DANYKA, MAR DE FONDO

DANYKA, MAR DE FONDO

Por: Ignacio González Cervantes

Una película que muestra un lado muy humano, formando un entramado de complejas historias, desde la amistad, hasta encuentros fortuitos. El contexto de una visita relámpago a un costa mexicana lo hace ser divertido, natural y para muchos el extrañamiento de la calma y la pérdida del ruido por el intercambio de las olas del mar golpeando una y otra vez la orilla.

El director de la cinta, Michael Rowe decidió irse a rodar a la playa, ahí dio contexto a su reciente película –filmada en 35 milímetros–, en la que un hombre, mayor de 50 años, tiene un affaire con su alter ego, uno seductor, peligroso y hermoso que toma forma en la persona de una adolescente.

La historia no podía ser la mejor, una pareja más o menos atormentada por vivir en una gran urbe como lo es la ciudad de México. Una metrópoli que tiene todos los condimentos para que la vida de las personas sea dura, cara y casi imposible de tener paz.

En un dialogo frente al mar llega Danyka, una mujer adolescente sin ninguna pretensión, solo el hecho de ser rebelde y cuestionar lo establecido. Así inicia una extraña relación con una conversación multifacética con un largo empedrado de dilemas morales.

Aquí la reflexión profunda sobre el paso del tiempo y la edad se cuestiona, donde la juventud no es ningún mérito, mas bien es un hecho caprichoso del tiempo. La crítica nace cuando se van perdiendo los ideales, la fuerza y el instinto de poder revelarse ante la cotidianidad abrazadora.

Al otro lado de la pantalla, Rowe reflexiona: “Siendo mayor y con logros, miras atrás y dices ‘cómo extraño ser un idiota sin haber logrado nada, pero tener mi vida por delante, con un cuerpo impecable y las posibilidades del universo a mis pies’”.

Ser joven no tiene mérito, más ahora que se venden artilugios para encontrar la fuente de la eterna juventud.

Michael utiliza y lo hace muy bien el poder sanador como lo es el mar. También trae al protagonismo a uno de los mejores actores de nuestro país: Demián  Bichir. Quien se ha consagrado a lo largo de sus apariciones en filmes de todas las tallas.

“Danyka… –asegura– es de alguna manera el alter ego de Armando. Es el primer punto de identificación que, además, es muy seductor. Simplemente se encuentran en el lugar correcto. La primera gran impresión de Armando al ver a esta chica (de 16 años) es muy fuerte, porque ella representa a una generación inmersa en los likes de las redes sociales; no es la que toma los libros. Cuando él se da cuenta de que ese mar de fondo, ese oleaje, es exactamente igual que él, y que, además, es seductor, peligroso y hermoso, se le antoja explorar: tirarse un clavado a las profundidades de ese mar a ver qué pasa… con todo el riesgo que lleva, con todo el peligro, con la satisfacción de ver a una mente similar.

Hubo quienes tuvieron la osadía de criticar al filme como pederastia, sin embargo, se perdieron toda la reflexión de quien ha madurado y está con una persona (pareja) que ya no le otorga ninguna novedad, aventura o excitación. Eso que pasa allá a casi todos, ¿no?

 

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