La Comuna de París (2)
Prosper-Olivier Lissagaray (Historia de la Comuna de París de 1871. FCE, 2024. Primera edición en francés, 1876) fue actor y testigo de los acontecimientos de la Comuna. Cinco años después de la derrota de la Comuna, escribe y publica sus experiencias, con cierto detalle de cada una de las fases de la aparición y represión de la Comuna. Asimismo, explica el contexto histórico, político y social –tanto en Francia como en otros países de Europa— que permite mayor comprensión de la historia de la Comuna.
El inicio de los acontecimientos que desembocaron en el derrumbe del Segundo Imperio, fue la guerra franco-prusiana, la derrota de Francia, la Comuna y surgimiento de la Tercera República. Todo ello en medio de rebeliones de trabajadores, sangre y muertos por miles.
¿Qué fue y qué significo la Comuna de 1871?
“Fue un movimiento insurreccional que gobernó brevemente la ciudad de París, desde el 18 de marzo hasta el 28 de mayo de 1871. La Comuna surgió en el contexto de la guerra franco-prusiana y la caída del gobierno provisional francés.
Contexto y Origen:
La guerra franco-prusiana (1870-1871) había terminado con la derrota francesa y la caída del Segundo Imperio.
El gobierno provisional francés, encabezado por Adolphe Thiers, se trasladó a Versalles, dejando a París en manos de una Guardia Nacional, compuesta por civiles.
La Guardia Nacional, con el apoyo de la población parisina, tomó el control de la ciudad y formó la Comuna de París.
Características de la Comuna:
La Comuna fue gobierno revolucionario que se basó en principios de socialismo y autogestión.
La Comuna implementó medidas como la creación de un gobierno popular, la abolición del ejército permanente, la separación de la Iglesia y el Estado, la libertad de prensa y la libertad de asociación.
La Comuna también decretó la autogestión en fábricas y otras empresas.
Desarrollo y Caída:
El gobierno francés, bajo Thiers [posteriormente presidente de la Tercera República], se enfrentó a la Comuna y la atacó con la fuerza militar.
La Comuna resistió durante 71 días, pero finalmente fue reprimida por el ejército francés en la «Semana Sangrienta» del 21 al 28 de mayo de 1871.
La Comuna se convirtió en símbolo de la lucha social y la insurrección.
Significado y Legado:
La Comuna de París fue un acontecimiento histórico importante que influyó en el desarrollo del movimiento socialista y comunista.
La Comuna inspiró a otros movimientos revolucionarios y fue una fuente de debate y reflexión sobre la organización social y política.
La Comuna dejó un legado de ideas y experiencias que siguen siendo relevantes en la actualidad”. (Visión general creada por IA)
“Nueve de agosto de 1870. En tres días –narra Lissagaray– el Imperio ha perdido tres batallas. Alsacia está perdida, el Mosela al descubierto”. Émile Ollivier [1825-1913. Republicano, ganó influencia sobre Napoleón III, a quien persuadió de reformas liberales. A la caída del Imperio, fue Primer Ministro] convocó al Congreso. “Desde las once de la mañana, París … espera la consigna de los diputados de izquierda”, quienes desde la derrota del 48 son “la única autoridad moral. Burgueses, obreros, todos se les unen … claman por la República” (p. 15).
Sin embargo, “… la izquierda rechaza la revuelta liberadora”, y deja al Imperio la responsabilidad de reprimir la rebelión. “Francia pasa tres semanas enteras rodando al abismo, ante la impasibilidad de los imperialistas y los apóstrofes declamatorios de la izquierda … La misma alta burguesía que se pasó dieciocho años muda … Aceptó al segundo Imperio por miedo al socialismo, como sus padres se habían entregado al primero para clausurar la revolución. Napoleón le prestó dos grandes servicios … Impuso a Francia la centralización y mandó a la tumba a cien mil miserables … A cambio de esto, la dejó aparejada para los amos del mañana … La alta burguesía no tenía más que una aspiración, como la del 89: atracarse de privilegios, artillar la fortaleza que defendía sus dominios, subyugar y explotar al nuevo proletariado … Del 51 al 69 reanuda sus orgías de Brumario. Jubilosa de haber salvado sus privilegios, deja que Napoleón III desangre el país, lo enfeude a Roma, lo deshonre en México, lo aísle de Europa, lo entregue al prusiano. Lo puede todo, por sus influencias, su riqueza, y no protesta ni con un voto ni con un murmullo”. En 1869, “otro empujón del pueblo lo enfrenta con el poder”, acata, con temor, pero con ambiciones, el plebiscito que acaba con la segunda República y la convierte en Imperio: “rebautiza la dinastía” (pp. 16-17).
Es pertinente acotar que Napoleón III originalmente asume la presidencia de la Segunda República mediante elecciones de 1848 a 1852. Posteriormente convoca a un plebiscito cuya transparencia fue puesta en duda, a fin de convertir la república en imperio. Marx explica amplia y mordazmente [incluso insinúa que realmente no era un Bonaparte sino un bastardo] este episodio en su famoso “18 Brumario de Luis Bonaparte” como en “La Guerra Civil en Francia”, modelos de análisis político.
Napoleón III en alianza con Inglaterra derrota a Rusia en la guerra de Crimea; influyó en la unificación de Italia; fue derrotado en México por las fuerzas liberales que encabezó Benito Juárez. Acontecimiento, por cierto, por el cual Prusia advirtió debilidad militar de Francia y precipitó la guerra franco-prusiana, que culminó en la derrota de Napoleón III y una de las causas inmediatas de su dimisión. Alemania, unificada bajo el liderazgo de Prusia y su Primer Ministro Bismarck, se consolida como potencia económica y militar. Ello genera el recelo de la entonces dominante Inglaterra, que en alianza con Francia se reparten dominios en el mundo, en competencia con Alemania. Ello da lugar, a la vuelta de varias décadas, en la llamada Primera Guerra Mundial

