Marcelo Ebrard y la Disonancia Cognitiva: un análisis.
A la fecha de publicación de este texto, Marcelo Ebrard se fue a deshojar la margarita antes de decidir su futuro político luego de los agravios recibidos por la cúpula de MORENA que flagrantemente benefició a Claudia Sheinbaum en un ejercicio de simulacro electoral con cinco casas encuestadoras que trabajaron con la misma base y en los mismos seccionales; los cuales, trascendió, fueron de pleno conocimiento exclusivo de la ahora poseedora del báculo de poder.
¿Le sumará sus seguidores a Xóchitl Gálvez para reforzar el Frente a cambio de la primera posición en las listas para el Senado y debilitar seriamente el proyecto de López Obrador, cobrándole una de cal por tantas de arena? ¿Se unirá a la divina comedia que Dante Delgado le ofrece para que el movimiento naranja incremente su representación legislativa federal y compita con más fuerza en algunos estados y municipios, le reste unos cuantos votos a Sheinbaum, divida las preferencias opositoras a la 4T y terminen en un sólido tercer lugar en la carrera por la presidencia de México?
Los invito entonces a leer este oportuno análisis, si es que el descendiente de los dueños de El Puerto de Liverpool en la Ciudad de México, no se envalentona antes. Tengan paciencia, el final recompensa los próximos fundamentos teóricos.
¿Brevemente qué es la disonancia cognitiva y el sesgo de confirmación?
Disonancia cognitiva
La disonancia cognitiva es un término acuñado por el psicólogo social Leon Festinger en su libro «Theory of Cognitive Dissonance» (1957). Se refiere a la sensación de malestar o conflicto interno que experimenta una persona cuando tiene dos o más creencias, actitudes o valores que entran en conflicto entre sí. En otras palabras, la disonancia cognitiva ocurre cuando una persona se encuentra en una situación en la que sus pensamientos, creencias o acciones son inconsistentes y generan un estado de tensión psicológica.
La disonancia cognitiva puede manifestarse de varias maneras en la sociedad, ya que las personas a menudo mantienen creencias, actitudes y comportamientos que pueden entrar en conflicto. Algunos ejemplos de ello son:
- Polarización política: En sociedades políticamente polarizadas, las personas a menudo experimentan disonancia cognitiva cuando se enfrentan a información o argumentos que contradicen sus creencias políticas arraigadas. Esto puede llevar a la resistencia a cambiar de opinión o a la negación de hechos que no se ajusten a sus puntos de vista.
- Votar por un candidato cuyas políticas difieren de tus valores personales: Si una persona vota por un candidato político cuyas propuestas o acciones van en contra de sus valores fundamentales, experimentará disonancia cognitiva. Para reducir esta disonancia, la persona puede tratar de justificar su elección buscando aspectos positivos en el candidato o minimizando la importancia de las diferencias.
- Cambiar de afiliación política: Si alguien ha sido durante mucho tiempo miembro de un partido político y luego decide cambiar a otro partido con creencias políticas opuestas, es probable que experimente disonancia cognitiva. Para lidiar con este conflicto, la persona puede intentar justificar su cambio de afiliación argumentando que su nuevo partido es más moderado o que su antiguo partido ha cambiado para peor.
- Apoyar políticas contradictorias: Si una persona defiende públicamente políticas contradictorias, como ser provida en temas de aborto y también abogar por la pena de muerte, puede experimentar disonancia cognitiva. Para reducir este conflicto, la persona podría buscar argumentos que respalden ambas posturas, aunque sean inconsistentes.
- Apegarse a una narrativa política: Cuando una persona está profundamente comprometida con una narrativa política particular y se enfrenta a información que contradice esa narrativa, puede experimentar disonancia cognitiva. Para reducir esta disonancia, la persona puede optar por ignorar la información contradictoria o desacreditar las fuentes que la proporcionan.
En el ámbito político, la disonancia cognitiva puede ser especialmente relevante debido a la polarización y la intensidad emocional que a menudo caracterizan el debate político. Las personas pueden experimentar disonancia cognitiva cuando se ven obligadas a enfrentar información o posiciones políticas que entran en conflicto con sus creencias arraigadas. Para reducir esta disonancia, puede recurrir a estrategias como la racionalización, la negación o la búsqueda selectiva de información que respalde sus puntos de vista existentes.
La comprensión de la disonancia cognitiva en el contexto político puede ayudar a explicar por qué algunas personas mantienen creencias o apoyan políticas que pueden parecer contradictorias desde una perspectiva externa.
Sesgo de confirmación
El sesgo de confirmación es un concepto ampliamente reconocido en la psicología y la investigación cognitiva, por lo que varios autores han abordado este fenómeno en sus estudios y publicaciones.
Se refiere a la tendencia humana a buscar, interpretar y recordar información de una manera que confirma o respalda nuestras creencias y prejuicios preexistentes, mientras que se tiende a ignorar, minimizar o descartar información que contradice esas creencias. En otras palabras, las personas tienen una inclinación natural a buscar evidencia que confirme lo que ya creen y a evitar o desestimar información que desafía sus creencias.
Este sesgo cognitivo puede tener un impacto significativo en la toma de decisiones y en la forma en que procesamos la información. Algunas implicaciones del sesgo de confirmación en psicología incluyen:
1. Percepción selectiva: Las personas tienden a notar y prestar atención a la información que confirma sus creencias y a pasar por alto la información que no lo hace. Esto puede llevar a una percepción sesgada de la realidad.
2. Interpretación sesgada: Cuando se encuentran con información ambigua, las personas tienen más probabilidades de interpretarla de una manera que sea coherente con sus creencias preexistentes.
3. Memoria selectiva: Las personas tienden a recordar con mayor facilidad la información que respalda sus creencias y a olvidar la información que las contradice.
4. Reforzamiento de creencias: El sesgo de confirmación puede reforzar y fortalecer las creencias existentes, lo que puede dificultar el cambio de opinión incluso cuando se presenta evidencia convincente en sentido contrario.
5. Polarización de grupos: Cuando las personas con creencias similares se reúnen y comparten información que confirma sus puntos de vista, esto puede llevar a una polarización de grupos y a la formación de opiniones más extremas.
Es importante reconocer el sesgo de confirmación y esforzarse por ser consciente de cómo puede influir en nuestra percepción y toma de decisiones. Los psicólogos a menudo estudian este fenómeno para comprender cómo influye en el comportamiento humano y cómo se pueden mitigar sus efectos negativos en la toma de decisiones informadas y el pensamiento crítico.
Disonancia Cognitiva: Las posibilidades de triunfo electoral
Pasando al tema de los partidos políticos: el 6 de septiembre de 2023, en diferentes medios se daba la noticia del enfado de Marcelo Ebrard, así como de diferentes representantes de dicho actor ante la comisión encargada del proceso de selección de candidato a la presidencia en Morena. Del cual ya es sabido que no fue favorecido.
Ante los hechos de enojo; las nubes de la sesión se cernieron en el cielo Moreno. No faltó quienes aún simpatizan con las marcas PAN, PRI, PRD juntas en la marca “Frente Amplio X México” y simpatizantes de Marcelo, afirmaron que esta potencial ruptura entre las filas de los Morenos beneficiaria en automático a la candidata Xóchilt Gálvez abanderará de este bloque opositor.
Recordando los principios básicos de la disonancia cognitiva y del sesgo de confirmación: “si ya decidió el consumidor buscar un nuevo producto para consumir, primero agotará todos los justificantes para continuar con su marca “Y” elegida; si la ruptura el simpatizante, miembro o adherente de Morena la considera como una falta grave a sus principios y por la disonancia cognitiva y del sesgo de confirmación no encuentra cómo justificar el acto, entonces si cambiara de elección, pero por los mismos principios de la disonancia cognitiva y del sesgo de confirmación este consumidor o elector, buscará una tercer opción con mayor simpatía antes de justificar su regreso a la marca “X” (PAN, PRI, PRD).
En otras palabras, ante esta posible coyuntura de rompimiento si Marcelo y sus simpatizantes, rompen tendrían dos primeras opciones: convertirse en candidato independiente, tratando de generar una nueva marca, y la segunda sería, tomar por asalto una ya existente, por lo que es la oportunidad que Movimiento Naranja estaba esperando al estar fuera del Frente Amplio Opositor, para que así, junto a los Samueles y Colosio, tratar de buscar convencer a los casi 19 millones de nuevos electores que se estarán presentando por primera vez en las urnas en el 2024, y que crecieron escuchando los abusos de poder y escándalos del PAN, PRI y PRD y ahora Morena, estos nuevos electores por los principios de la disonancia cognitiva y del sesgo de confirmación propia de su generación, estarán más receptivos a creen en un nuevo discurso que no se asemeja a los que se asocian a las marcas ya desgastadas.
Es la oportunidad de una derrota histórica en las democracias modernas. Una elección de estado que se fractura por las mismas causas que le dieron origen.
Conclusión en movimiento
Las conclusiones, como la etimología lo marca, es un cierre. En este caso, anticipó que no será el único texto motivado por los avances de corcholatas y taparroscas en este tablero de Serpientes y Escaleras –para otros es más como RISK, unos cuantos lo verán como Monopoly o hasta una tabla Ouija– donde veremos caídas constantes, súbitos aquelarres, tropiezos involuntarios y asunciones efímeras; todo lo anterior al ritmo que las redes marcan. Tik tok, tik tok.
Por ello, esta conclusión estará en movimiento, será una al estilo Bauman: líquida.
La pirinola con la que está jugando Marcelo tiene un final indeseable para él por todos los lados, es decir, en ninguno gana. En algunos le va mejor que en otros pero todo cualquier color que la compone tiene costos políticos.
El lado guinda le ofrece, posiblemente, el Senado sin garantías de encabezar una bancada salvaje y sui generis, en la que carecería de liderazgo suficiente para domarla. Ese espacio, se sabe, ha estado largamente acariciado por Mario Delgado, quien, con todo y su simpática botarga, buscará cobrar como se debe sus servicios al frente del partido. La Cámara de Diputados está reservada para Adán Augusto López, quien tras ser un pésimo Secretario de Gobernación, cumplió cabalmente su rol de restar beneficios a Ebrard en la gesta pentademoscópica y a codazos se ganó la privilegiada curul de San Lázaro. Ambas cámaras le darían un lugar secundario que con el tiempo lo llevaría a la resignación previa del triste retiro o tardía insurrección para cobrarle viejas facturas a la 4T en 2029. Con todo y su curul en Reforma, corre el riesgo de que la próxima presidenta, si #EsClaudia, lo obligue a ocupar una cómoda e irrelevante embajada, por ejemplo, Ucrania; so pena de fabricarle la culpabilidad de las tragedias del metro capitalino o alguna pirueta similar que ya domina la flamante guardiana de la transformación nacional.
El lado naranja le ofrece la candidatura a la presidencia, arrancando en un tercer lugar y vendiéndole caro el “Modelo Samuel García” o “Efecto Nuevo León”, que consiste en realizar una buena campaña, disruptiva, evitar desgastes y esperar una oportunidad de desgaste de la lucha en lodo en la que se meterán las damas punteras o un golpe brutal de cualquiera de las coaliciones para subir como la espuma, con lo cual tendrá un momentum de captar el voto machista mexicano –que existe ahora más silencioso pero brioso– ante la oportunidad de que este país sea gobernado por un candidato experimentado, innovador y serio. ¡Suena maravilloso! ¿A poco no? El detalle es que Marcelo no es Samuel; sin restar méritos a su personalidad, la hondureña Rosalinda Bueso que se toma selfies en el funeral de la reina Isabel II, no es la norteñísima Mariana Rodríguez, la talentosa influencer fosfo-fosfo; el resto del país no es Nuevo León y 2021 fue un escenario muy diferente al que se vivirá en 2024 y Movimiento Ciudadano tiene estructuras muy deficientes en la mayoría de los estados del país. Por lo anterior y muchas razones más, vender fórmulas nunca es buena idea y Marcelo, a pesar de lo confundido que debe estar, lo sabe.
Los lados azul, rojo y amarillo le deben ofrecer lo mismo y por igual: presidir el Senado con una bancada en la podrá incidir desde las candidaturas y convertirse, si no en coordinador, en uno de los voceros más importantes de la campaña de la candidata X, a quien podría ayudarle a ganar y ser el máximo artífice del triunfo; incluso, podría ser Secretario de Gobernación si la hidalguense se lo pide en su momento. Sin embargo, implica desollarse su piel morena, en carne viva pasar el regurgitante ácido mañanero de su antiguo patrón y convertirse en el blanco principal de todo morenista del país. Aún así, parece el mejor de los escenarios para Marcelo o, al menos, el más balanceado. Más allá de volver a su partido de origen y revivir los fuertes recuerdos de su juventud al lado de Manuel Camacho Solís durante las delirantes épocas del neoliberalismo salinista, la presencia de Marcelo ayudará a darle diversidad y vitalidad al Frente Amplio, opacará y reducirá las figuras incómodas pero necesarias de Alejandro “Alito” Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano; reconstruir una nueva mesa directiva con personajes de esos partidos más presentables como Enrique De La Madrid, Miguel Ángel Mancera, Lily Téllez y Santiago Creel. Quizá el aporte más importante será la atracción de varias figuras clave desencantadas y mal proveídas del nuevo reparto de baraja en MORENA, sin descontar sus buenas relaciones internacionales tejidas en la cancillería.
Por último, el lado blanco significa decir adiós o quizá hasta luego. Decirle a sus seguidores que son libres de seguir a quien consideren la mejor opción para el país. Salirse de la política por la puerta principal, retirarse, dedicarse a la cátedra en alguna universidad extranjera de renombre, construir un exilio por gusto, convertirse en consultor en gobierno y políticas públicas, buscar espacios en la Organización de Naciones Unidas, escribir un libro con sus memorias en el cual exhiba varias verdades que debe conocer y periódicamente lanzar columnas que pondrán de nervios a la clase política mexicana y hacer de sus redes sociales un referente. Debe ser para él doloroso dejar la política y más cuando estuvo tan cerca de llegar a la silla presidencial y su “amigo” hizo todo para que no fuera así. Todo lo anterior no le prohíbe tener reuniones con personajes clave, moverse con libre albedrío, mover piezas, sugerir qué botones oprimir, cuáles puertas tocar y ventanas abrir, dónde poner los explosivos y qué senderos minados evitar.
En este punto, pronto tendrá que darle vuelta a la pirinola y aceptar estoicamente el lado que le toque, pues la aventura de Marcelo se encuentra ante una incógnita de múltiples opciones donde todas las posibles respuestas son incorrectas y esto le provoca una disonancia cognitiva y lo convierte, en este episodio, como la propia disonancia cognitiva en el perenne proceso electoral.