De Hildebrando al Águila Real: Semblanza de Rogelio Guerra

El pasado mes de febrero terminó con una nota que enluta al mundo de los espectáculos mexicanos y también a Aguascalientes; uno de los tantos hijos que este Estado ha dado, murió luego de algunos años de sufrir una penosa enfermedad. Rogelio Guerra había dejado de existir, esta vez en realidad, no en forma artera y ventajosa como lo pretendió Azteca Novelas, filial de Tv Azteca.

Recuerdo que en alguna ocasión Carmen Montejo, a pregunta expresa, decía que Carmen Montejo, era mexicana porque, si bien ella había nacido en Cuba, a México llegó siendo la “Muñeca Sánchez”. Fue estando ya en México que adoptó el nombre artístico de “Carmen Montejo”.

Pues bien; Rogelio Guerra no nació en Aguascalientes. Aquí, el 8 de octubre de 1936 nació el mayor de los 9 hijos que tuvo Juan de Dios Guerra, un ferrocarrilero aguascalentense, y a quien bautizó con el nombre de Hildegardo Francisco Guerra Martínez.

Siendo niño todavía Hildegardo, su padre fue nombrado Jefe de Estación en la ciudad de México y allá se trasladó con toda la familia, y aunque por un tiempo su padre, queriendo que su hijo fuese formado en la calidez de la provincia, lo dejó al cuidado de la abuela en Aguascalientes, a la menor posibilidad visitaba a la familia en el entonces DF.

Al llegar a la adolescencia, Hildegardo se trasladó en definitiva a la Capital, donde tuvo la oportunidad del contacto con la tierra, en un rancho que había adquirido su padre en Teoloyucan, Edo. De México. Ahí aprendió los secretos del campo, desde cómo cultivar la tierra, hasta ordeñar una vaca, y que a la postre le ayudaría a formar el cuerpo atlético que siempre tuvo nuestro personaje, además de su galanura.

Un buen día el joven Hildegardo se entera que su padre se va; no de viaje, no el viaje eterno, simplemente se va. Este cuestiona a su hijo:
–¿Te vas conmigo o te quedas con tu madre?

El joven ve a su madre y al resto de sus pequeños hermanos, y toma su decisión. Él se queda al frente de la familia. Así que deja la escuela y empieza a trabajar. Entre los primeros trabajos, acepta uno que, como veremos más adelante tiene una importancia extrema, es el de decorador en una fábrica de loza. Seguro usted ha tenido, o tiene en casa platos con dibujos en ellos, líneas, flores, marcas, etc., pues bien, ese era el trabajo de los decoradores. Hoy, no sé, quizá se usan máquinas para ellos. Luego toma un trabajo en un banco en el área de máquinas (hoy sería el equivalente a un capturista de datos).

Ahí, en el día a día, traba amistad con otro joven que igual gustaba del baile, la fiesta y además era aficionado a cantar. No eran raras las tardes en que este par andaban de fiesta en fiesta.

Pero el sueldo en el banco no era suficiente. Buscando tener mejores ingresos, deja el banco y entra a formar parte del equipo de belboys del hotel Hilton Continental (famoso porque en su Centro Nocturno el “Belvedere”, se presentó durante mucho tiempo la vedette Olga Breeskin, hasta que el 19 de septiembre de 1985, el terremoto acabó con la historia del hotel completo). Ahí, como belboy, (así se les llamaba entonces; hoy día son “botones”) conoció a personalidades como Marilyn Monroe Y Elizabeth Taylor.

No obstante que ya no trabajaban juntos, la amistad con aquel ex compañero del banco se mantenía firme. Un día su amigo le dijo que pidiera permiso para salir más temprano porque lo iba a llevar a “un lugar”. Hildegardo que cubría el turno de la tarde y normalmente salía a las 10 de la noche, pidió tal permiso, y a las 8 estaba listo para irse (él creía) de juerga con su amigo.

Pero no; llegaron a una casa donde había más personas, pero no tenía aquello la pinta de ser una fiesta. Intrigado, Hildegardo es presentado a un hombre que le da la bienvenida, y le explica que aquel es un grupo de teatristas aficionados, y que les daría mucho gusto tener a alguien como él en su grupo. Hildegardo un tanto desilusionado porque la fiesta que él esperaba no era tal, dijo no saber nada de teatro ni de actuación. Pero entonces el director del grupo, que no era otro que Enrique Elizalde, otro actor mexicano, también ya desaparecido, le propone que vea el ensayo de ese día, y que luego decida. Hildegardo acepta para luego entrar a un mundo que ya no le dejaría partir nunca más.

El amigo que lo llevó a ese lugar era primo hermano del director. Se llama Óscar Chávez, quien debutó como actor en “Los Caifanes”.

Ya integrado al grupo teatral de aficionados, pasa a hibernar Hildegardo Francisco, y nace Rogelio Guerra. Es lógico: Hildegardo no suena para nada a nombre de actor, ni siquiera de reparto, y Rogelio Guerra estaba llamado a ser un primer actor.

La primera obra de teatro de su vida, justamente con este grupo, fue: “A ritmo de juventud” en 1958, Amateur, como ya dijimos. La primera de sus obras teatrales, ya en forma profesional, fue “Asesinato”, en 1961.

Como ya apuntamos antes, Rogelio Guerra siempre fue atlético y muy deportista, así que habiéndose enterado que en la ANDA podía tomar clases de esgrima, no duda en acudir. Desde siempre él había sido muy aficionado a las películas “de capa y espada”, y progresa en dicho arte tan rápidamente, que muy pronto deja atrás a todos sus condiscípulos y aún amenaza con superar a sus maestros. Por esto mismo, es elegido para montar las coreografías de duelos que iban a tener lugar en una película de este género, pero antes, el director debía filmar otra película así que le dan llamado para ser extra en esta otro película que sería protagonizada nada menos que por María Félix, siendo esta, por tanto, su madrina. El padrino, coprotagonista de la cinta, lo fue Julio Alemán. La película: Amor y sexo, en 1964, dirigida por Luis Alcoriza.

En el ámbito teatral, Rogelio Guerra participó en un número impresionante de obras de todos los géneros: comedias, dramas, comedia musical, y hasta teatro clásico como Hamlet, que fue puesta en escena en dos ocasiones: en 1966 y en 2005.

Por un breve periodo (2 años) también probó suerte como cantante habiendo grabado un disco. Más por falta de tiempo que de facultades, Rogelio Guerra desistió de ser cantante, pero tuvo oportunidad de mostrar sus cualidades vocales en varias comedias musicales como Mame, en 1973, Lily, en 1977 o Poppins, el musical, en 2001. Incursionó además en el género de la zarzuela con Luisa Fernanda, en 1994. Teatro de dramaturgos connotados como Miguel Mihura, El caso de la mujer asesinadita, y de Alfonso Paso con Cosas de mamá y papá y Los derechos de la mujer. Protagonizó también la polémica obra (en su tiempo) Equus de Peter Shaffer, en 1976. En total Rogelio Guerra llevó al escenario un total de 68 obras de teatro, siendo la última en el 2012; una obra nada menos que de Arthur Miller: Panorama desde el puente.

En cine son igualmente asombrosas las estadísticas de Rogelio Guerra. Además de las películas ya mencionadas, sobra decir que todos recordamos a Rogelio Echando bala, luego echando habladas y luego queriendo echar al Padre Sebas del pueblo, en “El padrecito”, al lado de Cantinflas, en 1964. Le siguen varias películas de las llamadas “enchilada western”, es decir películas de “vaqueritos” al estilo del viejo oeste gringo, pero hechas en México. Cine de luchadores, como: Los leones del ring, o Una rosa sobre el ring; videohomes, cuando casi quiebra el cine nacional, pero hay que decirlo: Rogelio Guerra nunca incursionó en el cine de ficheras. En total 79 películas, casi todas como estelar, o al menos coestelar.

¿Telenovelas? No soy muy avezado en el tema, pero hasta el más ignorante sabe que hubo una telenovela que sigue siendo referente para otras: Los ricos también lloran, en 1979. Esta es la primera telenovela que exporta Televisa en forma masiva al mundo. Fue doblada a muchos idiomas, entre ellos el ruso. Se dice que a las 10 de la mañana, cuando se trasmitían los capítulos de la serie, se detenían las acciones bélicas en Georgia para que los soldados, de ambos bandos pudieran verlos. Esto llevó a la Unión Soviética a Rogelio Guerra en 1992. Un empresario lo contrató para que diera alguna plática y firmara autógrafos, aprovechando la popularidad de la novela, pero Rogelio Guerra, se enteró de que este empresario cobraría al público por tales pláticas, pensó que no podía ir así nada más, así que aprovechó las pistas de aquel disco que había grabado, e invitó a su esposa y unos bailarines para hacer todo un espectáculo de canto y baile, que lo mantuvo presentándose con éxito en aquellos fríos países por casi seis meses.

De regreso en México, Rogelio volvió a las películas, al teatro y a la televisión. Se dio incluso el lujo de una aparición especial en el programa de El Chavo, que en aquellos años gozaba de una aceptación impresionante.
Si bien Los ricos también lloran, no fue su primera novela, (antes actuó en otras 10) sí fue la primera que tuvo como estelar al lado de la sin par Verónica Castro, dupla que no se repetiría hasta 2009 en Los exitosos Pérez, que sólo en el título llevaron el éxito, pues el público no la aceptó como se esperaba.

No fue, sin embargo, Los ricos también lloran la novela más entrañable para Rogelio Guerra, sino Nada personal, donde personificó al villano de la historia, en el papel que lo reacomodó en los cuernos de la luna: El águila real.
Rogelio Guerra consideró que Tv Azteca no le había cumplido el contrato que se había firmado, ya que se le había prometido que haría 3 telenovelas como estelar, y solamente fueron dos, ya que en una de ellas tenía sólo una actuación de soporte. Un juez determinó que Rogelio tenía razón, y falló a favor de éste; pero Azteca novelas, apeló y contrademandó, “ganando” a Rogelio en esta nueva instancia. Se le exigió al autor al pago de 26 millones de pesos por “daños y perjuicios”, además de que le fue embargado el nombre. Sí, suena absurdo pero así fue: Rogelio debía pagar una enorme cantidad que no tenía, pero sin poder trabajar para pagarlo, pues no podía hacer uso del nombre. A los empresarios les interesaba en todo caso contratar a Rogelio Guerra, no a Hildegardo que nadie conocía.

Finalmente se llegó a un acuerdo de ambas partes, pero el daño estaba hecho. La salud de Rogelio Guerra empezó a declinar poco a poco. En 2013 estuvo como invitado en el programa “Conversando, con Cristina Pacheco”, en canal 11, y ahí ya se puede notar cierta dificultad para recordar algunos detalles de lo que iba contando. Al año siguiente sufrió una trombosis cerebral que lo alejó de los escenarios. Luego vendría el Alzheimer, y una operación de vesícula en este mismo año, que aparentemente había superado con bien, pero el 28 de febrero su corazón se detuvo.

Rogelio Guerra fue un modelo, actor de cine, teatro, televisión y hasta incursionó en el doblaje. Pero además, pocos lo saben, fue un artista plástico excelente. Mencionaba líneas arriba que había sido decorador de loza, pues bien; esto, aunado a una facilidad nata para el dibujo hicieron de él un buen pintor.

En algún momento de su vida como modelo, fue invitado por una compañera actriz a posar para su madre, que era escultora. Como este es un trabajo muy tedioso (se posa por horas y horas), la señora le dio una plastilina para que se entretuviera en los momentos de reposo. Rogelio moldeó una figurilla y la señora le dijo que tenía talento para ello. Rogelio olvidó aquello por un tiempo, pero un día, se dijo: “¿Por qué no?” Y así empezó una vida de escultor que lo llevó a crear muchas piezas escultóricas de gran valor.

Rogelio Guerra se casó en 4 ocasiones: La primera con la cantante Durcy Dennis, con quien duró apenas 15 días. El tiempo suficiente para procrear a su primer hijo: Rogelio Ramón.

Después contrajo nupcias con Otilia Larrañaga, con quien tuvo a su primera hija mujer, a la que dio su nombre, afrancesándolo un poco: Hildegard.

Luego casó con Fedra (Phaedra) Jhonson, con quien tuvo a su hija Phaedra.

La última de sus esposas y su ahora viuda, es hija del Drácula mexicano: Germán Robles. (Mexicano por nacionalización: él nació en España) Maribel Robles, con quien procreó a sus dos hijos más pequeños, Carlo y Aldo, ambos, los únicos en seguir la carrera de su padre.

Nadie es profeta en su tierra. Quizá por algún recuerdo ingrato, quizá por el mucho tiempo vivido en el DF, lo cierto es que Rogelio Guerra no era muy afecto a venir a su lugar de nacimiento, si bien nunca negó ser aguascalentense. Sólo venía a invitación de un primo suyo, conocido empresario hidrocálido en el ramo gasero.

77 películas, 68 obras de teatro, 30 telenovelas, programas unitarios, etc… pero Rogelio Guerra, jamás estudió actuación.

Jesús Consuelo