DEGRADACIÓN DE NUESTRA CIUDAD
(VIOLENCIA POLÍTICA DE GÉNERO.- El artículo sexto constitucional consagraba un derecho fundamental: la libertad de expresión, era claro y tajante. Como en los siete mandamientos de Rebelión en la Granja de Orwell, luego lo fueron adicionando de manera tal que deja un margen amplio de interpretación para conculcarlo. Este concepto de la “violencia política de género” se ha convertido en un bozal que se aplica, por supuesto a los adversarios y se disimula en los lacayos. El Kkash todas las mañanas despotrica, descalifica, calumnia, injuria a quien se le atraviesa, sin consecuencias. Una hablada de Fox y Sra. Fox, lo vuelven reo, a Denise Dresser por una nota periodística la colocan en el Índice de la Inquisición de la 4T.)
Terminé mis cursos en la UAA el viernes pasado, con un recorte a los días de clase de alrededor de un 15% por actividades paracurriculares, con un amargo sabor de boca por el desfalco perpetrado por el anterior rector y otros integrantes de la mafia del poder universitario, y con el lema que enarbolan las actuales autoridades: “Nadie sabe, nadie supo, nadie sabrá” tomado de aquel terrorífico personaje de la XEW, “El monje loco”, desavalorinado por los jóvenes y jóvenas alumnes que, no tienen la culpa, nos llegan con deficiencias y lagunas serias en su formación y en sus conocimientos, incapaces en su mayoría de comprender un texto universitario o de redactar un simple reporte, pero esperanzados en que su futuro profesional se solventará con el apoyo de wiki, google y la IA.
Caminando sin prisas por el centro histriónico recaí en la cuenta del grave, gravísimo deterioro que ha venido sufriendo nuestra ciudad pero, que al parecer, se ha exacerbado en los últimos años. En torno a la Plaza de Armas (me niego a olvidar que se le nombró así porque allí juramentó el Batallón de Lanceros de Aguascalientes), se ha instalado un real mercado, toda clase de puestos que pasaron de ambulantes, a semi-fijos y ahora fijos, con mercadeo de chucherías, contrabando, comida, por cierto con pésimas instalaciones de gas y electricidad, sin seguridad ni higiene. Lo mismo o peor vale para lo que era el andador Juárez, convertido en un zoco árabe, entre puestos instalados con toda la barba, de fritangas insalubres, imitaciones de perfumes y cosméticos, extensiones de las tiendas y todo lo imaginable, con más desorden y suciedad, que el mercado Grande, que sus marchantes se esfuerzan en tener presentable. Los botes de basura, donde los hay, copetedados, desbordándose. En Allende entre 5 de mayo y Victoria nadando entre un caldo putrefacto dos contenedores sobrenadan llenos de desperdicios de los negocios de comida y las tiendas de los alrededores.
Edificios nobles como el archivo histórico en Juan de Montoro, con canteras de clavellinas enfermas o como la casa de la parroquia del Sagrario en Carranza, con sus canteras rosas desbaratándose, no han merecido el apoyo del Ayuntamiento, que destina su poco presupuesto a componer fachadas de negocios y no del patrimonio estatal que no vive del comercio.
La desolación y desánimo total es recorrer la calle Venustiano Carranza o la Zaragoza, y por allí va Nieto, llena de antros (nunca mejor llamados) que con la complacencia o mejor dicho, con la complicidad de las autoridades, han destrozado la imagen de zonas clasificadas como típicas, convirtiendo las azoteas en extensiones de los bares, construyendo adiciones infames que contaminan con sus luces y su ruido. Algunas de las casas, hermosas muestras de estilo californiano, otras más antiguas en el tipo de la arquitectura republicana de nuestra ciudad se deterioran para hacer fachadismo comercial.
Todo eso sucede con permiso de las autoridades. Lo grave es que con eso se matan los centros de la ciudad, se pierde su carácter, su atmósfera, su identidad, todo por una recaudación que, muchas veces, se queda en los bolsillos de los funcionarios.
¡Y las paradojas! En Allende, por ejemplo, se autorizó convertir una casa unifamiliar en un complejo de departamentos, no es caso único, en todo el centro se han permitido la transformación de casas en locales comerciales y oficinas o en pequeños centros comerciales. Se han dado licencias y permisos a la cerveceras, a algunos grupos de explotadores de giros “negros” (creo que así les dicen) para instalar en cualquier lugar, centros de manzana, accesorias, recovecos, zaguanes, etc., emborrachadurías, con las consecuencias esperables: saturación de las calles, embotellamientos, insuficiencia de estacionamientos, destrucción de casas para instalarlos, sobrecarga de los drenajes, de por sí viejos y con fugas, falta de agua, convertir las calles en estacionamientos, contenedores insuficientes, mugre, desorden, insalubridad y la consecuente inseguridad.
Las labores sustantivas de los gobiernos se han desdibujado porque en buena medida, la actividad se orienta a las galerías, a la propaganda, al relumbrón, a la apariencia, a la promoción de espectáculos, de acciones superfluas, a apoyos a todo tipo de actividades que permitan aparecer en los medios de comunicación y en las redes sociales.
El deterioro urbano en buena medida ha provenido de quienes tenían la obligación de cumplir con los lineamientos del desarrollo urbano y que aprovecharon su estancia en el servicio público para lucrar, no es difícil identificarlos y, lo peor, identificar como criminalmente han ido deteriorando la fisonomía de nuestra ciudad.
Queda todavía mucho por conservar y rescatar, pero…
(ACAPULCO PARA ARMAR.- En un dislate de los que nunca nos acostumbraremos, el desquiciado presidente de la república, afirmó bien custodiado y resguardado en la base naval de Acapulco, la misma que para sorpresa de todos, no tiene comunicación satelital, por eso no pudo informar a tiempo la llegada y el desastre del huracán Otis, que el gobierno, su gobierno, no tiene capacidad para emprender la reconstrucción de las viviendas destruidas. “Háganlo ustedes, ni que fuera tan difícil, imagínense el Gobierno construyendo doscientos cincuenta mil viviendas…”. Y a ese Señor, que habla de justicia, de apoyo a los pobres, de socialismo, despótico y distante, el pueblo “sabio” mexicano le da un 60% de aprobación.)
PS.- ¿A qué se debería el estado de sitio implementado por la Guardia In-civil ayer por la tarde y noche en torno a Palacio de Gobierno? Sabemos de la inseguridad generalizada en Aguascalientes, pero esos despliegues ni vienen al caso ni dan un mensaje de tranquilidad o confianza.
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