“DESENCANTADA” (“DISENCHANTED”) – DISNEY+
15 años después de que la princesa Giselle (Amy Adams) se quedara en Nueva York con el amor de su vida, Robert (Patrick Dempsey) y su pequeña hija Morgan, la vida en nuestra realidad le ha mostrado su verdadera cara. Literalmente desencantada de seguir en la gran ciudad, ha decidido que lo mejor será mudarse a una pequeña comunidad suburbana llamada Monroeville para desintoxicarse de la Urbe de Hierro, pero a regañadientes por la ahora adolescente Morgan (Gabriela Balldacchino), quien simplemente no conecta con el lugar y manifestando la angustia existencial y enfado con sus padres propios de su edad mientras que Robert lidia con la exasperante travesía diaria desde aquel pueblo a Nueva York donde aún labora como abogado, siendo la bebé de la casa, Sofía (Mila Jackson), la única feliz de estar ahí.
Con lo que no contaba Giselle es que el lugar tiene a su versión de reina malvada en forma de Malvina (Maya Rudolph), quien maneja el lugar a su antojo junto a sus dos rémoras que sirven a sus caprichos.
Pero gracias a una varita mágica concedida por sus amigos Nancy (Idina Menzel) y el príncipe Edward (James Marsden) le da a Giselle la idea de transformar Monroeville en un lugar digno de un cuento de hadas, cosa que sucede pero con un precio: al ser ella la madrastra de Morgan, poco a poco irá transformando su ser y pensar en la clásica madre sustituta maligna característica de cualquier historia fantástica, por lo que será una carrera contra el tiempo para Giselle deshacer el encantamiento antes de la medianoche porque si no ésta modificación donde Morgan es su maltratada hijastra y Robert un audaz pero torpe caballero será permanente.
La premisa es atractiva y pudo dar bastante en cuanto al satirizar las condiciones permanentes y arquetípicas de los personajes de cuentos, pero algo simplemente no termina de cuajar, como si el guion sólo llevara los actos en automático realizando una esterilización a la magia que sí se produce naturalmente en la primera cinta, atestiguando sólo como el reparto original se reúne para querer contarnos otra fantasía sin que algo en concreto se produzca, pues ni las convincentes actuaciones de Adams y Rudolph como antagonistas dan suficiencia a una trama que no da pie con bola e indefinida. Desencanto es exactamente la sensación que se produce en el espectador al ver ésta película, sobre todo cuando constatamos el evidente gusto que tiene todo el cuadro actoral de repetir sus papeles pero sin convidarnos de ello.
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