¿CORTINA DE HUMO?
En estos últimos días revisé dos artículos (uno de ellos de Humberto Mussachio y otro de Armando Martínez Verdugo, en facebook), los cuales coincidían que la Consulta Popular es en realidad el tendido de una cortina de humo, para velar los verdaderos problemas que aquejan al país. Conozco y respeto a ambos, pero no comparto en absoluto su punto de vista.
[bctt tweet=»La Consulta de este primero de agosto se realiza más allá del interés real del presidente de la República» username=»»]
Parto de una consideración personal que no deja de ser una conjetura. La Consulta de este primero de agosto se realiza más allá del interés real del presidente de la República o por lo menos éste no la ubica como una de sus prioridades ni está en sus pretensiones juzgar a los expresidentes, él mismo lo ha reiterado, planteando que en su pecho no cabe la venganza y que es mejor ver hacia el frente, no hacia atrás.
En todo caso más que cortina de humo, corresponde a una válvula de escape, pues no podemos olvidar que una buena parte de electores (por no decir la mayoría) de quienes votaron a favor de López Obrador, lo hicieron en gran medida por la esperanza de que los responsables de la debacle en que estaba el país fueran juzgados y castigados. El presidente nunca convenció con su afirmación de que ¡perdón si, olvido no! Dejó pasar el tiempo (la muerte es el olvido), estamos ya a casi a mitad de su periodo y no ha pasado nada significativo. Y como la lucha contra la corrupción no ha tenido responsables de alto nivel en la cárcel, ello ha provocado ya desconfianza, inconformidad y dudas en lo que se está haciendo.
Aun su parecer, se tuvo que impulsar esta iniciativa, que se concretó a partir de las firmas ciudadanas necesarias. Aunque había posibilidades reales en el poder legislativo para plantear la consulta, nunca se hizo el intento para iniciar el procedimiento y en el caso del Ejecutivo federal, hay que recordar que en el caso de no cumplirse con el mínimo de firmas ciudadanas, él presentaría la solicitud. Lo que si hizo fue plantear la pregunta a considerar en la Consulta, la cual fue deshecha por la Corte, dejando una que dice todo y no dice nada.
Tampoco podemos soslayar que habiendo incidido la Corte, para valorar la pertinencia de la Consulta, obligó incluso al INE a entrarle y organizarla. Eso no lo consideran los detractores y si le da otra connotación a una simple iniciativa surgida de la ciudadanía. De paso la diferencia con respecto a otras consultas como la del aeropuerto de Texcoco.
Aún con lo anterior, la Consulta no se realizará en las mejores condiciones, la actitud del INE es simplemente para cubrir el expediente, una pobre difusión, una insuficiente organización (poco menos de sesenta mil mesas de votación, cuando tradicionalmente son cien mil más), con la derecha promoviendo la no participación (la ley no se consulta, se aplica) y de pilón una rara veda electoral.
Espero equivocarme en los posibles escenarios que creo pudiesen presentarse, pero con esas condiciones, son limitados los resultados que se darían, aunque no tengo dudas de que la inmensa mayoría de los participantes marcarán el SI. Otra cosa será si se alcanza la cantidad necesaria para convertir la decisión ciudadana en vinculatoria.
Tampoco podemos olvidar que, aunque la campaña por el Si se refiere expresamente a los cinco últimos expresidentes, la pregunta de la Consulta no y aun siendo vinculatoria, se abriría un proceso de litigio con nuevas condiciones e incluso formas de lucha, pues el resultado se podría desviar de los destinatarios de quienes participaron en la Consulta.
Y siendo así, podría haber distintas reacciones ante los resultados, pero lo que si tengo claro es que, aunque desde Palacio Nacional se responsabilice plenamente al INE y a la derecha, la realidad es que se le puede revertir a la actual administración, porque el voto fue a partir de la confianza en que el nuevo gobierno procedería contra los corruptos. No que se les perdonaría, porque es mejor de ver hacia adelante.
Esta cuestión es la que debiera considerar López Obrador, no puede limitar su visión a las cien promesas que se supone asumió durante su campaña y que conforme él lo señala, sólo dos no ha cumplido: la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la descentralización de las secretarías y otras dependencias públicas, ésta última sin el interés de la gente, no así, el juicio a los expresidentes.
Esto último no es considerado por Mussachio y Armando Martínez. Para el gobierno actual, la Consulta tiene sus claroscuros y con franqueza serían más oscuros que claros, de tal manera que hablar de una cortina de humo en el fondo sería escupir para arriba, además de que con franqueza no lo necesita, pues los críticos tendrán sus razones para adoptar sus posturas y defenderlas, pero un hecho indiscutido es que los niveles de apoyo popular todavía son muy altos.
En todo caso, a partir del lunes dos de agosto, ya cuando se conozcan los resultados de la consulta, se abrirán nuevos caminos para la lucha por conseguir que realmente sean enjuiciados los expresidentes, de tal manera que queda todavía un trecho largo, en lo legal y de movilización social muy largo y tortuoso. Y también puede darse cambios de actitud hacia la actual administración.
Por ello, desde el punto de vista personal, la Consulta no es ni distracción para ocultar los problemas reales, pero tampoco la apertura hacia el saneamiento social, a partir de juicios ejemplares, en este caso a los expresidentes. Si creo necesario que se haya dado una amplia campaña de agitación y expresión social, incluso fue sano desapartarla de los partidos políticos, pues nos permite retomar formas de lucha sustituidas por el paternalismo o la tutela vertical. Después del primero de agosto vendrá otra etapa, a la cual hay que darle mayor intensidad, a fin de evitar decepciones y desmovilizaciones.
Mientras tanto a votar, yo lo haré por el SI.