Preocupaciones por atender
Estoy preocupado, no lo niego. De alguna manera mis más recientes colaboraciones han mostrado ese sentimiento, ganado a pulso después de ver como se han venido desenvolviendo las cosas en el país, con una derecha que no ceja en sus acciones de zapa, de denuncia por cosas y casos donde ellos fueron los responsables originarios, pero también de un gabinete amodorrado, que no ha sabido estar a la altura de las funciones asignadas, salvo algunas excepciones.
Por su parte, al Presidente de la república no lo sacas de su mismo script, reiterado todas las mañanas de siete a nueve, con asuntos que de fortalezas se pueden convertir en debilidades. Es consecuente y congruente, se le reconoce, pero debe cambiar su discurso a las nuevas circunstancias, pero sobre todo, actuar en consecuencia.
Lo que menos debe hacer es jugar como la selección mexicana de futbol, siempre confiándose porque le fue bien al principio, pero cuando llegan los contrincantes de otras categorías, piensa en que la experiencia del pasado reciente es suficiente y ya vimos que así pocas veces ha pasado a la siguiente ronda.
Más allá de las acciones realizadas, el nuevo gobierno debe pasar a la ofensiva. Hasta ahora no ha crecido el descontento popular, como si han querido producirlo y alimentarlo sobre todo en redes sociales por parte de la derecha y sus aliados. Pero ello no quiere decir que no pueda revertirse la situación y ahí sí, darle pretexto a la reacción. Eso no lo podemos permitir.
Debemos acicatear a la administración obradorista a que, como bien señala John Ackerman, esta que corresponde a la “resistencia hecha gobierno”, que como tal, todavía no tiene el poder, de el siguiente paso a asumirlo. El Presidente de la República no debiera confiarse, como lo hizo hace más de cien años Francisco I. Madero, acelerando su derrocamiento y su muerte junto con Pino Suárez y al igual que su hermano Gustavo.
Abundan las fuerzas que no quieren dejar el pasado ni los intereses que ello les dejó, empujan todo lo que pueden para mantenerse y vulnerar al todavía verde gobierno autodenominado de la Cuarta Transformación. Es el cacerolismo de los nuevos tiempos, como ocurrió con Salvador Allende a principios de los setentas.
El problema es que la izquierda tampoco hace nada. La del extremo, en los hechos coincide con la derecha opositora, caracterizando al nuevo gobierno como capitalista y de rasgos neoliberales, aquí podemos ubicar al zapatismo y a sectores del trotskismo. La izquierda social en mucho activa, vive bajo la lucha economicista sin mayor trascendencia más allá de sus reivindicaciones inmediatas. Otras están dedicadas a la búsqueda de su registro, sin que se vean pasos seguros para lograrlo y otros, entre ellos el propio MCM, sin dar el salto, “cociéndose en sus propios jugos”, cuando la situación amerita posturas y acciones más ambiciosas.
Muchas de esas fuerzas nos inclinamos el año pasado en la opción representada por López Obrador, a sabiendas de su plataforma de centro, pero con la firme convicción de que a partir de un necesario contrapeso lo podíamos obligar de su corrimiento a la izquierda. No ha sido así, pasa el tiempo sin que demos el golpe. No nos hemos dado cuenta algo que comentábamos hace días Marcos Leonel Posadas, Federico Piña y yo: si fracasa López Obrador como quiere la reacción, fracasa también la izquierda, pudiéndose presentar escenarios regresivos como el de Chile, Argentina y sobre todo Brasil.
Algo tenemos que hacer, por ello considero no menor lo que discutimos y aprobamos en nuestra Segunda Asamblea Nacional, para actuar en consecuencia. De igual manera debemos considerar dos eventos que considero relevantes para el fortalecimiento del MCM, pero sobre todo, para incidir en esto que he estado mencionando.
Lo primero es la constitución de la Red de Académicos de Izquierda, RAIZ, programada para este sábado 27 de abril. Implica un esfuerzo de integración de una corriente de profesores e investigadores universitarios, en rescate de una forma organizativa y de elaboración política, como hace algunas décadas existió en varias universidades del país. Más se muestra esa necesidad en la soledad que padecen los conflictos huelguísticos en la UAM y en Chapingo o la lamentable situación registrada en la Universidad de Hidalgo.
La otra iniciativa es la instalación del comité para la elaboración de las Tesis políticas del Movimiento Comunista Mexicano, programada también para el mismo día de RAIZ, esfuerzo que dotaría a nuestra agrupación de un bagaje teórico y político, a utilizar para el presente y el periodo a mediano plazo, que precisamente coincidiría con tiempos cruciales para la actual administración.