Marx. Grundisse. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (4)
Para efectos prácticos existen cuatro «límites» en la sociedad capitalista, que podrían formularse como cuatro opciones político-económicas, vinculadas entre sí, aunque mutuamente contradictorias, entre las cuales debe optar el sistema capitalista, pese a que no le convenga escoger:
l) Los salarios deben ser incrementados para aumentar la demanda efectiva.
2) Debe extraerse menos plusvalía.
3) Los productos deben ser distribuidos sin tener en cuenta la demanda efectiva.
4) Los productos que no pueden ser vendidos no deben ni siquiera ser producidos.
“La primera y la segunda de las opciones dan por resultado una reducción de la ganancia; la tercera es imposible desde el punto de vista del capital [excepto como subterfugio político-populista] y la cuarta equivale a la depresión”. (p. XXXIV)
A fin de evadir los “cuatro límites”, cabe considerar, en mi opinión, los ciclos económicos con sus crisis y efectos sociales y políticos –que al final retroalimentan al sistema capitalista mundial –al menos en lo observado a la fecha–, aunado a:
1) militarismo: aparato industrial-militar denunció Eisenhower. Hay que agregar el financiero. Verdadera válvula de escape (Rosa Luxemburgo: destrucción masiva de vidas humanas, así como de riqueza para reiniciar una fase de reconstrucción material y renovar el ciclo de reproducción y acumulación de capital. Al principio y al final figura la necesidad-ambición de la imposición del capital de las metrópolis);
2) la expansión global y el neocolonialismo tecnológico, financiero; la “acumulación por desposesión” (Anderson et altra);
3) expansión multinacional del “crimen organizado”, trasiego de armas, tráfico de personas, narcotráfico, lavado de dinero –vertientes coincidentes éstas en el espacio y en el tiempo–;
4) la saturación ideológica mediante el aparato global de información, propaganda, esparcimiento y difusión de “valores” y “cultura” destinados a inculcar una específica visión del ser humano y de la vida: tener, consumir, desperdiciar;
5) la problemática social y personal se resuelve, según la mediatización del aparato propagandístico de las metrópolis, mediante el dinero y la violencia. Inculcan la evasión emocional (estupefacientes, alcohol), el individualismo extremo, la pérdida de la ética comunitaria y desvalorización de la comunidad.
En medio de ese caos humanitario, evoluciona y se consolida el sistema social capitalista, con capacidad, al parecer, para convertirse en la pesadilla del “gran hermano”.
Por otra parte, advierte Marx, “la laboriosidad general ha prosperado tanto que la posesión y conservación de la riqueza general por una parte exigen tan sólo un tiempo de trabajo menor para la sociedad entera, y que por otra la sociedad laboriosa se relaciona científicamente con el proceso de su reproducción progresiva, de su reproducción en magnitud cada vez mayor: por consiguiente, ha cesado de existir el trabajo en el cual el hombre hace lo que puede hacer que las cosas hagan en su lugar” (Grundisse, p. 231).
De ahí, supone Marx, la posibilidad de revolución proletaria se aleje cada vez más, dado que la clase obrera “haya ampliado su consumo por encima del nivel de la mera subsistencia física y comience a considerar el disfrute de los productos del trabajo excedente como una necesidad general” (P. XXXV).
Más aún, al vislumbrar la automatización del proceso productivo, “la ‘creación de la riqueza real se vuelve menos dependiente del tiempo trabajado … depende más bien del estado general de la ciencia y del progreso de la tecnología [de tal modo que] el robo del tiempo de trabajo ajeno, sobre el cual se funda la riqueza actual, aparece como una base miserable comparada con la base recién desarrollada, creada por la gran industria misma … El capital es la contradicción en proceso, [puesto] que se esfuerza por reducir a un mínimo el tiempo de trabajo, mientras que, por lo demás, pone al tiempo de trabajo como única medida y fuente de la riqueza. Disminuye el tiempo de trabajo en la forma de tiempo de trabajo necesario, para aumentarlo en la forma del superfluo … Por un lado, despierta a la vida todos los poderes de la ciencia y de la naturaleza, así como de la cooperación social y del intercambio social, para hacer que la creación de la riqueza sea (relativamente) independiente del tiempo de trabajo empleado en ella. Por otro lado, procura medir con el tiempo de trabajo esas gigantescas fuerzas sociales creadas de esta suerte y reducirlas a los límites imprescindibles para que el valor ya creado se conserve como valor …” (Grundisse, pp. 592-594).
“… toda forma de producción engendra sus propias instituciones jurídicas, su propia forma de gobierno … el derecho del más fuerte es también un derecho, y este derecho del más fuerte se perpetúa bajo otra forma en su “Estado de Derecho” (Grundisse, p. 8).
En la Introducción, apartado 4, expone “las formas del Estado y de la conciencia [ideología] en relación con las relaciones de producción y de tráfico. Relaciones jurídicas” (p. 30). En la nota 1 afirma: “La guerra se ha desarrollado antes que la paz: mostrar la manera en que ciertas relaciones económicas tales como el trabajo asalariado, el maquinismo, etc., han sido desarrolladas por la guerra y en los ejércitos antes que en el interior de la sociedad burguesa. Del mismo modo, la relación entre fuerzas productivas y relaciones de tráfico, particularmente visibles en el ejército”.
Y en la nota 2: “Relación de la historiografía ideal, tal como ella se ha desarrollado hasta ahora, con la historiografía real. En particular, de las llamadas historias de la civilización, que son todas historia de la religión y de los Estados” (p. 30).

