentrarse en áreas de media y baja marginación, en su mayoría. Viene de lejos el problema, la crisis del coronavirus solo lo ha sacado aún más a la superficie

Ante esto, que el suicidio sea un problema epidemiológico de tendencia creciente, además de revelarnos —desde el punto de vista normativo— que la sociedad mundial está en crisis, también nos indica que el suicidio podría tener múltiples y diversos significados y causas, dentro de diferentes contextos de cambio social y económico. Lo que si es certero lo revelan las mediciones del fenómeno, levantada por instancias internacionales; Un 75 por ciento de los suicidios se registran en países de medianos y bajos ingresos.

Los estudios sobre suicidio en México y Latinoamérica se han enfocado principalmente a la realidad urbana, al considerar de manera estereotipada que en esos espacios la presión social y económica, el aislamiento social y el individualismo son mayores, y que estos factores se correlacionarían con una mayor ocurrencia de suicidios. En lo que no cabe duda es que el suicidio es un efecto de la desesperanza y la intolerancia a la frustración, como lo califican especialistas en salud mental. Una condición de marginalidad social y estrechez económica.

Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2000), señalan que la mortalidad por suicidios va en aumento y se ubica entre las diez primeras causas de muerte. Estima además que al menos 1,000 personas se suicidan cada día en el mundo, y alerta sobre el incremento de esta cifra.

La Gran Reclusión y el futuro del capitalismo

A quienes hay que tomarles en serio, de todos todos pronostican un mundo más oscuro y cerrado sobre sí mismo tras la «Gran Reclusión», como ha llamado el Fondo Monetario Internacional (FMI) a la crisis del coronavirus, se ha convertido en un lugar común. Y no requiere de un ejercicio muy sofisticado de adivinación, solo basta observar los resultados de la hecatombe, nos recuerda Ricardo Dudda, columnista en El País The Objective, y autor de La verdad de la tribu. La corrección política y sus enemigos.

Para el colaborador también de Nueva Sociedad (Nuso,org) la economía global está en un coma inducido, donde existen claramente países con ventajas comparativas (algunos están saliendo antes del confinamiento o han sabido controlarlo geográficamente, como China, o mantienen medidas de encierro más relajadas, como los países nórdicos o Alemania). Pero en general todos los países se enfrentan a lo mismo: un gran freno en la economía

Al mismo tiempo, dice en su reciente colaboración, “La Gran Reclusión y el futuro del capitalismo que todo esto debe ser un análisis necesario e inevitable, ya que medir el impacto de la depresión nos ayuda a colocarle los parches correctos, nos permite comprender mejor los Estados y sistemas en que vivimos y abre debates estructurales necesarios. Es en momentos de crisis cuando mejor se ven las costuras del sistema y cuando más se aprende sobre su funcionamiento. ¿Por qué, por ejemplo, EEUU ha sufrido una reducción del empleo tan radical, o al menos mucho más radical que otros países occidentales? Tiene que ver con cómo están diseñados su sistema económico y su modelo de crecimiento.

Como explica el economista Mark Blyth, en las crisis «El modelo de crecimiento de EEUU funciona bien siempre y cuando haya bajo desempleo, los salarios se usen para gastar y el crédito se recicle para cubrir las diferencias entre salarios y costos de consumidores y empresas, y todo a costa del trabajador”.

La reacción y movilización de los Estados que ha provocado la pandemia puede entenderse como la versión de bolsillo de la guerra que libraremos en este siglo contra el cambio climático. Las crisis no son necesariamente aprendizajes, como pronostican muchos hoy, pero sí nos revelan muchas cosas. 

No siguen como quisiéramos tiempos mejores, pero también depende de nosotros darle la mejor cara a este maltiempo. Vivir mejor, pensar mejor, tener mejores actitudes, ser solidarios y encontrar en ello satisfacción, y si se puede hasta felicidad.

* Publicado en “Hidrocálido”. 21/07/2021

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

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