Las madres llegaran a la verdad: 10 de mayo, Día de las Madres Buscadoras

¡Este de día no es de fiesta, es de lucha y de protesta!
Fue una de las consignas que cientos de Madres Buscadoras gritaron a una sola voz durante la Marcha por la Dignidad de las Madres que Buscan a sus Hijos, el pasado 10 de mayo de 2025, en la Ciudad de México.
En nuestra historia reciente, todos los 10 de mayo se celebra en México la festividad conocida como el Día de las Madres. El origen de esta efeméride en nuestro país tiene motivaciones esencialmente religiosas y políticas.
¡¿Dónde están? ¿Dónde están? Nuestros hijos ¿Dónde están?!
Si bien es cierto que, desde sus inicios, el establecimiento de esta fecha tuvo como propósito rendir homenaje a la maternidad como un factor fundamental para la construcción de la familia, con el paso del tiempo ha adquirido diversas connotaciones debido a los procesos de transformación social.
Así, en diferentes momentos de nuestra historia, este día ha servido como catalizador de reclamos sociales, especialmente vinculados con las mujeres. Ejemplo de ello son los movimientos feministas que han utilizado esta fecha para promover la planificación familiar y el control natal; exigir el reconocimiento de su participación política en asuntos públicos; abogar por la valoración de su fuerza de trabajo y las tareas de cuidado; y ahora… para exigir justicia por la desaparición de sus hijos.
La marcha
¡¿Por qué les buscamos? Porque les amamos!
El 10 de mayo de 1949 fue inaugurado el Monumento a la Madre, un espacio público ubicado en la Ciudad de México que alberga una escultura cuya figura central es una mujer con su hijo en brazos. En una de sus placas se puede leer la leyenda: “A la que nos amó antes de conocernos.”
El 10 de mayo de 2025, a las 10:00 a.m., ese fue el lugar donde dio inicio el recorrido de la XIII Marcha de la Dignidad Nacional: Madres Buscando a sus Hijos, Hijas, Verdad y Justicia, convocada por el colectivo Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México y diversas asociaciones de madres y familiares buscadores.
“Las madres llegaran a la verdad” fue el lema seleccionado para esta edición.
¡De norte a sur, de este a oeste, te buscaremos cueste lo que cueste!
Cientos de Madres Buscadoras, familiares de personas desaparecidas, amistades, asociaciones civiles y organismos internacionales se dieron cita para marchar sobre la principal avenida del país hacia el Ángel de la Independencia, al unísono de distintos himnos de protesta contra la desaparición de miles de personas en México.
Al llegar al destino, más de una docena de madres tomaron la palabra para expresar sus posicionamientos. Cada una compartió el testimonio personal del doloroso camino por encontrar a sus hijos y de la indolencia de las instituciones públicas ante su exigencia de justicia.
¡No, no, no es un caso aislado, las desapariciones son crímenes de Estado!
Esta marcha contó con la participación de madres y familiares buscadores no solo de la Ciudad de México, sino también de diversos estados del país. Asimismo, en varias ciudades se organizaron movilizaciones simultáneas por nuestros desaparecidos.
La lucha (sigue) de las Madres Buscadoras
Sí, así con mayúsculas debe escribirse el nombre de esta categoría social y jurídica —no voluntaria— de mujeres activistas, luchadoras sociales, defensoras de derechos humanos y madres de hijos desaparecidos.
¡Ahora, ahora, se hace indispensable presentación con vida y castigo a los culpables!
El testimonio de una madre explicó que desde hace 13 años decidió salir a las calles de la capital para exigir a las autoridades respuestas por la desaparición de su hijo. Esto ocurrió cuando madres y familiares de personas víctimas de desaparición forzada en los estados del norte comenzaron a tomar conciencia de que sus casos no eran aislados, sino que formaban parte de una acción generalizada vinculada a disputas de poder y dinámicas de violencia.
¡Únete, únete, que tu hijo puede ser!
Las Madres Buscadoras han transformado el dolor en motor de acción colectiva. Su lucha no solo visibiliza la crisis de desapariciones en México, sino que cuestiona profundamente el abandono institucional y la impunidad estructural. Ellas, sin formación forense ni recursos, han hecho lo que el Estado no ha querido o no ha podido hacer: buscar. Buscar con las manos, con la voz, con la rabia, pero también con la esperanza inquebrantable de encontrar a sus hijos.
Este papel, históricamente asumido por mujeres, se ancla en los roles tradicionales de género que las han vinculado con el cuidado y la protección. Sin embargo, lejos de reproducir pasivamente esos estereotipos, las Madres Buscadoras los reconfiguran desde la acción política. Desde el lugar que históricamente les fue asignado —el hogar, la crianza, el amor maternal— han irrumpido en el espacio público con una fuerza que interpela al poder. Con palas, pancartas y protestas, han hecho de la búsqueda un acto radical y transformador
Nombrarlas es reconocerlas como sujetas de derechos, de historia y de dignidad. Es también exigir que el Estado les garantice lo que les ha negado: memoria, verdad y justicia. Su lucha no es solo por quienes faltan, sino también por quienes vendrán. No es solo una contienda por conocer el paradero de sus hijos, sino una acción colectiva por el derecho a la verdad de toda la sociedad mexicana.
Y en ese caminar, las Madres Buscadoras nos han enseñado que la esperanza, cuando se organiza, puede ser más fuerte que el miedo. Una esperanza que nos alienta a no dejar de gritar: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!