“X”

“X”

El director Ti West (“La Mansión del Diablo“) ha logrado colar con mucha claridad y honestidad su gusto por el cine de horror con un estudio a fondo de sus personajes que deslindan a su filmografía de los avatares forjados por el terror convencional. Ahora, su más reciente cinta le escribe una carta de amor tanto a la retórica visceral y sangrienta de los filme setenteros en la vena de “La Masacre en Texas” como a la expresión librepensante y desmitificada del porno en una conjunción orgánica y honesta que nos habla tanto de los pavores que manan de la restricción moral como del encarcelamiento de la concupiscencia.

“X” es el título de la película y resulta significativo tanto con los temas que toca en cuanto a la industria del cine para adultos como por los matices femeninos que dominan el relato, centrado en un grupo de pornógrafos amateur que llegan a una desolada granja cuyos dueños, una pareja octogenaria, les ha rentado sin saber su oficio. La manera en que discurre la historia es bastante mesurada durante los dos primeros actos, dejándonos conocer bien a los integrantes de tan peculiar equipo de filmación, el cual incluye a un director (Owen Campbell) que sueña con crear una obra erótica profunda y con bastantes pretensiones que trascienda los confines del porno para un futuro estreno en festivales mientras que su productor  (Martin Henderson) sólo vela por el dinero.

Por otro lado la estrella, una chica ambiciosa cuyo mantra es “No llevaré una vida que no merezco” de nombre Maxine Minx (Mia Goth) busca fama y fortuna, no así sus colegas Bobby-Lynne (Brittanie Snow) y Jackson Hole (Kid Cudi) para quienes étsa filmación es un trabajo más. Su actividad llama poderosamente la atención de la esposa del granjero, una mujer envejecida llamada Pearl (también Mia Goth con un convincente maquillaje y vestuario) que los espía y posteriormente sucumbe ante su aletargado libido tratando primero de seducir a su maduro esposo y posteriormente a quien se le ponga enfrente, asesinando a quienes no concedan tener relaciones sexuales con ella.

West no se anda por las ramas y el tercer acto es un festín de sangre con una sugestiva carga de lecturas sobre género, emancipación a la moral sexual y el cine mismo, consolidadas por el buen manejo de personajes y sus actores quienes le dan convincente vida a sus papeles. “X” puede lucir y sentirse como un filme de horror convencional, pero su discurso sobre el sexo como instrumento de liberación a través de una expresión visceral es fuerte y válido como para distinguirse de las fallidas cintas contemporáneas que sólo se contentan con el mero homenaje sin atreverse a proponer.

Juan Pablo Martínez Zúñiga
Juan Pablo Martínez Zúñiga

Juan Pablo Martínez Zúñiga

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