Silencio y resquicio

El rostro pétreo, frío y sin expresión, parece un eco del pasado: siglos en los que la mujer fue reducida al silencio, relegada a la sombra. Esa rigidez marcó la vida de sociedades que consideraron inamovible la desigualdad y normalizaron la exclusión. En esa inmovilidad de piedra se resume una herida antigua: la de quienes nunca tuvieron derecho a levantar la voz.
Hoy, los destellos azules que recorren la fotografía presentada anuncian otra realidad: el empoderamiento femenino, una fuerza que ha irrumpido con decisión en el mundo. La mujer ya no es espectadora de su tiempo, sino protagonista de los cambios que cimbran estructuras, desafían costumbres y proponen nuevas formas de convivencia. La piedra, alguna vez callada, se ha resquebrajado para dejar salir la voz.
Sin embargo, todo cambio profundo trae consigo preguntas inevitables. ¿Hasta qué punto el equilibrio se mantiene cuando la balanza se inclina demasiado hacia un lado? Durante siglos, el sometimiento fue una cárcel injusta, pero el sobre empoderamiento puede convertirse en otra forma de prisión. Cuando se reemplaza un dominio por otro, la libertad se ve nuevamente limitada. No se trata de invertir papeles en una lucha interminable por imponerse, sino de aprender a construir un espacio compartido.
El verdadero avance radica en encontrar un punto medio, en reconocer que ni el silencio absoluto ni la fuerza desbordada garantizan justicia. La igualdad auténtica no nace de la confrontación ni de la revancha, sino del reconocimiento mutuo, de dialogar sin competir constantemente por el poder.
Un rostro de piedra permanece imperturbable, recordándonos que los extremos siempre esconden un riesgo. En su dureza se refleja tanto la memoria de la opresión como la advertencia de que ningún exceso construye un futuro justo.
El desafío de nuestro tiempo no es elegir un lado, sino aprender a convivir en armonía. Al final, lo sólido de la piedra también habla de permanencia: lo que hoy se esculpa marcará a las generaciones que vienen detrás. La fotografía fue tomada en el Centro de Artes Visuales en la ciudad de Aguascalientes.

Más allá de la mirada: En Japón existe el concepto de wa, que significa “armonía”. No alude a uniformidad, sino al equilibrio entre diferencias. Una lección milenaria que sigue siendo vital en el debate contemporáneo sobre la igualdad.
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