El NAICM y la USMCA
Me refiero al tema del aeropuerto de la Ciudad de México a instalarse en pleno vaso de Texcoco
Para la izquierda socialista habrá dos temas que conforme se sigue dando la actitud dubitativa del nuevo gobierno sobre ellos, es factible que se abra un camino divergente con derroteros aún impredecibles. Ello dependerá también en cómo actúe el resto de los movimientos sociales creados alrededor de ambos puntos. Me refiero al tema del aeropuerto de la Ciudad de México a instalarse en pleno vaso de Texcoco y dos, la renovación del todavía vigente TLCAN.
[bctt tweet=»Lo que AMLO llama Cuarta Transformación se debe concretar en medidas que pudiesen abrir un espacio renovador, » username=»crisolhoy»]
Queda claro que en términos generales no se regatea el apoyo al nuevo gobierno, en la posibilidad de que lo que AMLO llama Cuarta Transformación se concrete en medidas que pudiesen abrir un espacio renovador, completamente distinto al periodo neoliberal iniciado desde el sexenio de Miguel de la Madrid. Pero ello no quiere decir que se impongan posturas más ligadas al viejo régimen y a lo postulado por las vertientes dentro de MORENA, que no tienen nada que ver con la izquierda y si defienden el modelo de la libre empresa. En esto, una pieza clave sin duda es Alfonso Romo.
Pero por lo menos en los dos casos citados, muy debatidos en el movido periodo transicional, la derecha neoliberal pareciera la ganadora hasta ahora, mientras la izquierda al interior de MORENA no dice nada o se mantiene a la expectativa, no sé de qué, pues mientras no reaccione permite que se impongan posturas antipopulares.
Víctor Toledo afirma correctamente en La Jornada (martes 9 de octubre del 2018) que, “han tenido que pasar décadas para que el pensamiento de los ciudadanos lograra escapar de los anestésicos que cada día nos inyecta la ideología del progreso, el crecimiento, el desarrollo y la competitividad, las principales fantasías del capital. El quiebre de la ideología dominante, esencialmente eurocéntrica, ha corrido al parejo del derrumbamiento de las expectativas, de las esperanzas canceladas por los proyectos neoliberales.”
Más este escape quizá manifestado fehacientemente en los treinta millones que le apostaron al cambio, se tendría que seguir expresando para evitar que la inercia del pasado se mantenga o gane terreno la reacción, a partir de imponer su propia visión e intereses.
Esto es lo que puede pasar en el caso del Aeropuerto de la Ciudad de México, que ahora se pretende construir en el Vaso de Texcoco. AMLO no ha dicho que no, matiza su postura manifestando que de proseguir el proyecto, este se haría con inversión exclusivamente privada, aunque también señala que la definición estará dada por el resultado de la consulta programada para este fin de mes.
Y el problema del proyecto no es sólo como lo plantean los inversionistas y el sector empresarial: la enorme pérdida a lo ya invertido, aunque se sepa que una parte corresponde a los recursos de los trabajadores a partir de alguna de las AFORES. También hablaban que la obra iba en un treinta por ciento, aunque el presidente electo ya aclaró que realmente iban en el veinte por ciento.
Lo que no dicen ni hablan los inversionistas son los grandes perjuicios ambientales que la obra provocaría, pero también de la enorme especulación urbanística desatada, como lo ha denunciado el periodista Genaro Villamil. Dos perlas que no tienen el menor sentido social y si la prevalencia de los intereses particulares sobre los de la comunidad.
De acuerdo como lo han denunciado los mismos comuneros de zonas aledañas a la construcción de esta megaobra, “la pugna real es la de la madre tierra contra el Dios dinero”. Asi de sencillo se explica lo que está en el centro del proyecto.
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Nadie duda la necesidad de resolver el problema subsistente alrededor del actual aeropuerto de la Ciudad de México. El punto es dónde construirlo sin afectar el medio ambiente y desplegar iniciativas especulativas, pues siempre hay que hacer prevalecer el interés general sobre el particular.
En la siguiente entrega comentaremos sobre el nuevo tratado comercial entre los tres países.
Lo que AMLO llama Cuarta Transformación se debe concretar en medidas que pudiesen abrir un espacio renovador,