Ahora si …..

Este fin de mes inicia formalmente el periodo de proselitismo por parte de los candidatos presidenciales y quienes ocuparían un escaño en las Cámaras, amén de quienes participan en procesos locales concurrentes, después de la conclusión de esas caprichosas etapas denominadas como precampaña e intercampañas.

Varias lecturas de lo acontecido en los meses anteriores nos  dejarían entrever algunos rasgos de lo que serán los siguientes tres meses de campaña electoral, definitorios para lo que seguirá en el país en los próximos años, donde la disyuntiva es el continuismo neoliberal en todo lo que ello implica o el cambio y alternancia, hacia un proyecto opositor que se ha venido construyendo en años ahora representado por MORENA y su líder, Andrés Manuel López Obrador. A continuación algunos puntos a considerar:

1. Las más recientes encuestas sin excepción alguna, ubican a López Obrador en primer lugar de las preferencias electorales, de tal manera que si hoy fuera el día de la jornada electoral resultaría ganador a la Presidencia de la República. Asimismo, el rango diferencial con respecto al segundo lugar es grande, de tal manera que no da para considerarlo empate técnico. Lo anterior es relevante, pero tampoco seguro que se mantendría esa situación en tanto hay de por medio tres meses, tiempo en que pueden pasar muchas cosas, más sabiendo como se las gasta el grupo en el poder.

2. En contrapartida de lo anterior, la actividad desplegada por los otros candidatos contendientes, dígase Anaya, Meade y Zavala no levantan, el primero por el desprestigio ganado a pulso por sus escandalosos negocios familiares y las maniobras al interior de su partido para quitarse de en medio a sus contrincantes; el segundo por su carácter anodino, sin personalidad y su afán de no desmarcarse del peñismo, quien fue quien lo entronizó en la candidatura priísta (“garante de continuismo y aspirante a ser el sujeto pasivo de un proyecto de minimato peñista”, dice de él el periodista Julio Hernández); y con la tercera, por representar todo lo nefasto que implicó el calderonismo. Los tres son parte de la fuente que ha dado paso al hartazgo que priva entre los mexicanos.

3. El peñismo no entiende que México como país no es lo mismo que el Estado de México. El PRI en varias ocasiones ha desplegado en esa entidad un modelo de control y acciones fraudulentas que le han permitido mantener el gobierno, pero las cosas no le están saliendo a nivel nacional. Ello no quiere decir que hay que confiarse, lo que más tiene el grupo en el poder son recursos financieros e imaginativos en aras de mantener su hegemonía.

4. El fusilamiento mediático que sufrió AMLO con periodistas invitados por Milenio no les dio los resultados que ellos esperaban y el tabasqueño salió bien librado, pero el hecho preludia lo que será por parte de los medios de comunicación ligados y supeditados al sistema, el tratamiento por dar al candidato puntero, tratando de hacer lo suyo en el objetivo de bajarlo de las preferencias electorales. Aquí se expresa fehacientemente la falsedad de algunos periodistas que se jactan de su trabajo objetivo e imparcial, que ni ellos se creen. Tampoco podemos soslayar la mesura de López Obrador, que si se mantienen así en lo que falta del proceso, no atizará el fuego de su autodestrucción, al contrario, alentará más su encumbramiento.

5. Lo anterior es un rasgo y elemento de la guerra sucia que seguramente se desplegará estos meses, que evidencia además la descomposición de los partidos políticos y de sus candidatos. La denostación ha sustituido a los programas, propuestas y alternativas, como el calificativo emergió sobre la argumentación, así ya veremos los términos en los cuales se dará cualquier debate que se lleve a cabo. En este escenario, algunas fuerzas empezarán a ubicarse en lo que se han convertido, el PRD por ejemplo, será el PST de fines de los setenta, a la cola del sistema.

6. Junto con el proselitismo tendrá que desplegarse una amplia campaña de promoción y defensa del voto. Cualquier fuerza que aspire a ganar requiere una votación holgada y con amplia diferencia con su más cercano contrincante, pero además con una estructura electoral y social que le permita defender el voto y nulificar los intentos de fraude. Por otra parte, no es suficiente ganar la presidencia, también hay que tener un congreso a modo, para que se asegure gobernabilidad.

7. Finalmente, no se puede desdeñar ese aproximadamente quince por ciento de electores que aún no saben por qué partido y/o candidato votar, pudiese ser determinante en una votación cerrada. Ya veremos, tres meses son muy cortos.