LA IMPORTANCIA DE LAS CREENCIAS ANTE LAS REFLEXIONES QUE HACEMOS FRENTE A LA CRISIS Y LA PANDEMIA

LA IMPORTANCIA DE LAS CREENCIAS ANTE LAS REFLEXIONES QUE HACEMOS FRENTE A LA CRISIS Y LA PANDEMIA

 Vivimos en una etapa de confusión. El mundo está cambiando en todos sus aspectos: salud, sociedad, política y cultura de la cual forman parte las creencias los conocimientos y la ideología. No logramos tener ideas claras,    

Vivimos en un mundo complejo y sobre él, tenemos ideas y creencias.     Siguiendo a Ortega y Gasset las creencias somos. Las ideas son conceptos, u opiniones sobre alguien o algo. La creencia es tener la certeza de que esa opinión es válida.

[bctt tweet=»Las creencias son parte importante en la configuración del hombre» username=»crisolhoy»]

Las creencias suelen ser heredadas o influidas por el proceso social, y en parte seleccionadas por el individuo, son parte consubstancial de su ser. Son certezas sobre la moral, la ética, sobre lo que es o representa la sociedad, el mundo de los hombres o el resto de mundo. Las creencias se establecen sobre este mundo o sobre el más allá. Lo mismo se puede decir del sistema de valores y de la moral o ética. La sociedad ofrece al individuo uno o varios sistemas morales o éticos y éste hace suyos un conjunto de valores en una forma que le es específica. Las creencias se tienen y se aceptan por sí mismas, sin que el razonamiento influya mucho, aunque a veces son el producto de un razonamiento que, sin tener todos los requisitos científicos, se aceptan y se tienen por válidas. De las ideas dudamos, de las creencias nó. Muchas creencias tienen su origen en ilusiones, deseos y también en la influencia que tienen las representaciones sociales en que está inmerso el individuo

    Las ideas se tienen, pero no se tiene certeza sobre ellas, y se pueden cambiar, adaptar o modificar. 

    El ser humano es un ser de ideas y creencias y es por medio de ellas que el hombre juzga al mundo y actúa en él. 

Las creencias son parte importante en la configuración del hombre; Ortega y Gasset tiene razón cuando dice: «El hombre, en el fondo, es crédulo, o lo que es igual, el estrato más profundo de nuestra vida, el que sostiene y porta todos los demás, está formado por creencias»(Ideas y Creencias).

    El mundo actual es complejo no solo por lo que pasa en la salud, la sociedad, la economía o la política, sino por que la cultura en la cual vivimos,  las ideas y las creencias, se ha vuelto vaporosa, éstas se han desvanecido (ha tenido mucha entropía); la complejidad y los cambios bruscos, al menos nos han dejado algo desarmados para poder comprender este mundo y su posible evolución; nos sentimos perdidos. Hay un relativo vació en nuestra capacidad de comprensión y, dado que la ciencia o es insuficiente o no la conocemos todo o no la comprendemos o la interpretamos mal, hay una búsqueda de nuevas creencias que nos permitan darle sentido al mundo. 

    No todos tienen estos sentimientos de confusión ni sienten el mismo grado de confusión, pero es claro que la confusión global ha aumentado considerablemente. Es difícil vivir en confusión, para actuar y dirigir nuestros actos, necesitamos buscar comprender al mundo y esta búsqueda de comprensión es generadora de creencias.

Las viejas ideologías de izquierda y de derecha han perdido mucha fuerza. 

Entiendo por ideología el conjunto de ideas y creencias que se usan para legitimar o atacar a un poder o para orientar y/o justificar sus acciones. Pocos creen en la sociedad comunista, la socialdemocracia no logra proponer un programa factible y confiable; a la derecha las ideologías están peor, el libre mercado y el egoísmo personal como propulsores de la autoorganización mercantil óptima y equilibrada ya no tiene ningún sentido, ya que han generado un mundo de desigualdad y pobreza que cada día se rechaza con más fuerza.

Las viejas creencias sociopolíticas se diluyen o evaporan (entropía) y en ese semivacío tienen cabida todo tipo de creencias. Hecho del cual políticos y oligopolios tratan de aprovecharse: fake news, manipulaciones, descalificar sin argumentar, generar ilusiones y fábulas, escándalos, etcétera. Esto lo hacen casi todos, por dinero o por poder, los que están en el gobierno y los que están contra de él. El espacio para el razonamiento sereno y profundo ha disminuido. 

Las ideas siempre se han mezclado con las creencias, pero hoy lo hacen aun más. En esta mezcla se configuran opiniones, criterios y conocimientos. Que son tres niveles totalmente diferentes en la comprensión que se tiene de un fenómeno. 

Opinión, es un juicio o parecer que nos formamos sobre algo (cosa o problema). Todos tenemos opiniones sobre muchas cosas, temas o problemas; esto es un acto muy saludable. Todas las opiniones políticas, religiosas, sociales, son respetables por principio. Pero, opinar sobre algo, no significa saber sobre ese algo, aunque, de hecho al opinar se obliga a realizar una pequeña reflexión y por ende, representa un primer paso en el discernimiento.

El criterio es algo distinto y por tanto, constituye un segundo nivel de reflexión. El criterio implica hacer un juicio basado en una reflexión más profunda que toma en cuenta la experiencia y el estudio.

El conocimiento se basa en el trabajo profundo sobre la relación entre pensamiento y hechos (que hoy denominamos como ciencia) y es un nivel más elevado que el correspondiente al de los criterios.

Los tres niveles tienen un contenido de creencias, pero evidentemente, el criterio tiene menos que la opinión y el conocimiento menos que el criterio.

Las creencias impregnan toda nuestra forma de ser y de percibir y están profundamente interconectadas con las emociones. Las sensaciones las recibe nuestro cerebro por medio de nuestros cinco sentidos; para transformarse en percepciones, las sensaciones se interconectan entre sí, para integrar la figura, los colores, los sonidos, el lenguaje que generaron las sensaciones; esta interconexión y configuración se hace utilizando la memoria en la cual se albergan opiniones, criterios, conocimientos, creencias y emociones y su resultado es la percepción por el cerebro. Es decir que entre las sensaciones que recibe el cuerpo y las percepciones que procesa el cerebro hay diferencias y ajustes impuestas por la mentalidad. No es lo mismo ver un vaso de agua cuando tengo sed que cuando no la tengo; no es lo mismo ver un rostro que no recuerdo que ver uno cuyos recuerdos me generan profundas emociones. El cerebro selecciona y reconstruye las sensaciones según su memoria autobiográfica (memoria, creencias, emociones). Así no solo vemos, sentimos, olemos y gustamos, sino que todo eso lo reconstruimos.

 Nuestro cerebro y nuestra percepción de la realidad es compleja y mucho más difíciles y complejas se vuelven hoy día que ante una realidad muy cambiante y compleja nuestras viejas certezas se desvanecen.

En EUA el presidente Trump, juega con amenazas y creencias y muy pocos análisis. En Europa el Brexit tiene un fuerte contenido de creencias ideológicas. No se diga el cercano oriente y el Asia.

En México nos encontramos ante un problema peligroso. De un lado las creencias del y en el presidente de la República; del otro las creencias de y en sus opositores; ambos lados acentúan sus puntos de vista en creencias y descalificaciones. Hay pocos argumentos bien fundamentados de ambos lados. Es un juego peligroso para todos. 

    Los ciudadanos debemos exigir más argumentos, más fundamentos y debemos realizar más reflexión seria. Al mismo tiempo, este vacío nos deja una oportunidad para comenzar a construir otro futuro muy diferente al presente.

Juan Castaingts Teilley.       Profesor Investigador UAM-I.

Juan Castaingts Teillery

Profesor Investigador UAM-I

Juan Castaingts Teillery

Profesor Investigador UAM-I

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