Símbolo y latido
Un corazón color carmesí, enmarcado por otro metálico de mayor tamaño, cercado por papeles antiguos, resalta en la pared de una cafetería. Su brillo no se limita al objeto, despierta significados, recuerdos y preguntas que trascienden el instante. La imagen se impone por sí misma, como si condensara siglos de simbología en una sola figura.
Esta insignia generacional forma parte de una de las representaciones más universales del amor; sin embargo, cada intento de definirlo resulta incompleto. El amor se mueve entre la miel y la hiel, entre la protección y el incendio, entre la presencia y la ausencia, sin olvidar que su esencia está en la experiencia, en la forma particular que cada ser humano lo vive y lo recuerda.
Un objeto así puede evocar la memoria de antiguos afectos, con su mezcla de luz y sombra, pero también puede anunciar lo que está por venir: la chispa de un encuentro inesperado, la certeza de un inicio o la posibilidad de que aún haya caminos abiertos para el sentimiento. El corazón se convierte, entonces, en un emblema de continuidad, entre lo que ya pasó y lo que está por suceder, siempre entrelazados en la forma.
El amor no encierra verdades universales. Es el relato que se reescribe en cada historia, que toma sentido en cada mirada y en cada gesto. Su fuerza mueve a un sentimiento subjetivo que, aun en su indefinición, impulsa a las personas para crear, recordar o esperar.
El corazón metálico colgado en la pared no es un simple adorno. Es un espejo silencioso que invita a detenerse y pensar: ¿qué significa hoy el amor? Para unos será memoria, para otros: promesa. Para algunos la pasión que arde y para otros, la nostalgia de lo perdido. Pero siempre será el sentido que cada uno le de lo que lo mantiene vivo.
Basta un destello, una forma reconocible, para despertar el eco profundo de aquello que más mueve al ser humano, el amor.

Más allá de la mirada: Los exvotos en forma de corazón, conocidos como “milagros”, se han usado en México desde la época colonial, para entregarse como ofrendas de agradecimiento o de petición al Creador del universo, uniendo fe, arte popular y memoria colectiva.
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