El cuestionable papel de la conservación de animales en ambientes controlados. El caso del Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en el Parque Rodolfo Landeros.

El cuestionable papel de la conservación de animales en ambientes controlados. El caso del Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en el Parque Rodolfo Landeros.

Aunque el preponderante tema del resultado de las votaciones sigue vigente, la vida continúa con situaciones pendientes que hay que exponer, aun cuando parezca un problema menor y sin interés como es el caso de los animales cautivos, y en concreto las que viven en el Centro de Rehabilitación de aves rapaces de nuestra ciudad.

Cabe aclarar que las aves rapaces son algunas de las aves más amenazadas, salvar a estos principales depredadores es esencial para mantener la salud de muchos ecosistemas. Casi el 18% de las aves rapaces están amenazadas de extinción y el 52% tiene poblaciones globales en disminución.

Por lo tanto, es necesario mejorar urgentemente las estrategias de vida conservadoras. Mientras tanto, es primordial centrarse en la recuperación correcta de los sujetos lesionados, ya que cada ave posee un código genético único y valioso. Para aquellas especies amenazadas de extinción, la previsión de una vida exitosa después de su liberación es un requisito absoluto para la propagación de su gen a la población silvestre. Sin embargo, con demasiada frecuencia las aves rapaces heridas, aunque son admitidas vivas en los centros de rescate, terminan mal, ya sometidas a eutanasia o condenándolas al cruel cautiverio (¿conservación?) para ser material de investigación o herramienta de exhibición para educación.

En la pasada entrega se tocó el tema de la cetrería, así como si sus técnicas aún deberían existir y si realmente pudieran lograr la diferencia entre la extinción y el salvamento de muchas especies de aves rapaces. En esta, se discutirá sobre la pertinencia de un lugar así y si realmente cumple su función.

Empezaré por proporcionar algunos datos previos necesarios para la comprensión del problema.

Según Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en su Manual de vida silvestre, define Vida Silvestre como un término técnico utilizado para referirse a los animales que habitan de forma libre en las distintas regiones del país. También define que la Fauna Silvestre es uno de los “recursos” naturales renovables básicos, junto al agua, el aire, el suelo y la vegetación; es decir, un beneficio que podemos utilizar y reponer para utilizarlo continuamente. Al calce, esto contempla una visión completamente capitalista y antropocéntrica donde el ser humano tiene derecho absoluto de avasallar para su propio beneficio a la naturaleza, sin reconocer derechos a las otras especies con quien comparte el planeta.

También dice que “normalmente”, la sociedad valora las cosas de acuerdo con su utilidad. Así que la premisa de transformar en “cosas” o “recursos” a los animales, pretende justificar su uso y abuso.

En contradicción, también menciona que, debido a la crisis ambiental, se ha creado un nuevo concepto, el “valor de existencia”, que establece la disposición a pagar para asegurar la existencia de un recurso, por ejemplo, una especie amenazada, sin pretender un uso posterior. E indica que estos valores se estiman, usualmente, por medio de encuestas o consultas a expertos, aunque no menciona quien las propicia ni que la SEMARNAT este comprometida en otorgar este valor a las especies amenazadas, ni mucho menos obligar a etiquetar los recursos necesarios.

Por otro lado, la Ley General de Vida Silvestre (LGVS) establece que existen dos categorías para el Manejo de Fauna Silvestre: manejo extensivo (en vida libre), y manejo intensivo (confinamiento o encierro). Según esta ley, el medio para llevar a cabo un correcto manejo de Vida Silvestre es a través de la creación de las Unidades de Manejo de Vida Silvestre, a fin de contribuir a la conservación de la biodiversidad y hacerla compatible con las necesidades de producción y desarrollo económico del país. ¿No sería mejor conservar la biodiversidad respetando hábitats, creando más reservas y detectando a las mafias que trafican animales?

Anteriormente, los zoológicos se consideraban como UMA Intensiva, pero ahora se establece que son predios o instalaciones que manejen vida silvestre (PIMVS) de forma confinada, fuera de su hábitat natural, que no tienen como objetivo la reintroducción de ejemplares a la vida libre (Ley General de Vida Silvestre, Art. 78 y 78 bis, y Reglamento de la Ley General de Vida Silvestre, Art. 131, 131 bis).

Las UMAS o PIMVS deben tener por Ley un documento rector, el Plan de manejo. El correspondiente al del CRAR con clave de registro DGVS-CR-IN-AV-0035-AGS, autorizado en 2005 y sin ninguna actualización desde entonces según se informó vía transparencia en 2023, dentro de sus metas detalla textualmente: Brindar a las aves rapaces que ingresan al Centro, la atención y condiciones adecuadas de alojamiento temporal y la rehabilitación, si es necesaria, con el fin de contribuir a la conservación de estas aves y de lograr su reintegración a su medio natural.

Parabuteo unicinctus, águila de Harris o peuco
Parabuteo unicinctus, águila de Harris o peuco

También establece “Ofrecer a las aves del aviario un trato digno y respetuoso de acuerdo con la Ley de General de Vida Silvestre, así como las condiciones de alojamiento adecuadas para lograr el bienestar y la seguridad necesarias, con el fin de lograr su conservación en cautiverio”.

Y como meta a corto plazo (estamos hablando de algo escrito en 2005, es decir hace 19 años), la adecuación y modificación de las diferentes áreas, con el fin de acondicionar y mejorar las condiciones de alojamiento actual de todas las aves, así como para fortalecer las medidas de bioseguridad que se lleven a cabo dentro de la UMA.

Por otro lado, establece como indicador de éxito, la cantidad de aves rapaces liberadas y así, reintegradas a su medio natural.

Es de resaltar que en el apartado “Instalaciones” explica que cada ave se encuentra atada a un riel metálico de extensión mínima de 6 metros lineales, de manera que el ave se pueda desplazar mediante la argolla de un lado a otro. En el caso de las Águilas reales esta distancia es mayor, 16 metros. También cada ave cuenta con una palapa para sombra y un área de sol. Cada sitio esta provisto de una percha hecha con varilla de construcción en forma de arco y forrada con cuerda de ixtle. Excepto en el caso del género falco donde en lugar de percha se utiliza bancos de madera en su lugar.

Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en el Parque Rodolfo Landeros
Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en el Parque Rodolfo Landeros

Además, incluye una nota.

Nota: Desde que el procedimiento de liberación pasó a ser facultad de la Dirección General de Vida Silvestre, y por lo cual se suspendieron las liberaciones desde el verano del 2003, el ingreso continuo de aves a este Centro ha provocado sobrepoblación del CRAR, razón por la cual, la distancia del riel se ha tenido que reducir, para poder dar albergue a muchas aves. En dos casos, las aves están provistas únicamente de área circular, palapa, percha y tina, y en lugar de riel, ya que cuentan con un cordel de 1.5 metros de largo fijo a un solo punto.

También indica que en el caso de las aves en recuperación o aves que no toleran las pihuelas, ya que continuamente las destruyen, se ha tenido que construir encierros a base de rejillas, (aproximadamente de 1.5 x 2 metros). Y en el punto 8. Actividades de Educación Ambiental E Investigación, indica que las aves son la herramienta didáctica para la realización de los recorridos.

Muy interesante resulta el punto 11. Programa De Rehabilitación De Aves Rapaces, donde reconoce y establece que la capacidad de carga del lugar es de alrededor de 60 individuos en total.

Halcon Cola Roja, sin posibilidad de ejercitar el vuelo.

De igual forma informa que cualquier retraso que prolongue la estancia de las aves en el CRAR, se corre el riesgo de que su condición decaiga, ya que, debido a su estado salvaje, al stress que les provoca el cautiverio o debido a la especialización de su alimentación, en ciertos casos este tipo de aves no toleran el cautiverio, dejan de alimentarse y se mueren.

También reconoce que el 50% de estas aves muere debido al mal estado y dadas las diversas lesiones que presentan en el momento de su llegada a este Centro, es indispensable y urgente diseñar un “Programa Integral de Educación Ambiental”, mediante la participación y la articulación con otras dependencias que se ocupan de la vida silvestre en el estado.

En cuanto al tiempo de proceso de rehabilitación menciona que recuperar su capacidad de vuelo para cazar y sobrevivir, toma entre cuatro y seis semanas.

HALCON PEREGRINO
HALCON PEREGRINO

De las especies reportadas en el censo inicial, solo dos Falco peregdnus HALCON PEREGRINO y Águila chrysaetos ÁGUILA REAL, se consideran en peligro de extinción.

Es decir que el CRAC basa su creación y manejo de rapaces, en un documento creado hace 19 años con una visión antropocéntrica donde no menciona y mucho menos considera el bienestar animal como elemento esencial, donde explica que las instalaciones se mejorarán a corto plazo (situación que no ha sucedido en estos 19 años y peor aún se han deteriorado por falta de mantenimiento) y que aunque establece brindar un trato digno y respetuoso en su alojamiento temporal, en los hechos, el cautiverio es permanente para muchas pero sus rehabilitadores entienden el trato digno el mantenerlas atadas en piso años y años, expuestas a las inclemencias de clima, al estrés continuo, sin respetar las más mínimas necesidades de las aves. Basta como ejemplo, los resultados de la necropsia de la Agulilla de Harris anillo 0098 del CRAC.

Además, el cumplimiento de las especificaciones técnicas establecidas en cada Plan de Manejo requiere de un seguimiento constante, por parte de las autoridades normativas y verificadoras, es decir que deben existir eficientes mecanismos de vigilancia, la única forma de garantiza su éxito y adecuada operación, cosa que sobra decir, no se lleva a cabo en nuestra entidad por el desinterés absoluto de las autoridades y la falta de personal capacitado y sensibilizado. Durante años diversas organizaciones civiles protectoras de animales se acercaron a las autoridades para intentar subsanar las fallas de manejo y otorgar el bienestar animal indispensable, pero sin resultados favorables.

Lamentablemente el discurso oficial sigue manejando otra información, por ejemplo en el comunicado de mayo 2023 (https://informacion.aguascalientes.gob.mx/news/aves-reciben-una-segunda-oportunidad-de-vida-en-el-centro-de-rehabilitaci%C3%B3n-del- parque-rodolfo-landeros) que explica que en el Parque Rodolfo Landeros se encuentra el Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces, donde se atiende a aves que llegan heridas, por decomiso o donación, para ser liberadas posteriormente a su medio natural.

También informa que cuando un ave llega al Centro de Rehabilitación, pasa por cuatro etapas: valoración médica, en la que se analiza su estado; rehabilitación, en la que se atienden fracturas y lesiones; evaluación de vuelo; y evaluación de cacería y plumaje completo, en esta última etapa se define si el ave está lista para ser liberada.

Las aves que no se liberan, se conservan en el Refugio de Fauna Silvestre del Parque Rodolfo Landeros, donde actualmente se cuenta con 77 ejemplares; la mayoría no fue devuelta a su hábitat por lesiones permanentes en las alas o en las patas, lo cual les impide volar. Y termina con que recibieron una segunda oportunidad de vida, como si vivir en cautiverio atado a un riel, en contra competa de su naturaleza y padeciendo inclemencias climáticas por carecer de albergues adecuados, fuera deseable y no fuera una tortura tal, que ocasiona la muerte de los animales silvestres que la padecen, pues los animales creados para volar libremente, sufren daño psicológico y físico al ser retenidos en cautiverio.

Vale resaltar que la nota no indica el número de ingresos contra el número de aves liberadas, por ende, se carece de datos de eficiencia en el centro. Es oportuno señalar que varios expertos opinan que no hay ningún valor de conservación en la liberación de un ejemplar a la naturaleza si padece patologías, alteraciones conductuales, perdidas o alteraciones

anatomo fisiológicas, pero ¿se puede conservar a todos los animales?, ¿cuántos de esos animales no recibieron atención oportuna por carencia de recursos o trámites burocráticos para obtener la autorización de insumos quirúrgicos?

Esta suficientemente documentado que causas antrópicas como la caza ilegal, cambios en uso del suelo, contaminación, entre otros, propician el traslado de aves rapaces silvestres a los centros de rescate y rehabilitación, pero estos centros varían en instalaciones, métodos de rehabilitación, captura, transporte y factores que afecten su bienestar.

La rehabilitación de aves rapaces es un proceso delicado que requiere muchos recursos económicos, conocimiento especializado y habilidades específicas para garantizar el bienestar del ave y su eventual reintroducción a la naturaleza. Esto exige un buen presupuesto, personal suficiente y capacitado para realizar una evaluación inicial que puede incluir exámenes físicos, radiografías y análisis de sangre si es necesario. ¿El CRAC cuenta con los recursos?

Un tratamiento médico adecuado exige alojamiento adecuado que imite lo más posible su hábitat natural. Esto puede ser una jaula espaciosa con perchas y áreas para que el ave pueda ejercitarse y recuperarse. Igualmente es importante una dieta equilibrada y adecuada para el ave, que debe incluir alimentos frescos, como carne cruda o pescado o presas vivas para favorecer la caza. Conjuntamente, se debe proporcionar al ave los ejercicios y fisioterapia que le ayuden en su recuperación. Esto puede incluir vuelo controlado en un espacio seguro o ejercicios específicos para fortalecer músculos debilitados. Asimismo, si el ave rapaz es joven y aún no ha aprendido a cazar o si ha perdido esta habilidad debido a una lesión, puede ser necesario proporcionarle entrenamiento para cazar presas vivas. Evidentemente durante todo el proceso de rehabilitación, el ave debe ser monitoreada de cerca para evaluar su progreso y realizar ajustes en el tratamiento según sea necesario.

Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en el Parque Rodolfo Landeros
Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en el Parque Rodolfo Landeros

El procedimiento exige liberar a las aves lo antes posible, evitando que se acostumbren al humano, pero de ser necesaria la rehabilitación, se utilizan técnicas de cetrería para ayudarlas, ya que una de las funciones principales de esta práctica es enseñarles a cazar, instinto que, aunque es innato requiere en algunas ocasiones un poco de ayuda sobre todo después de una lesión. Las aves se entrenan estimulando su vuelo en un gran aviario o con el uso de técnicas de cetrería. Sin embargo, estas técnicas han estado cargadas de efectos secundarios: un ave silvestre podría, por ejemplo; (i) negarse a comer o auto traumatizarse durante el confinamiento; (ii) no experimentar la secuencia depredadora completa (y morir de hambre en la naturaleza), o (iii) habituarse a los humanos

Así una vez que el ave esté completamente recuperada y sea capaz de valerse por sí misma en la naturaleza, idealmente se llevará a cabo un proceso gradual de reintroducción en su hábitat natural. Esto puede incluir períodos de libertad supervisada antes de la liberación completa y considerar que la reintroducción debe ser monitoreada, debido a la baja tasa de reintegración al medio.

Cabe mencionar que el ejercicio al aire libre es previo a la liberación, permitiendo evaluar la capacidad de vuelo, y habilidades de caza en ejercicios simulados, lo que es útil en halcones, águilas y cernícalos. Esto requiere un sistema de correas sujetas a los tarsos (pihuelas) y a un sedal largo (80-100 m) atado a un peso. Cada programa debe ser individual y con extrema vigilancia, requiriendo en promedio 8 a 12 semanas de ejercicio previo al vuelo libre y en aves grandes de 3 a 9 meses según recomiendan expertos. Valores muy contrastantes a los mencionados en el Plan de manejo del CRAR que contempla tan solo entre cuatro y seis semanas. Además, después de la hospitalización, las aves rapaces suelen ser liberadas cuando la recuperación muscular aún no es adecuada, por ende, no pueden cazar eficazmente y corren el riesgo de morir de hambre a los pocos días. En algunos otros centros usan el criterio de que una rapaz rescatada se considera recuperada después de haber recuperado peso, haber podido volar y haber completado una muda.

A todo este proceso hay que sumar que el entrenamiento disminuye el miedo al humano, útil en individuos no liberables al reducir conducta anormal y facilitar el manejo, sin embargo, puede afectar el comportamiento negativamente en aves liberables. Por ende, el rehabilitador debe enfocar sus esfuerzos sólo en mejorar habilidades y prepararlas para una reintroducción exitosa. Es decir, el Médico Veterinario es quien provee diagnóstico, tratamiento, controla la rehabilitación, el comportamiento y asesora cambios en las instalaciones. Pero debe haber cuidadores especializados que deberían poder devolver a la rapaz a un estado psicofísico óptimo para ser liberada en la naturaleza. Esto, es caro, requiere personal altamente capacitado y supone el riesgo de que las aves se habitúen a los humanos como proveedores de alimentos.

Por otro lado, en el Plan de manejo, no se mencionan ningún indicador de bienestar animal, su evaluación considera la salud física, mental y conductual.

Identificar las causas que generan un bajo bienestar, permite intervenirlas y promover una rehabilitación que permite al individuo reinsertarse al medio natural.

El bienestar animal (BA) se evalúa por medio de indicadores directos e indirectos. Los directos, evalúan aspectos físicos (Lesiones corporales, absceso, daño articular, etc., caída de plumas y su condición y estado corporal), fisiológicos, de comportamiento y de implicancia en la rehabilitación y reintroducción. Uno de los parámetros fisiológicos más usado ha sido la medición de glucocorticoides, representando estrés crónico; las muestras incluyen plasma sanguíneo, heces y orina. Otro método directo con parámetros fisiológicos es la correlación de la frecuencia cardiaca con el nivel de glucocorticoides, esta predice estrés crónico, tasa metabólica e indirectamente la distribución de energía.

Estudios de comportamiento, también sirven como indicadores directos. Se pueden realizar a través de etogramas y mediciones del uso del tiempo en cautiverio, pudiendo revelar adaptación o signos de tensión, siendo específicos en cada especie y línea genética. En general estereotipias. Es habitual en rapaces en cautiverio, el movimiento repetitivo o rítmico de cabeza y pies, automutilación, conducta excesiva de acicalamiento, agresión, apatía por separación, conducta infantil prolongada, comer en exceso o rechazo, monopolizar el alimento o apetito aberrante, aerofagia, picaje de plumas o tejidos (alas y cola); Preferencias, uso del tiempo, lenguaje corporal.

Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en el Parque Rodolfo Landeros
Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en el Parque Rodolfo Landeros

Reacciones de agresividad y huida indican buen estado físico y psíquico, pero es necesario que el observador pase desapercibido por el paciente. Se debe considerar: posición en la percha (erguida o caída), posición de las alas (laxas, sin fuerza, o bien situadas), movimiento de párpados (rápido y limpio, o lento), reacción de alerta o pasividad ante ruidos extraños, potencia al defecar, conducta ante alimento, estado de plumas, entre otras. Otros indicadores directos del bienestar incluyen falta o pérdida de habilidades de caza o forrajeo, reacciones de escape por depredadores y pérdida del miedo al humano.

Los indicadores indirectos de BA, incluyen evaluar el cumplimiento de necesidades del animal según especie y evolución, posibilidad de movimiento, contacto social, condición del suelo, transporte, alimentación, clima interno e higiene, así como los estándares de recursos y registros del recinto.

Muchos recintos no ofrecen estímulos suficientes para usar el tiempo por el contrario ofrecen estímulos nocivos, tales como pobre estimulación en jaula o percha, exposición a ruidos, sustrato y temperatura incomoda, retiro forzado, proximidad a humanos, baja oportunidad de alimentarse, aglomeraciones, grupos sociales anormales o poca socialización, como es el caso del CRAC.

Para evitar estos trastornos se requiere de mejoras en el manejo, las instalaciones e implementar “Enriquecimiento Ambiental” (EA), un método dinámico enfocado en mejorar el ambiente, uso del tiempo y manejo de animales en cautiverio según la conducta, inteligencia, ecología e historia natural de cada especie. Los beneficios evidenciados por técnicas de EA son: promover habilidad y conducta natural, actividad física, y condición de BA

Existen varios tipos de enriquecimiento, así encontramos, el de tipo social, que potencia habilidades comunicativas; el ocupacional, que aumenta la capacidad física y mental, al entregar objetos o facilitar la actividad física (vuelo y caza); el enriquecimiento físico promueve cambios de infraestructura, mobiliario y técnicas de entretención; el de tipo sensorial mejora el desarrollo de los sentidos; el nutricional, que busca innovar en tipo y forma de presentar la dieta para que el animal use su destreza. Por su parte, el enriquecimiento cognitivo, por medio de entrenamiento animal puede ser útil para el manejo médico, pero la cercanía al humano podría generar dificultades de adaptación en vida silvestre.

Las aves vuelan, el impedírselos ocasiona pérdida de condición corporal que derivará en incapacidad de vuelo, en meses no podrá moverse sin cansarse por baja fuerza muscular. Esto debe evitarse manteniendo terapia física de ejercicio, vuelo y disminución del tiempo de percha.

Cuando las aves quedan con daños severos para su sobrevida (ceguera total, amputaciones, entre otros), según cada caso, es una opción usar solución de eutanasia o bien darles “una segunda oportunidad de vida” que en realidad es condenarlos al cautiverio en condiciones precarias para ser material de investigación o herramienta de exhibición o educación y conservación.

Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en el Parque Rodolfo Landeros
Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en el Parque Rodolfo Landeros

Al respecto, la conservación de animales en ambientes controlados es un tema complejo que presenta una serie de pros y contras:

Dentro de los Pros los más relevantes serían:

  1. Protección de especies en peligro: Ser un refugio seguro para especies, protegiéndolas de amenazas como la caza furtiva, la pérdida de hábitat y las enfermedades. Pero a costa de su libertad.
  2. Educación y concienciación: Pueden servir como herramientas educativas, creando conciencia en el público sobre la importancia de la conservación y las amenazas que enfrentan muchas especies, aunque debe ser un programa muy bien pensado, con personal capacitado para su promoción y con un seguimiento constante para valorar el impacto social ya que desde hace 19 años se están realizando esta actividad en el CRAC, pero siguen llegando rapaces víctimas de agresiones humanas y por ende me parece no han generado ningún beneficio.
  3. Investigación científica que puede mejorar el entendimiento de las necesidades biológicas y ecológicas de diversas especies, aunque en seres cautivos, es decir fuera de su hábitat y por ende de la realidad y con comportamiento anormal. Cabe recordar que cuando los sacamos de su entorno natural, erradicamos su verdadera naturaleza y la reemplazamos con fantasía.
  4. Rehabilitación y reintroducción, aunque la suelta directa (usada por el CRAC), se asocia a alta mortalidad por liberación brusca tras largo período en cautiverio. Hay que considerar que el estrés del confinamiento y la rehabilitación no es el único problema para una rapaz rescatada: después de su liberación, también debe hacer frente a la nueva área de liberación y, con suerte, sobrevivir. Esto puede ser un verdadero desafío por diferentes factores, el primero de los cuales es cuánto tiempo lleva un ave hospitalizada. Existen estudios donde un individuo liberado muestra una mayor mortalidad debido al hambre en las primeras cuatro semanas que las aves silvestres locales y solo puede sobrevivir superando el período inicial de trauma/enfermedad

Los Contras serían:

  1. Condiciones de cautiverio: Los ambientes controlados no pueden replicar adecuadamente el hábitat natural de los animales, lo que puede llevar a estrés, comportamiento anormal y una calidad de vida reducida.
  2. Ética y bienestar animal pues ¿es justo mantener a los animales en cautiverio?, incluso por razones de conservación, dadas las limitaciones a su libertad y bienestar. ¿No es el cautiverio la máxima pena que los humanos otorgan a los individuos para castigarlos? Eso sin considerar que las celdas distan mucho a ser como las jaulas de animales y mucho menos mantenerlos atados al piso cuando su naturaleza exige las alturas y volar.
  3. Impacto genético ya que la reproducción en cautiverio puede reducir la diversidad genética, lo que podría debilitar la capacidad de la especie para adaptarse a cambios en el medio ambiente cuando son reintroducidos en la naturaleza si es que lo logran.
  4. Altos costos económicos, pues mantener ambientes controlados y programas de conservación cuestan y en general los recursos financieros son limitados, lo que además desvía los pocos fondos de la conservación de hábitats naturales que en realidad es lo que urge.

Para lograr un enfoque equilibrado y eficaz en la protección de la biodiversidad la “conservación” debería complementarse con esfuerzos de conservación in situ (en sus hábitats naturales).

Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en el Parque Rodolfo Landeros
Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en el Parque Rodolfo Landeros

Por otro lado, la sujeción física permanente de cualquier ave por cualquier medio de restricción no es aceptable, es por eso que en el la NMX-AA-165-SCFI-2014 53/66 SECRETARÍA DE ECONOMÍA, (Norma Mexicana que establece las especificaciones y los requisitos para obtener la certificación con respecto al bienestar animal, conservación de especies, investigación, educación y seguridad en los zoológicos que aplica en el territorio nacional, para todos los zoológicos tanto públicos como particulares.) en su APÉNDICE NORMATIVO B.3 relacionado a Aves especifica: B.3.5 No es admisible el manejo de aves encadenadas o sujetas permanentemente, lo que únicamente se aceptará cuando los ejemplares se encuentren en proceso de adaptación a un ambiente nuevo, en cuyo caso deberá documentarse el procedimiento, el seguimiento individual y llevarse a cabo bajo estricta supervisión especializada. Y en cuanto a B.3.4 Enriquecimiento y Ambientación indica que en los aviarios en que se alojan aves con capacidad de vuelo, es importante contar con elementos que les permitan desarrollar esta actividad.

Lamentablemente el CRAC no se encuentra certificado con respecto al bienestar animal, carece de un comité de bioética y de un monitoreo de seguimiento y supervisión de las autoridades competentes, amén de carecer de personal suficiente capacitado y sensibilizado, con escasos recursos económicos e instalaciones deficientes.

Se puede concluir que es necesario mejorar las bases teóricas de la legislación, en lo que respecta a estándares de manutención de fauna silvestre en cautiverio, considerando el Bienestar Animal, promoviendo programas de ejercicios que impidan la atrofia muscular, que aumenten la capacidad de vuelo y caza. También es necesario promover cambios en la ley, para incluir estándares de manejo que promuevan el BA, técnicas de rehabilitación, criterios de reintroducción y monitoreo posterior, para optimizar métodos y obtener una tasa de liberación exitosa.

Amén de exigir el monitoreo, exigir una inspección por lo menos cada seis meses de todas las instalaciones de investigación animal, incluyendo las áreas de estudio animal de estos centros y la revisión y actualización constante de sus planes de manejo. E incluso categorizar estos centros a nivel “Santuario” exigiéndole las mejoras necesarias para este fin y en donde no se autorice comprar, ni vender o intercambiar los especímenes y donde el público no tenga acceso a las instalaciones utilizadas para el fin de rescate, solo personal autorizado como profesionales en el manejo de vida silvestre que garantice a los animales vivan libres de dolor, incomodidad, enfermedades y estrés.

Habría que incentivar y asesorar la investigación en salud y bienestar de rapaces en rehabilitación, para desarrollar protocolos refinados de evaluación de BA y establecimiento de pronósticos de recuperación- liberación o eutanasia.

También hay que considerar que un buen refugio aceptará solo lo que pueda permitirse cuidar y no exceder su capacidad operativa por más que lo demanda lo exija conociendo su viabilidad operativa. De igual forma debería incrementar los gradientes de bienestar animal en instalaciones, y de enriquecimiento ambiental, así como enfocar los esfuerzos de conservación en proteger a los animales en su ambiente, no en preservar la cría de animales de manera endogámica en zoológicos.

El CRAC debe esforzarse por promover el bienestar óptimo de todos los animales bajo su cuidado, utilizando una combinación de ciencia moderna, mejores prácticas y marcos éticos, incluidas la compasión y la empatía. Debería actualizarse para eliminar métodos de manejo subóptimos y obsoletos, pues si un ave convaleciente es entrenada utilizando únicamente técnicas clásicas de cetrería, es probable que siga dependiendo del cuidador/halconero incluso mucho después de su liberación, por lo que no podrá cazar de forma independiente. Existen nuevos métodos de entrenamiento con drones que podría mejorar la fuerza muscular de las aves rapaces y al mismo tiempo limitar la habituación de los humanos. Los principales hallazgos de este método son: (i) El rápido aumento de la velocidad de las aves rapaces; (ii) el crecimiento muscular y la resistencia, y (iii) la reintroducción exitosa de un ave silvestre.

El rescate y la protección de las aves rapaces son extremadamente deseables, pero se deben realizar adecuadamente lo que exige buenas leyes, buen presupuesto, buenas instalaciones, buen manejo y profesionalización y actualización constante del personal involucrado en su cuidado. Su conservación debe incluir no solo su protección, sino también el educar a la sociedad para aumentar la conciencia sobre su funcionalidad ecosistémica, pues proteger la biodiversidad es labor de todas y todos, pero si encontramos que el lugar es obsoleto e inadecuado y que ciertas especies sólo representan

un atractivo visual para que se tengan más visitas, o los programas de educación solo se enfocan en una plática dirigida públicos infantiles carentes de la madurez para tener criterios propios y entender cabalmente el problema, estos espacios no están ayudando a los animales ni a su conservación.

De igual forma se hace necesario promover la discusión pública sobre la conservación de fauna silvestre a fin de disminuir el número de casos afectados, así como fomentar la educación y conciencia sobre el bienestar animal a fin de ayudar a cambiar las actitudes y prácticas en la sociedad. Espero que este material sirva para este efecto.

Ana Romo jaulericavida1@outlook.es

Ana Romo G
Ana Romo G

Médica veterinaria y zootecnista, académica, escritora y bioeticista.

Ana Romo G

Médica veterinaria y zootecnista, académica, escritora y bioeticista.

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