“Mátalas”. La violencia feminicida naturalizada en canciones mexicanas

“Mátalas”. La violencia feminicida naturalizada en canciones mexicanas

Salvador Camacho Sandoval y Yolanda Padilla Rangel

En ocasiones, en nuestra cultura, la violencia feminicida está naturalizada, y la muestra está en que hay canciones que cantamos, a veces sin darnos cuenta, y que narran hechos de mujeres asesinadas. Las canciones, en este caso, son como un botón de muestra de la cultura de corte machista en que nos desenvolvemos como peces que no notan que están nadando en el océano, hasta que salieran del él o se pusieran unos lentes con los cuales pudieran observarlo. Las canciones son como fractales que, si los despliegas en su totalidad, nos darán esa cultura en que la violencia hacia las mujeres es vista muchas veces como algo más o menos normal, naturalizado

“Dalila” o el tipo de canciones que no hay que reenviar

El tema nos surgió porque un amigo nos envió por whatsapp un video en el que el escocés Sir Tom Jones cantaba la canción “Dalila”, que fue un éxito nacional e internacional a partir del año 1968 (Tom Jones «Delilah» on The Ed Sullivan Show – YouTube).

Tom Jones «Delilah» on The Ed Sullivan Show

La canción nos gustaba, pero no habíamos puesto atención a la letra. Esta canción fue escrita por Barry Mason, musicalizada por Les Reed e interpretada por Tom Jones. Tuvo tanto éxito que fue adoptada como himno por un equipo de Rugby en Escocia, y siempre la cantaban en los encuentros internacionales, hasta que la princesa Kate Middleton la prohibió, por su contenido violento. La canción narra la manera en que un hombre vio desde la calle, por la ventana de la casa de su mujer, indicios de que ella hacía el amor con otro. Entonces él se sintió esclavo de sus emociones. Esperó a que el hombre saliera y enfrentó a Dalila, reclamándole su proceder. Y entonces (traducida libremente), narra el hombre lo siguiente:

“Sentí el cuchillo en mi mano, y ella no se rio más”.
“Sentí el cuchillo en mi mano, y ella no se rio más”.
“Crucé la calle hacia su casa y ella abrió la puerta.
Ella se quedó allí riéndose.
Sentí el cuchillo en mi mano, y ella no se rio más.
Mi, mi, mi Dalila
Por qué, por qué, por qué, Dalila.
Así que, antes de que vengan por mí derribando la puerta,
Perdóname Dalila, simplemente no pude aguantarme”.

El núcleo de la canción es el asesinato de Dalila por el hombre que no pudo dominar sus celos. Ahora bien, respecto a la canción entonada como himno deportivo, muchos fans en Escocia no aceptaron que les quitaran su himno casi nacional, y a pesar de la prohibición que venía desde arriba, al parecer, la siguen cantando, pues hay un video de Tom Jones cantándola en 2022. Por nuestra parte, le pedimos a nuestro amigo que ya no reenviara esa canción por whatsapp; pero, a partir de allí, comenzamos a recordar otras canciones que tienen contenidos similares.

Dos corridos mexicanos en las que matan mujeres

«La Martina»

Nos referimos “La Martina”, que fue hecha famosa por Irma Serrano, en 1967(1) (La Martina (video musical de Irma Serrano) HD – YouTube). Y a un corrido muy similar, el de Rosita Alvírez (Rosita Alvirez – Antonio Aguilar – letra – YouTube).

En el primero, a Martina la mata su marido porque ella le fue infiel. En el segundo, a Rosita Alvírez la mata un hombre porque lo desairó al no querer bailar con él.

Comencemos con el corrido de La Martina, que es una canción de dominio público o autor desconocido. En la primera estrofa, el esposo dice que su esposa Martina, de dieciséis años, lo traicionó. Las siguientes estrofas narran cuando el esposo se da cuenta de la traición, al llegar sorpresivamente a su hogar y encontrar rastros de que allí estaba otro hombre con Martina, que salió corriendo y nunca más volvió. Entonces el esposo y Martina establecen un diálogo en el que paulatinamente se va aclarando que efectivamente Martina había estado con otro hombre. ¿Y qué hace él? Primero, seguramente por ser la usanza de la época, pretende regresar a Martina a su padre (recordemos que era menor de edad), pero su padre no la aceptó, diciéndole al esposo: “llévatela tú, mi yerno, la Iglesia te la entregó, y si ella te ha traicionado, la culpa no tengo yo”, o sea, no la defendió ni la acogió, dejándola a merced de la furia del marido, quien enseguida hizo lo siguiente: “Hincadita de rodillas/ Nomás seis tiros le dio.”

Puede tratarse de lo que llaman un “feminicidio por honor”, en el cual el esposo supuestamente está defendiendo su honor. Algunos analistas (la fuente es Wikipedia) dicen que hay versiones anteriores en donde se narra lo mismo. Por ejemplo, una llamada «Mujer infiel» cantada en la película “El vengador”, de 1948, con Víctor Parra y Domingo Soler, interpretada por el trío Janitzio. Pero, rastreando sus orígenes, han registrado que el tema está desde el romance de la blanca niña, que tiene antecedentes en el romance español del siglo XVI. O sea, que feminicidios por infidelidades de la esposa no han faltado en nuestra historia musical.

Rosita Alvirez – Antonio Aguilar

El corrido “La Martina” inspiró una película que también llevó el mismo nombre, realizada en 1972 y dirigida por René Cardona Jr. Significa que también habríamos de buscar el tema del feminicidio en el cine mexicano donde, al parecer, también está presente, lo cual abona a la hipótesis de este escrito, de que está naturalizado en nuestra cultura.

El corrido de Rosita Alvírez también es del dominio público, aunque algunos lo atribuyen a Felipe Valdés Leal. Fue cantado por famosos como el Charro Avitia, Antonio Aguilar, los Hermanos Záizar, las Hermanas Padilla y Jenni Rivera, entre otros. Es un corrido con música de estilo norteño. El corrido narra lo que le pasó a Rosita, que era muy bonita, en el año de 1900, en un barrio de Saltillo, la noche en que asistió a un baile, a pesar de que su mamá no quería que ella fuera, pero como a ella le gustaban los bailes, pues se fue. Entonces llegó Hipólito, que era muy popular. Hipólito sacó a bailar a Rosita, pero ella lo desairó, lo cual a Hipólito le molestó porque le importaba mucho el qué dirán. Le dijo: “Rosita, no me desaires, la gente lo va a notar”. A lo cual ella respondió: “Pues que digan lo que quieran, contigo no he de bailar”. Enseguida Hipólito: “Echó mano a la cintura/ Y una pistola sacó/ Y a la pobre de Rosita/ Nomás tres tiros le dio”.

Pero allí no termina la canción, pues el narrador hace gala de humor negro cuando dice: “La noche que la mataron, Rosita estaba de suerte: de tres tiros que le dieron, nomás uno era de muerte”. Esa suerte no se la deseamos a ninguna mujer. Al final, Rosita termina en el cielo (según el autor del corrido), mientras que Hipólito termina en el juzgado, dando su declaración. No necesariamente termina en la cárcel, o al menos no lo sabemos, pues hay que recordar que a principios del siglo XX el feminicidio por honor era muy tolerado, y las leyes ni siquiera lo contemplaban, sino que sólo lo veían como homicidio. Las penas que se le daban a este tipo de homicidio eran mínimas, o a veces ni penalización había, puesto que se consideraba que era más importante el honor de un hombre que la vida de una mujer. Además, las leyes eran hechas por hombres, para hombres, y los impartidores de justicia también eran mayormente hombres, con lo cual el homicidio por honor masculino era casi de inmediato justificado (2)

“Hincadita de rodillas/ Nomás seis tiros le dio”.
“Hincadita de rodillas/ Nomás seis tiros le dio”.

Algunas versiones del corrido de Rosita Alvírez incluyen una moraleja, cuando en una estrofa en voz de la mamá, la letra dice: “Su mamá se lo decía, ya viste hija querida, por andar de pizpireta, te había de llegar el día”. Y otra que inserta la voz de la Rosita diciendo: “Rosita le dijo a Irene, no te olvides de mi nombre, cuando vayas a los bailes, no desprecies a los hombres”. En fin, que no querer salir a bailar con un hombre era motivo suficiente para que éste la matara.

Según Alfredo Reyes, en un artículo titulado “El síndrome de Rosita Alvírez, se trata de lo siguiente: “un crimen alevoso y cobarde descrito en el corrido como algo merecido, natural y hasta burlesco”. Dice, además:

“Sin pretensión alguna decimos que lo anterior es un síndrome deplorable de abuso brutal contra la mujer, un ejemplo negativo que se ha propalado mediante una épica ruin y donde se pretende dar un consejo de sometimiento y sumisión para las féminas pues, al borde de la muerte, la víctima da un consejo; ‘Rosita le dijo a Irene, no te olvides de mi nombre, cuando vayas a los bailes no desprecies a los hombres’”.

“Rosita, no me desaires, la gente lo va a notar”.
“Rosita, no me desaires, la gente lo va a notar”.

Este autor señala, incluso, que el corrido pretendió instalarse como “himno de Saltillo”, propuesta que fue denegada, por la influencia negativa que podía provocar esta apología de la violencia contra las mujeres. Al igual que en la otra canción, el corrido de Rosita Alvírez inspiró películas como «Yo maté a Rosita Alvírez» de 1947, «Yo fui novio de Rosita Alvírez» de 1955, «Aquella Rosita Alvírez» de 1965, «Rosita Alvírez, destino sangriento», de 1982.

“Por su cuello, tú la hiciste morir”
“Por su cuello, tú la hiciste morir”

Canciones modernas o más de lo mismo

Hablando del tema con nuestros hijos, sucedió que nuestra nuera Rebeca Yólotl Ojeda nos dijo que también en algunas canciones modernas el tema estaba presente, de manera que rastreamos algunas de las canciones que ella nos señaló (3).

La primera es “Las persianas”, del grupo Café Tacuba, siendo los compositores de esta canción los hermanos Rangel Arrollo (Enrique y José Alfredo), junto con Emmanuel del Real y Rubén Isaac Albarrán (https://www.youtube.com/watch?v=q9e3NZZr1L4). La letra de esta canción narra cómo un hombre siente nostalgia de su pareja, y dolor. Pero no sólo eso, también siente culpa y remordimiento. Él siente nostalgia a pesar de que ella está allí, a su lado, ella nunca lo ha dejado. ¿Por qué? Porque está muerta, porque él la mató. En la canción el feminicidio se agrava con necrofilia. Un fragmento de la canción dice lo siguiente:

“Ella está a tu lado, un po' fría se volvió
Pero tú la estás amando […]
Tú sabes cómo te duele haberlo hecho
Sin embargo, ella está a tu lado

Nunca solo te dejó, ni por un instante
En tu cuarto, desde que tú la hiciste sufrir
Por su cuello, tú la hiciste morir
Y no pudo nada ya decir.”

Suponemos que, al igual que las otras canciones, ésta refleja lo sucedido en la realidad, y leído en alguna nota roja de algún periódico. Y es precisamente eso lo que nos eriza la piel, que las canciones narran algo que histórica y realmente sucedió.

La segunda canción es “Mala Mujer”, de la Sonora Matancera, compuesta por José Antonio Morillas y Juan Carmona (https://www.youtube.com/watch?v=ziLt5K_7VFw). Tiene una música muy pegajosa, que invita al baile, pero que también invita a matar a las mujeres malas, que no tienen corazón, y que, según la canción, son las que engañan a los hombres (por oposición concluimos que las buenas mujeres son las engañadas, y las que no engañan a los hombres). La canción repite mil veces (por decir así), el siguiente estribillo:

“Mala mujer, no tiene corazón
Mátala, mátala, mátala, mátala
No tiene corazón, mala mujer
Mátala, mátala, mátala, mátala
No tiene corazón, mala mujer”.
“Mátala, mátala, mátala, mátala”
“Mátala, mátala, mátala, mátala”

La tercera canción, “Mátalas”, de Manuel Eduardo Toscano, pero hecha famosa por Alejandro Fernández, también repite ese mismo estribillo, pero en plural (https://www.youtube.com/watch?v=BfDQHR_Difc). Se trata de un dizque consejo a un amigo que está llorando por desdenes de mujeres, al cual le aconseja que consiga una pistola, una daga, y que las mate “de ternura”, y que se vuelva “asesino de mujeres”

“Amigo, voy a darte un buen consejo
Si quieres disfrutar de sus placeres
Consigue una pistola si es que quieres
O cómprate una daga si prefieres
Y vuélvete asesino de mujeres

Mátalas
Con una sobredosis de ternura
Asfíxialas con besos y dulzura
Contágialas de todas tus locuras

Mátalas”.

Sobre esta canción sólo decimos que es una pésima metáfora, que al escritor le faltó imaginación.

La violencia feminicida

Según ONU Mujeres, la violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones más generalizadas de los derechos humanos en el mundo, lo cual tiene consecuencias graves y un impacto inmenso. Además, con la pandemia, dicha violencia se incrementó. Según esta misma fuente, la violencia de género se refiere a los actos dañinos dirigidos contra una persona o un grupo de personas en razón de su género. Aunque hombres y niños también pueden ser blanco de dicha violencia, nos referimos aquí principalmente a la violencia contra las mujeres y las niñas pues son ellas quienes la padecen de manera desproporcionada en la sociedad. Aunque dicha violencia puede ser física, sexual, psicológica, emocional, el feminicidio es la forma más extrema de violencia hacia las mujeres.

El feminicidio, según ONU Mujeres, se refiere al asesinato intencionado de una mujer por el hecho de serlo, si bien se puede definir de un modo más amplio como cualquier asesinato de mujeres o niñas. En la mayoría de los casos quienes cometen los feminicidios son parejas o ex parejas de la víctima, y muchas de las veces suponen la culminación de un proceso de abusos, amenazas o intimidación constantes en el hogar, violencia sexual o situaciones en las que las mujeres se encuentran en una situación de inferioridad con respecto a su pareja en términos de poder o disponibilidad de recursos.

También existen los asesinatos por honor (masculino, claro). Consisten en asesinar a un familiar, a menudo una mujer o una niña, alegando que la persona en cuestión ha traído el deshonor o la vergüenza a la familia. En ambos casos, feminicidio y asesinato por honor, la vida de las mujeres parece valer menos que la de los hombres.

“Y vuélvete asesino de mujeres”.
“Y vuélvete asesino de mujeres”.

En México el número de defunciones femeninas con presunción de homicidio y mujeres víctimas de asesinato, según datos del INEGI, subió de un promedio de 6.4 al día en 2015, a un promedio al día de 10.3 en 2019. La legislación mexicana ha comenzado ya a reconocer estos delitos, y la penalización al feminicidio va, desde una pena mínima de 20 años de cárcel en algunos estados, hasta la máxima que son 45. Lo más triste es que, muchas veces, la violencia feminicida que podemos ver en estadísticas nacionales y otras fuentes, es la “punta del iceberg” de una realidad mucho más amplia, que implica una violación reiterada y sistemática de los derechos humanos de las mujeres por el hecho de serlo.

Notas

  1. Cabe mencionar que, en una ocasión, al cantar esa canción, entre estrofa y estrofa, Irma Serrano dijo: “Ay hombres, por qué son tan incomprensivos, nosotras también tenemos derechos”.
  2. Ver Mendoza Pablo, El feminicidio en Aguascalientes en el siglo XX. Estudio de casos, [revisar el título] tesis de Licenciatura en Historia. Universidad Autónoma de Aguascalientes, México, 2021.

Sevilla, Alexandria Sevilla, Cinco canciones que hablan de feminicidio y tal vez no te habías dado cuenta, en Terceravia.mx 2016. 5 canciones que hablan de feminicidio y tal vez no te habías dado cuenta – Tercera Vía (terceravia.mx)

ONU MUJERES, INMUJERES, CONAVIM, Violencia feminicida en México, Aproximaciones y Tendencias. p. 32 Ver: Documento

Salvador Camacho Sandoval

Licenciado en Educación por la UAA, Maestro en Ciencias, con especialidad en Educación, por el Departamento de Investigación del Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y Doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Illinois en Chicago; es autor y coautor de varios libros, entre ellos: Controversia educativa: entre la ideología y la fe; Historias Latinoamericanas. Reflexiones desde la otra América; La modernización educativa en México; Educación y alternancia política; La vuelta a Aguascalientes en 80 textos; Vaivenes de Utopía. Historia de la educación en Aguascalientes en el siglo XX; Antenas vivas. Conversaciones con artistas de Aguascalientes, y Bugambilias. 100 años de cultura y arte en Aguascalientes. Es Premio John Nuveen en Chicago y Premio Aguascalientes en Humanidades en 2008. Fue profesor invitado en la Universidad Autónoma de Zacatecas (1999-2010) e investigador en la Universidad de Barcelona, España. Trabajó tres años como Director de Educación Media y Superior en el Instituto de Educación de Aguascalientes y es articulista de temas sobre educación, historia, cultura y política. Actualmente trabaja en la UAA y es Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación.

Salvador Camacho Sandoval

Licenciado en Educación por la UAA, Maestro en Ciencias, con especialidad en Educación, por el Departamento de Investigación del Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y Doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Illinois en Chicago; es autor y coautor de varios libros, entre ellos: Controversia educativa: entre la ideología y la fe; Historias Latinoamericanas. Reflexiones desde la otra América; La modernización educativa en México; Educación y alternancia política; La vuelta a Aguascalientes en 80 textos; Vaivenes de Utopía. Historia de la educación en Aguascalientes en el siglo XX; Antenas vivas. Conversaciones con artistas de Aguascalientes, y Bugambilias. 100 años de cultura y arte en Aguascalientes. Es Premio John Nuveen en Chicago y Premio Aguascalientes en Humanidades en 2008. Fue profesor invitado en la Universidad Autónoma de Zacatecas (1999-2010) e investigador en la Universidad de Barcelona, España. Trabajó tres años como Director de Educación Media y Superior en el Instituto de Educación de Aguascalientes y es articulista de temas sobre educación, historia, cultura y política. Actualmente trabaja en la UAA y es Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación.

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