El control de lo público
Hace unos días, el presidente López Obrador compartió en su tradicional conferencia matutina una lista de 42 personas a quienes calificó como posibles presidenciables rumbo al 2024. En esa lista aparecían nombres de líderes partidistas, empresarios, periodistas, gobernadores y ex gobernadores, así como Diputados y Senadores. Con esta acción, AMLO erigió una nueva cortina de humo ante la falta de resultados de su gobierno y al mismo tiempo tomó el control de la sucesión del veinticuatro desde la cancha de la oposición.
Lo anterior podría parecer poca cosa pero no lo es. Con este montaje, el presidente busca marcar el timming de la renovación presidencial, ninguneando públicamente a quienes integran la lista, en donde lo mismo aparece el nombre del comediante Chumel Torres y del empresario Claudio X. González, que el de “Alito” Moreno, Lilly Téllez y el neoleonés Samuel García.
¿Cuál es la intención del presidente al hacer esta lista?, se preguntarán muchos. Simple: llevar rienda en esa discusión pública, ejercer presión, descartar nombres, provocar pugnas internas. El presidente es un especialista en generar caos y sacar ventaja de éste.
Tras el anuncio, por lo pronto, varios actores incluidos en esa lista salieron a responder y definirse, sin necesidad alguna, en sus futuras aspiraciones políticas. Las panistas Xóchitl Gálvez y Kenia López, por ejemplo, ya dijeron que van por la CDMX y no por la Presidencia. Así, un año antes del proceso electoral y pese a algunas expectativas ciudadanas que las colocaban en esa ruta, se bajaron de escalón.
Al presidente, como dicen coloquialmente, le salió la jugada. Y mientras afianza el control de lo público, presiona a la oposición para adelantarse en el “destape” de sus cuadros, sin estrategia y de manera unilateral, erosionando la posibilidad de construir una gran alianza opositora rumbo al 2024.
Sin embargo y contrario a lo que dice públicamente, AMLO sabe que existe un porcentaje alto de la población que no está contento con los resultados de su gobierno y que puede ser captado por los partidos de oposición. El presidente quiere que sus candidatos ganen de manera aplastante en el veinticuatro y sabe que si las fuerzas partidistas de oposición se alían e incluyen a la sociedad, el escenario puede ser adverso para los suyos.
Por el momento y en la parte del oficialismo, las fichas ya están en plena campaña desde sus esferas de acción. La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha estado en una fuerte gira de promoción en todas las alcaldías de la capital, con motivo de su cuarto informe de gobierno. El canciller Marcelo Ebrard ha aumentado su actividad y presencia en redes, a sabiendas del peso que tendrán en la elección del candidato de Morena y en la propia renovación presidencial. En el Senado, Ricardo Monreal afianza su liderazgo con los legisladores, a sabiendas que esa será su carta de negociación en caso de no ser el ungido por Andrés Manuel.
Mientras unos ya arrancaron con ventaja, otros se apartan del camino. Mientras unos andan en campaña, otros siguen sin definir si van solos o en alianza a la elección de veinticuatro. En tanto, los ciudadanos siguen excluidos de las decisiones de los partidos tradicionales, atestiguando el espectáculo. La fuerza política que entienda el valor de sumar a la sociedad ganará mucho y llegará con mayores posibilidades a esa elección. Ya lo confirmaremos.
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