Pensamientos de noches lluviosas

Pensamientos de noches lluviosas

Como me molesta tener que pensar en noches anteriores, días anteriores, semanas anteriores…

Recordar todos los errores cometidos…

En la soledad de la noche lluviosa quisiera que alguien me explicara la distancia de los tiempos y la distancia del olvido

Intentas olvidar los errores cometidos…

Recuerdas incansablemente  los errores cometidos y la confianza que le diste a quien no la merecía.

El goteo de la lluvia repica incansable en el piso de la calle, mientras taladra mi mente, como mil pensamientos que caen atormentando el silencio de la noche.

Se acercan  fechas que traen recuerdos… y sigo pensando en ese lobo que aúlla incansable como cada noche  bajo la pálida luz de la luna.

Disminuye la lluvia y se alejan esos pensamientos de languidez melancólica mientras analizo los días vividos durante este año que parece no terminar.

El silencio de mi refugio solo es entorpecido por el sonido del teclado de mi computadora.

No hay ruido en la calle… solo  mi mente que divaga y piensa ruidosamente mil cosas que no sabe poner en orden.

¿Les ha pasado esto alguna vez?

Problemas y soluciones… soluciones y posibles consecuencias…

Mi dilema en este momento es si debo de tomar una pastilla para dormir.

Ya no lo es… mi dilema ahora es cuanto más se me ocurrirá para seguir escribiendo.

Cada línea me hace escribir otra más…

Ese maldito  desorden obsesivo compulsivo que me hace no poder parar.

Y ahora estoy pensando en un cuadro de Salvador Dalí que tengo enfrente de mí,  y me hace imaginar una escena en cámara lenta de relojes que se derriten al calor de mis pensamientos.

Mientras la lluvia de afuera es la misma del cuadro que intento dejar de imaginar que tiene vida  en mi mente.

Busco formas inexplicables en cada objeto que invade mis ojos y que va directamente a mi subconsciente, mientras me pregunto si estoy aquí  o estoy en la realidad que imagino.

Veo mil formas  geométricas en mi escritorio que tienen un número similar en casi todos ellos.

El bendito 9…

Siempre obsesionado con el número 9… Vivo y estoy en una realidad invadida de números, donde siempre intento sumar todo lo que este a mí alrededor.

Y miro calladamente el reloj que avanza sin misericordia como cada noche, de cada día, de cada mes, de cada año… y que  se repite diariamente.

Quizás es el sueño… quizás es el deseo reprimido y la ansiedad del futuro que no vislumbro.

Sabes que la caminata solitaria es la más difícil… pero es la que más te hace crecer en el plano terrenal.

Veinte cosas han pasado por mi cabeza  mientras escribo estas líneas… y nada tiene sentido, o quizás tiene más sentido de lo que creo solo porque mi realidad loca es más cuerda que la del resto de la gente.

Me resisto a ser normal.

Me resisto a creer que debo de evolucionar para ser un humano promedio.

¿Qué debo de hacer para tener éxito en la vida? ¿O quizás ya soy exitoso y no lo he sabido ver?

Apago la luz… solo necesito la luz de una pequeña lámpara para terminar de escribir estas líneas…

Miro silencioso sombras que recorren la oscuridad de mi casa de fantasmas que solo existen en mi mente… mis malditos monstruos que viven debajo de mi cama.

Mi perro me mira fijamente bajo la pálida luz de la luna que se cierne sobre una ventana abierta, mientras me dice: Ya olvídalo, no  seas estúpido… Tengo hambre.

Ese perro que ha tenido conmigo mil viajes, mil anécdotas, mil juegos… y que a pesar de todo se sigue quedando conmigo para mirarme con esos ojos característicos de un ser superior que es como s supiera  exactamente lo que debo, y lo que no debo de hacer.

Lo miro fijamente a los ojos… y pareciera que hablamos el mismo idioma… sin decir una sola palabra.

Caramba… ya no fumo… no concibo escribir poesía de la vida si no es aspirando el humo de un cigarro que se consume más lentamente que la noche.

Solo suspiro lentamente intentando terminar estas líneas para poder cambiar de escenario a seguir soñando; en una habitación que reclama mi presencia y que no existe si no estoy ahí.

Nada ha cambiado… hoy es un día más…  o es un día menos?

¿Pensar que fue un día más es optimismo?  

¿Pensar que fue un día menos  es pesimismo?

¿O acaso es al revés?

Mi vista cansada  solo alcanza a agradecer que una vez más haya terminado de plasmar mis pensamientos  en letras que quizás para usted amable lector no tengan sentido, pero reflejan fielmente lugares,  situaciones y pensamientos absurdos que todos hemos tenido en la hora más oscura de la noche.

Gracias amable lector, por leer cada semana mis necedades…

A veces me pregunto quienes serán esos casi mil lectores semanales que se toman el tiempo de esconderse tras un anonimato… muchos que regresan y otros que quizás no volvieron a leerme jamás.

Pienso en quienes me leen intentando no ser descubiertos…

Que sorpresas me daría la vida de yo saber quiénes son.

Tengo casi 7 meses escribiendo semanalmente y sigo intentando descubrir mi estilo.

Jamás termino de aprender… ni quiero dejar de hacerlo.

Dejar de aprender seria morir un poco. Dejar de leer sería dejar de comer.

Dejar el hambre de  conocimiento a un lado, sería dejar de vivir.

No concibo otra manera de vivir…

Se me viene una última imagen a mi mente… Te recuerdo algunas veces…

Espero que estés bien… acá todo sigue igual… igual que siempre…

Empieza a llover de nuevo… Ya no hay más que pensar…

Shalom…

Que tengan excelente inicio de semana.

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Sergio Peregrina Castañeda

Egresado de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Contador público de profesión y escritor por afición… "Tengo casi 42 años, y nací viendo las cosas y la vida desde una perspectiva diferente." Si usted desea añadirme a sus redes sociales, o desea que escriba sobre algún tema en específico.

Sergio Peregrina Castañeda

Egresado de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Contador público de profesión y escritor por afición… "Tengo casi 42 años, y nací viendo las cosas y la vida desde una perspectiva diferente." Si usted desea añadirme a sus redes sociales, o desea que escriba sobre algún tema en específico.

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