Reforma del Poder Judicial
[bctt tweet=»Por lo pronto se ha dado un encontronazo entre el Poder Ejecutivo y Legislativo con el Judicial, que comprueba que la consolidación del nuevo proyecto tendrá muchos obstáculos, este es sólo uno de ellos.» username=»crisolhoy»]
El Poder Judicial sigue siendo expresión del viejo régimen,
Anticipo que estoy de acuerdo en la división de poderes. Es sano para cualquier proceso democrático acabar con la supeditación de un poder sobre otro, como había sucedido en nuestro país en los regímenes anteriores, donde el Ejecutivo dictaba y los otros acataban y se ceñían a sus designios. Pero la independencia no quiere decir ir por caminos propios y particulares, más allá del interés general.
Se dice que en el sexenio de Ernesto Zedillo se dieron pasos para asegurar la independencia del Poder Judicial con respecto al Ejecutivo, pero que malentendieron esa sana medida, desviándola hacia el camino que no debían seguir, de tal manera que se dispararon los salarios de los altos funcionarios, surgió y arraigó el nepotismo, la corrupción a partir de la venta de dictámenes, no se mejoró la estructura judicial ni su funcionalidad, lo que no ha permitido que se haya convertido en una institución reconocida.
Vale este inicial comentario pues, en vez de que la cúpula del Poder Judicial mexicano se haya hecho cargo de esta situación, para atenderla y actuar en lo que corresponde, reaccionó militantemente para defender sus altos salarios, movilizándose incluso y recurriendo a medias verdades, lo cual conduce a una conclusión que duda de la forma como actúan salvaguardando el respeto de la Constitución y la ley. Dicen que no ganan 600 mil pesos al mes, no aclaran que el monto es de 578 mil. Lo único que me dice esto es que son cínicos y como dice el Presidente de la República, deshonestos.
Convenencieramente olvidaron durante años el respeto del artículo 127 Constitucional, que define que ningún servidor público puede ganar más que el presidente de la República. Ahora hacen eco de más de dos mil recursos interpuestos por altos funcionarios, contra la recién aprobada Ley Federal de Remuneraciones de Funcionarios Públicos. Resulta que después de muchos años de vivir supeditados a otro poder, actuando como dóciles alfiles, acudan como argumento para defender sus altos salarios a la división de poderes.
Con su actuación demostraron que no van junto con el interés general, que es el de la gente, sobre todo la más desposeída, que a lo largo de su vida no llega a ganar ni siquiera cien veces menos que los altos ministros de la Corte; que les falta sensibilidad hacia lo que pasa en este país. Tampoco están a la altura de los nuevos tiempos ni de lo que dictó la mayoría de los electores el pasado primero de julio.
Con el voto, el Poder Ejecutivo y Legislativo fue renovado en su mayoría con otra visión y hacia otro proyecto de país. El Poder Judicial sigue siendo expresión del viejo régimen, se expresa ello en la forma y en quienes determinaron su integración, también en quienes lo integran y que muchos de ellos les quedan varios años por ocupar el cargo.
Por lo pronto se ha dado un encontronazo entre el Poder Ejecutivo y Legislativo con el Judicial, que comprueba que la consolidación del nuevo proyecto tendrá muchos obstáculos, este es sólo uno de ellos. Últimamente he insistido que es explicable, la derecha fue derrotada en las urnas, pero no está vendida ni resignada, sigue actuando, a redoblado sus acciones para obstaculizar al nuevo gobierno y este asunto le cae de perlas para cumplir con su objetivo de zapa.
Creo que el tema seguirá como debate y que el tiempo pondrá las cosas en el justo lugar que merece, que desde mi punto de vista no es el que defienden ni plantean los magistrados. Tampoco podemos olvidar que aquí también se ubican los organismos desconcentrados, que tienen una independencia relativa.
Tampoco podemos olvidar que la Corte dictó la suspensión en la aplicación de la Ley referida, pero que aún no hay una decisión final, con lo cual esperamos que haya la posibilidad de recapacitar y entender el espíritu real de la medida. Pero también otro aspecto que podría conducir las cosas para el camino adecuado, es la definición del presupuesto, donde los ajustes que pueda hacerse al capítulo mil pudiese obligar a ajustes a los salarios, buscando el mecanismo para que se salvaguarde el respeto a la Constitución.
Pero fuera del debate por este punto, debiera valorarse ya la necesidad de la adecuación del Poder Judicial mexicano a las condiciones concretas del momento actual; el aporte al proceso de cambio a partir del combate frontal contra la corrupción, acabando con el nepotismo y liquidar con el proceso de venta de los dictámenes.
Y esto no puede sólo hacerse mediante la exigencia popular, sino debe comenzar desde ya y desde dentro de esta Institución. Sería el camino para recuperar el descrédito del Poder Judicial.
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