La entrega de la banca mexicana a los bancos extranjeros

México pasó de ser propietario único de las bancos comerciales, hace 34 años, a tener una banca mayoritariamente de capital privado extranjero. Este retroceso histórico hoy significa un obstáculo para el desarrollo nacional. Efectivamente, después de la nacionalización de la banca en septiembre de 1982, todas las instituciones bancarias pasaron a ser propiedad del Estado nacional mexicano. Este hecho inédito fue un desafió al gran capital financiero internacional, que es el más poderoso, y que se constituye de la fusión del capital bancario con el capital industrial.
En la crisis de 1982 la banca privada fue el instrumento ideal para la fuga de capitales, pues cómo en toda crisis, los capitales buscaban seguridad, pero también poder especular con los abruptos movimientos del tipo de cambio del dólar. Por eso, el decreto de la nacionalización a los bancos, se acompañó de otro que otorgaba al gobierno el control de cambios. Estas dos medidas buscaban frenar la fuga de capitales, respondiendo al hecho de que, entre mayor volumen de capitales se fugarán, mayor era el daño a la economía nacional, y mayor el tiempo de recuperación del ciclo interno.
Hubo dos actos masivos de reconocimiento al Presidente por la nacionalización. Uno el oficial, acto típico de aquella época de acarreados, por la mañana, y uno más de la izquierda y sectores progresistas por la tarde. La trascendencia era mayúscula. Hasta entonces ninguna economía capitalista había vivido experiencia semejante. El que el Estado tuviera en sus manos a los bancos privados, ponía a la burguesía nacional en una condición complicada.
Un gobierno progresista y de avanzada en la economía, hubiera tenido la oportunidad de impulsar un gran proyecto de carácter nacional y de gran aliento en estas condiciones.
Desafortunadamente para el país, a los 3 meses de la expropiación de la banca, subió al poder en México el primer gobierno de corte neoliberal, que tenía la clara intención de neutralizar todas las acciones de izquierda y de economía mixta del último gobierno que se declaraba heredero de la revolución mexicana y que tenía la clara intención y la prioridad de regresar la banca al sector privado.
Miguel de la Madrid hizo el primer intento de privatizar la banca, con un decreto en el que se vendía sólo el 34 % de los bancos, con la limitante de que los diferentes compradores no podrían tener más del 1 por ciento. Esta propuesta no satisfizo a la clase empresarial mexicana que exigía una medida más contundente.
Va a ser hasta 1991, ya con Carlos Salinas de Gortari como titular de la Presidencia de la República, que se procede a la total privatización de la Banca.
En la parte de mayor popularidad, Salinas pretendía sentar las bases de un gobierno no de 6 años, si no de 18, 24 o hasta 30. Por ello no regresó los Bancos a sus antiguos dueños, sino con los que trabajaba la concreción de su proyecto, a su gente cercana, y a sus aliados l. De esta manera repartió los bancos entre sus amigos, nuevos socios políticos o de negocios, prestanombres y casabolseros, casi todos ellos sin experiencia en temas bancarios, por lo que terminaron por quebrarlos, saquearlos y luego entregarlos en ganga al capital extranjero.
Esta etapa de saqueo y manejo irresponsable concluyó con una gran crisis bancaria, que inició en 1994, con los errores de diciembre y concluyó en 1998 con el tristemente célebre Fobaproa, deuda privada generada por estos banqueros improvisados y saqueadores, cuyo enriquecimiento seguimos pagando los mexicanos hasta la fecha.
Existe también la versión de que toda esta trama estaba ya pactada por parte de este entreguista gobierno neoliberal con el capital financiero internacional y con el gobierno gringo, para pavimentar el futuro ascenso de Salinas a la dirección del Organismo Mundial de Comercio (OMC), la que finalmente nunca le cumplieron, ni nunca le permitieron alcanzar.
De cualquier manera, la misión estaba cumplida, nuestros recursos habían sido entregados por estos vendepatrias. Una trama cortesana que permitió la llegada de bancos extranjeros a México, los cuales durante toda la etapa del neoliberalismo hasta la actualidad se han venido hinchando de dinero de manera insultante a costa del trabajo de todos los mexicanos, capital que se fuga de nuestra nación, dificultando nuestro crecimiento interno y a los que el gobierno actual parece no tener mucha intención de regular.
Hoy estos bancos se han convertido en uno de los principales obstáculos a nuestro desarrollo nacional y soberano. En su teoría clásica la CEPAL decía: ante obstáculos estructurales, acciones estructurales. Así las cosas.
velagj@economia.unam.mx