The Disaster Artist: bizarro homenaje a un filme de culto
El decimocuarto largometraje de ficción dirigido por el prolífico actor/director/escritor/productor/documentalista James Franco, “The disaster artist. Obra maestra” (2017) es película dentro de una película, testimonio/celebraciónde “The room” (2003, de Tommy Wiseau), considerada de las peores cintas del cine estadounidense y ahora de reconocido culto de medianoche en el país norteamericano, el cual crecerá y se retroalimentará merced a esta producción.
Basada en el libro de Greg Sestero y Tom Bissell, “The disaster artist: My life inside The Room, the greatest bad movie ever made”, describe la amistad entre Wiseau y Sestero (James Franco y su hermano Dave, respectivamente), sus intentos por ser contratados en la industria fílmica en Los Ángeles, por agarrar un papel; la determinación de escribir un guion y realizar una película, independiente y poco común y corriente, en que ellos actuarán.
Antes de los créditos finales, Franco pone en pantalla dividida escenas originales de “The room” y las reproducciones que hizo para su película, con los cuales se advierte la precisión con que las duplicó, en el diseño, vestuario, caracterización de los actores, encuadres, lo mismo en su personificación, el cabello largo, los lentes, su manera de hablar, supuestamente sureña (de New Orleand) para disfrazar su procedencia polaca.
Esto y las partes del rodaje y la premiere, están entre lo jugoso y festivo, con la delineación del protagonista, delirante desde el ensayo teatral, su procedencia misteriosa y de su dinero, sus desplantes pueriles, ambiguos, chiflados, las reacciones detrás y frente a la cámara, sus celos y enojos. La película sube de intensidad y alboroto tras unos minutos “de sombra”, encadena condiciones de Samuel Beckett, se metamorfosea con las escenas de archivo de proyecciones de “The Room”. Un activo son los personajes y actores secundarios (los de Josh Hutcherson y Jackie Weaver a la cabeza) y la trama concurrente de Sestero.
Se entienden afinidades entre los dos realizadores, en su multiplicidad y admiraciones. Franco se adhiere a un Wiseau admirador de James Dean -igual que él-, quienrepite frases de “Rebelde sin causa”, va al lugar donde semató, tiene grados de cultura y conocimientos de teatro y cine, pero se congela frente a la cámara, ha de repetir una escena 67 veces, dispone tomas de tinte porno, copiauna secuencia del “Ciudadano Kane”, es capaz de concluir y estrenar su película.
“The disaster artist” prueba los desvaríos de su personaje, en privado y en público, su personalísima forma de ser, comprar equipo para la filmación, escoger sus colaboradores, su ocurrencia de ponerse a escribir sin temor ni resquemor de ilógicos diálogos y situaciones y llevarlos a la pantalla; su adquirida paranoia, narcisismo y móviles para filmar el “making of…”, sus frases patentadas, sus miedos al aproximarse al cine donde será la exhibición.
James Franco director/actor calca las propiedades verbales del poliédrico Wiseau, lo mira necesitado de aprobación y de un amigo, de ahí el peso del tímidoSestero en su existencia, sus sueños mutuos de fama; compone un “antihéroe” luchando por sobresalir a pesar de sus fallas de talento, se pone de su lado aun en la en principio fatídica noche del estreno, donde el montaje a la clásica va in crescendo con las risas del público.
A diferencia de otras “malos filmes” que han alcanzado estatus de culto, “The Room” no fue una producciónbarata; las excentricidades de su actor/director le hicieron excederse de tiempo de rodaje, se podía permitir pagarlas, gastó cantidades de dólares en publicidad.Tampoco lo es la cinta de James Franco, que entre sus sorpresas tiene la aparición de “estrellas” en breves papeles (Melanie Griffith, Sharon Stone, Zac Efron, Judd Apatow), una más de las cuestiones por las que está lejos la comparación con Ed Wood, Jr., y sus maravillas con escasos recursos, así haya identificación en algunas aspiraciones artísticas.
En el alambre de caer hacia la parodia burda o mitificar a su autor, “The disaster artist” revela y aligera un tanto de lo bizarro y caótico que hubo detrás de “The Room”, lomucho que faltó para ser obra maestra, las contradicciones e interdependencia de los dos amigos, la admiración de los hermanos Franco y camaradas (Seth Rogen, Jonah Hill, Apatow) para aquella película.