La sinfonía del equilibrio
La ribera, ese sitio de encuentro perpetuo, deviene hoy el escenario de una melodía visual inesperada. Un conjunto de rocas, aparentemente elegidas al azar por la marea, se elevan en una verticalidad sorprendente, desafiando las leyes físicas con una gracia inaudita.
Cada una, con su forma singular y su historia silente grabada en la superficie, contribuye a una composición que parece una sinfonía petrificada.
Este balance precario nos habla de la armonía sutil que reside en el universo. No se trata de una quietud absoluta, sino de una danza constante de fuerzas que se compensan, de pesos que se sostienen mutuamente.
Tal como en una sinfonía cada instrumento aporta su voz para crear una obra completa, estas rocas hallan su estabilidad en la sabia disposición, en el punto exacto donde la resistencia y la gravedad se dan la mano.
La fragilidad inherente a esta construcción nos recuerda la naturaleza efímera de todo orden. Una ola impetuosa, un susurro de viento más fuerte, y la melodía visual podría disolverse en el caos de la arena y el agua. Sin embargo, en este instante de perfección, reside una belleza profunda, una invitación a contemplar la magia del presente y la maestría silente de las fuerzas naturales.
La fotografía mostrada en este espacio fue capturada el 4 de abril de 2025 en el malecón de la ciudad de Puerto Vallarta, Jalisco.
Por “Gober”, el canino más apreciado de la familia Granados, que ya se encuentra en el paraíso. Vale recordarlo como el amigo más fiel, leal y cariñoso que haya existido. Símbolo perfecto del balance que a los seres humanos cuesta encontrar.
Fotografía de “Gober”, cortesía de Patricia Rodríguez Guerrero.
Más Allá de la Mirada: ¿Cuántas veces buscamos en la vida una estabilidad inamovible, una nota sostenida sin variación? Quizás la verdadera sinfonía de la existencia se encuentra en la aceptación del movimiento, en la capacidad de hallar nuestro propio balance dinámico en medio de los cambios constantes. Al igual que estas rocas, podemos aprender a encontrar nuestros puntos de apoyo, a construir nuestra propia armonía interna permitiendo que cada vivencia, cada «nota» de nuestra vida, contribuya a una melodía única y enriquecedora.
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