EL INE Y LA REVOCACION DE MANDATO
El viernes pasado durante la conferencia mañanera del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador mencionó que en una semana presentaría un análisis sobre el presupuesto del INE, en el marco de la Ley de Austeridad, a fin de dar “el remedio y el trapito”, en la solución del financiamiento del proceso de consulta sobre la revocación de mandato.
Más allá de las críticas adecuadas para el INE, sobre como ha venido tratando este asunto, cuestiono la pertinencia de esta iniciativa presidencial (aunque no sea vinculatoria), pues podría entorpecer y complicar todavía más, un ambiente enrarecido de por si, dándole mayores pretextos a la oposición para seguir pegando al actúa gobierno y a la propia institución electoral para que busque salidas para no cumplir con sus obligaciones.
Afirman que este proceso les contaría aproximadamente tres mil millones de pesos y que, la revisión de su presupuesto y las economías proyectadas, puede hacer que reúnan 1 200 millones de pesos, lo que los tendría lejos de lo requerido, aunque lo que adelantó López Obrador es que se podría hacer mucho más, a partir de la disminución de lo que él llama gastos superfluos.
Está claro que el INE no quiere tocar los montos y número de asesores; los gastos médico mayores, renta de oficinas y vehículos, eso sin tocar las percepciones de los consejeros, que están muy por encima de lo que percibe el Presidente, aunque es un asunto intocado por el fallo que al respecto asumió la Corte. Por ello hay quien dice que ello será legal, pero también es inmoral, considerando las percepciones que tienen la inmensa de servidores públicos, ya no digamos los trabajadores en general.
A lo anterior le podemos sumar una situación dada hace algunos días, cuando la dirección de Morena denunció los peros que el INE ha estado poniendo a la decisión de ese partido, para regresar a la institución electoral 547 millones 726 mil pesos correspondientes a prerrogativas legales, que de aceptarse, cubriría un porcentaje significativo para lo que falta para financiar el proceso que incluiría con la consulta a realizase el próximo 10 de abril.
No estaría mal, aunque sería ilusorio pensar que, esa decisión de Morena para regresar parte de su prerrogativa, pudiese trascender en una actitud correspondiente de las otras fuerzas políticas que tienen registro legal, pues posibilitaría que se cubra con lo faltante necesario para llevar a cabo el proceso conforme a la ley correspondiente, sin darle el menor pretexto al INE.
Pero está claro que eso no va a pasar, no habrá eco de ninguna fuerza, creo que ni siquiera de los aliados de Morena, que han defendido por sobre todo sus prerrogativas. Por lo que es necesario seguir empujando porque el INE ajuste su presupuesto, además de que si acepte el dinero regresado por Morena.
Lo que si hay que presionar a la cúpula del INE, que siguen cinchados a la dinámica impulsada por la oposición, bajo la presunta bandera de defender la autonomía de una institución, que aunque siga así, sigue siendo parte del Estado mexicano y lo que ello representa. No es entonces los hombres, Córdoba y Murayama, sino la propia institución, que se debe a los mexicanos y que debería ser un puntal en el proceso democratizador el país, no obstaculizador, como pareciera hasta ahora.
Y en este caso que nos ocupa, la cúpula del INE ha asumido un papel poco proactivo, de mezquindad, falta completa de autocritica y cero voluntad política. Si las cosas no las hacen como dicen y desean, entonces le buscan salidas e interpretaciones. Incluso esto lo han hecho con las resoluciones de la Corte y del Tribunal Electoral de la Federación. Así no hay ni como defenderlos, no se dejan, ellos solos se ponen la soga al cuello.
Hace poco escuchaba la entrevista a un consejero en el programa Los Periodistas (con Delgado y Páez), con el tema de la revocación de mandato, su financiamiento y de manera obvia (por lo que ya hemos explicado) los altos sueldos que percibe la cúpula del INE y el entrevistado cuestionó a su entrevistador porque el tema era la consulta no los salarios que percibían. Lo afirmaba con enojo e insolencia, diría también que con cinismo.
Con esa actitud está claro que no van a aceptar nada, no escuchan ni ven todo es en función de su óptica, todos están errados, menos ellos. Dicen que han hecho un esfuerzo por allegarse de recursos, pero no tocan partidas que no les afectaría su operación, si sus excesivas canonjías.
En su momento le apostaron a que la ciudadanía no cumpliese con la meta necesaria para soportar la petición de la consulta: casi tres millones de firmas de otros tantos ciudadanos. Ahora han lentificado el proceso de corroboración de las mismas, aunque será muy difícil de que no se cumpla. Al término del plazo fueron entregadas casi diez millones de avales. Al final tendrán que aceptar que se cumplió este requisito.
La oposición y la derecha hicieron lo mismo y ahora dudan en participar, a fin de no avalar un previsible resultado, de convalidación de la gestión de López Obrador, lo que legalmente lo consolidaría, al igual que lo que ya se ha visto en las más reciente encuestas de opinión, incluso de corte internacional.
Cn este escenario, en lo personal soy de la idea que la izquierda debiera aprovechar la coyuntura, para movilizar y organizar. Requerimos una mayor unidad que sobrepase el tamaño de la respuesta que ha venido implementando la derecha. Acciones que pueden llevarse a cabo a la par de dos acciones más: el apoyo a la iniciativa de reforma eléctrica y también, derrotar a la derecha en las seis entidades donde este año se renovarán sus gubernaturas.
