El transfondo del conflicto en la UNAM
Justo cuando se cumplen cincuenta años del movimiento estudiantil del 68, central para el desarrollo político del país desde entonces, surge un conflicto en la UNAM, que hubiese parecido menor, pero que al paso de los días evidencia que hay intereses extraños que intentan complicarlo y sacarlo de las instalaciones de la Máxima Casa de Estudios.
Como aquella aparentemente intrascendente pelea entre estudiantes de la vocacional del IPN asentada en la Ciudadela y de la Preparatoria Isacc Ochoterena, ahora de las demandas sentidas pero fáciles de resolver de los estudiantes del CCH Azcapotzalco, se extendió el movimiento con el paro de 42 planteles universitarios, después de la artera agresión que grupo de porros propinaron a preparatorianos que se manifestaban pacíficamente en la Explanada de la Rectoría.
Tanto la renunciada directora del CCH Azcapotzalco como la propia Rectoría de la UNAM, en su momento pudieron contener el movimiento con la satisfacción de las demandas de los estudiantes. Su abulia y falta de sensibilidad política facilitaron que la coyuntura fuera aprovechada por intereses extrauniversitarios, los mismos que están detrás de los grupos de porros que actuaron contra los manifestantes para atizar el fuego de la desestabilización.
La intención de quienes están detrás de la agresión es clara: generar un conflicto más allá de la UNAM y en momentos cruciales para el país. De tal manera que vista la situación que prevalece hasta ahora, nos quedan por lo menos dos lecturas que hay que señalar a continuación. Una relacionada con la Institución misma y con las fuerzas que se mueven a su interior o quisiesen influir en su vida interna y otra, más ligada al momento de transición política que se vive en la actualidad y que definirá en los hechos la alternancia de fuerzas políticas, con la asunción de una que tiene aún enormes fuerzas opositoras que no quieren perder su hegemonía ni fuerza, aunque hayan sido derrotadas en las urnas.
La parte intrínseca a la UNAM es desde mi punto de vista la natural, justificada e incluso sana. No me refiero solamente a la que representan los estudiantes del CCH Azcapotzalco, que centran sus demandas en tres puntos, donde destacan dos: la reposición de un mural torpemente retirado por la dirección del plantel y segundo, la deficitaria integración de grupos en cuanto a número de estudiantes.
Pero el otro es más añejo y que ahora aflora nuevamente. Me refiero a las caducas formas decisorias habidas en la UNAM, donde la verticalidad sigue privando y que ahora es más reiterada la demanda de cambiarlas democratizarlas.
Al respecto es elocuente con lo que concluye el artículo de Elvira Concheiro publicado esta semana en La Jornada. Dice:
Podrán expulsar a un puñado de supuestos porros, pero mientras no se alcancen cambios democráticos que acaben con autoridades incompetentes y arbitrarias, que combatan a las mafias que dirigen escuelas y facultades, mientras no se valore al estudiantado y se destinen recursos suficientes para ofrecer mejores condiciones de estudio, mientras no se genere un nuevo ambiente cultural, particularmente en esas zonas marginales donde están enclavadas muchas de las dependencias universitarias que más sufren la lacra del porrismo, éste volverá una y otra vez por sus fueros. Es hora de lograr cambios verdaderos
Al respecto, debemos salvaguardar el espíritu universitario que obliga promover la libertad de expresión y la aplicación del pensamiento crítico como pilares fundamentales, esta sería la esencia de su democratización, más allá de la búsqueda de mejores mecanismos para decidir sobre quienes debieran ser sus directivos. También tenemos la oportunidad por erradicar en definitiva a los grupos de porros, yendo hasta donde tope sobre quiénes están detrás de ellos.
Lo segundo aspecto es más complicado y perverso, pues tiene que ver con la intención de escalar el problema de la UNAM más allá de ésta, llevándola al escenario nacional. Por ello fue significativa la reunión del Rector con el Presidente electo.
Como bien lo señala una Editorial de Tribuna Comunista: “La derecha está haciendo todo lo que está de su parte para entorpecer el periodo de transición y asegurar que no llegue en condiciones idóneas López Obrador a la Presidencia de la República. No por nada se intentó involucrar a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México electa en los acontecimientos de la UNAM”.
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