Alemán 20
La Vigésima semana de cine alemán en México, se llevó a cabo en varias sedes de la capital del país del 3 al 14 de noviembre. A través de Internet, el Instituto Goethe puso a disposición cuatro de las películas exhibidas, de lo cual me enteré tardiamente hacia el final de la semana.
Como ha sido cada vez más frecuente en estos tiempos, un alto porcentaje de estos filmes de producción reciente son dirigidos por mujeres. En este caso, tres de estos a los cuales se tuvo acceso en la plataforma del Goethe Institute, fueron realizados por mano femenina: La audición (Das Vorspiel, 2019, de Ina Weisse), La Copiloto (Die Welt wird eine andere sein, 2021, de Anne Zohra Berrached), y el documental Schlingensief, Gritar contra el silencio (Schlingensief, 2020, de Bettina Böhler); la cuarta, Ecocidio (Ökozid), la dirige Andres Veiel.
Además, en tres (excepto Schlingensief), son mujeres quienes cargan el protagonismo, el peso de los argumentos, salvan el trance, lidian por sobrepasar la adversidad o, como en Ecocidio, llevan hasta las últimas consecuencias el juicio, sus resoluciones, y salen avante.
“La Copiloto” glosa conflictos de la inmigración sobre todo árabe y turca en Alemania, las interrelaciones con sus habitantes, en las escuelas, su asentamiento. Se balancea en drama socio cultural por la relación entre Asli y Saeed (ella de ascendencia turca, el libanés adinerado), la desaprobación por parte de la madre de ella, porfiada en sus costumbres y disciplinas, la persistencia de la pareja por continuar unidos.
Situada en el segundo lustro del 1990, seccionada en los cinco años desde cuando se conocen al desenlace trágico, con extensión a las actividades subrepticias de Saeed, asociadas como subtrama secundaria para ensancharse y prevalecer.
Basada en hechos reales como se informa en los créditos de apertura, ese dato adquiere mayor sentido conforme evoluciona, de la inmersión de Saeed con gente de las mezquitas y las lecturas del Corán, sus salidas furtivas; su pleno antisemitismo, la repulsa a esa culpabilidad de los alemanes hacia los judíos y en cambio voltear la vista a la matanza de palestinos, por los israelís, la apropiación de sus tierras.
La conversión de Saeed se va escindiendo, aunque sus compañeros de la facultad y Asli le restan trascendencia, lo ponderan como una fase a eclipsarse. Su transformación física suena normal en un veinteañero, del cabello largo a recortarlo con la barba, la vestimenta de corte de personas mas devotas del Islam, sus cada vez fuertes y contestatarias opiniones, la resolución de abandonar los estudios de medicina.
La directora planta con certitud indicios de la ruta de Saeed, el transcurrir de los años, el arribo del siglo XXI, la notación de su deseo de estudiar ingeniería aeronáutica, su desaparición. Con ello, los vaivenes del idilio con Asli, el despuntar de la violencia doméstica, tapizada por la engañosa fantasía de aparejar un hogar, con hasta tres infantes, y sus porvenir en la universidad y de profesionistas.
El contrapeso es observar la perseverancia de una muchacha como Asli, de sus orígenes y clase social, por abrirse camino en un país como Alemania, su enjundia por concluir su carrera médica y llegar a investigadora. Su lucha interna por esconder su relación marital, las confrontaciones con sus familiares. El guion abre otra brecha, cuando ella viaja al Líbano, a resentir un clasismo y/o racismo de los parientes ricos de su esposo, la hipocresia y desinterés, hacia su persona; las notorias diferencias de linaje, el trato solo en función del hijo.
La Copiloto revisa a distancia la manera cómo los Islamistas y grupos extremistas enganchan a inconformes, los adoctrinan; su organización, la perfecta estructura, planeación y acomodo de sus persuadidos en Estados Unidos antes de septiembre del 2001. La ingenuidad de quienes les enseñaron a pilotear aviones, la inmediata cuanto tardía pesquisa de la CIA, FBI y demás aparatos de inteligencia estadounidenses; el infausto despertar de las personas cercanas a aquellos terroristas, y cómo pensaban y se forjaban antes de su kamikaze de esas insólitas fechas. Funge de recordatorio en el veinte aniversario de ese acto estrepitoso que trastornó, legó secuelas inmemoriales y aún se dirime.