LA LUCHA CONTRA LA COMIDA CHATARRA
[bctt tweet=»Primero fue el Congreso de Oaxaca y después el de Tabasco, quienes aprobaron sendas legislaciones para no permitir la venta de bebidas azucaradas y comida chatarra a menores de edad.» username=»crisolhoy»]
Primero fue el Congreso de Oaxaca y después el de Tabasco, quienes aprobaron sendas legislaciones para no permitir la venta de bebidas azucaradas y comida chatarra a menores de edad. En el Congreso de la Ciudad de México ya entró una iniciativa similar. La reacción del empresariado y las Cámaras patronales fue de inmediato y en contra.
En la legislación del primer Estado citado se menciona que, “la distribución, venta, regalo y suministro a menores de edad, de bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico en el Estado en instituciones educativas públicas y privadas de educación básica y media superior” o exhibición de cualquiera de esos productos a través de distribuidores automáticos o máquinas expendedoras en instituciones educativas públicas y privadas de educación básica y media superior o establecimientos comerciales”, deberán ser prohibidas.
La reacción del sector empresarial fue pronta y furibunda. Lamentaron la medida y sentenciaron que con ella se afectaría a gran cantidad de familias y de pequeños tendajones, que perderían gran cantidad de fuentes de trabajo y ganancias, sin señalar en ningún momento los enormes perjuicios que estos tipos de productos ocasiona a la Salud pública, tampoco la situación de los grandes consorcios, que son los que se han enriquecido escandalosamente, como son las refresqueras, las cuales han invadido ya la industria de las frituras.
No es casual que estas iniciativas legislativas se hayan dado en medio de la pandemia por el coronavirus, donde ya vimos que la población más vulnerable es aquella que padece obesidad, hipertensión y diabetes, enfermedades asociadas al tipo de alimentación inadecuada, donde son elementos principales el consumo de refrescos y la comida chatarra.
Ya vimos que la población obesa no sólo corresponde a la adulta, sino también a niños y adolescentes. A principios del presente año (enero 8), la OCDE dio a conocer los resultados de la investigación “La Pesada Carga de la Obesidad: La Economía de la Prevención”. En este documento se precisa en términos generales que, “a pesar de estos y otros esfuerzos (la implementación de algunas políticas públicas), un número cada vez más alto de personas en los países de la OCDE sufren de sobrepeso, y esto está reduciendo el PIB de los países OCDE en un promedio de 3.3%. En la actualidad, alrededor del 60 % de la población adulta en los países de la OCDE sufre de sobrepeso. De hecho, en 34 de los 36 países de la OCDE más de la mitad de la población tiene sobrepeso y una de cada cuatro personas es obesa. Y lo más grave, el estudio estima que durante las próximas tres décadas el sobrepeso causará cerca de 92 millones de muertes en los países de la OCDE. Son cifras alarmantes”.
En cuanto a nuestro país, precisa el documento que, “cerca del 73% de la población mexicana padece de sobrepeso (en comparación con una quinta parte de la población en 1996). México tiene una de las tasas más altas de obesidad de la OCDE. Además, 34% de las personas obesas sufren obesidad mórbida – el mayor grado de obesidad. De acuerdo con nuestras proyecciones, las enfermedades relacionadas con el sobrepeso reducirán la esperanza de vida en México en más de 4 años durante los próximos 30 años. Se trata de la mayor reducción proyectada entre los países de la OCDE. Pero lo más trágico es el crecimiento de la obesidad infantil, la cual se ha duplicado de 7.5 % en 1996, a 15 % en 2016.
En los últimos años este problema había orillado a las autoridades a tomar algunas medidas de política pública, como la inclusión de impuestos a las bebidas azucaradas y los alimentos no básicos con alto contenido calórico, así como etiquetados en los productos, donde se señala las condiciones contrarias a la Salud de los mismos.
Sin embargo, sigue subsistiendo el reto, no había sido suficiente la implementación de estas acciones. Ahora con el Covid-19 se ha evidenciado los enormes perjuicios que provoca, por lo que es necesario adoptar medidas más drásticas, como las que ahora están adoptando algunas Legislaturas estatales.
Sin embargo es necesario también desarrollar de manera masiva, campañas de promoción de la Salud, que transformen la mentalidad y cultura alimentaria, donde hasta ahora lo que prevalece es buscar lomás sabroso y no lo sano y nutritivo.
