Tiempo de sumar
No se que vaya a pasar en las elecciones próximas donde se renovarán las gubernaturas de seis Estados. Espero que gane Morena, que no obstante las críticas que todavía mantengo hacia este partido, es la opción mejor en un ambiente político donde la derecha quiere volver a sus tiempos. No tengo dudas entonces de cómo votaré y por quién, pero reivindicando el derecho que tengo a manifestar las opiniones particulares. Es lo que en el MCM llamamos acompañamiento crítico.
Para quienes nos reivindicamos de izquierda socialista, está clara la obligación de hacer todo lo que esté en nuestras manos, para evitar que avance la derecha y que regresemos al pasado de los gobiernos neoliberales del PRIAN. Pero no conformarnos con la opción ganadora más ligada al progresismo que a una opción radical, para lo cual, a la par del fomento a la participación y al voto, debiéramos adoptar otras medidas mínimas desde ya.
La izquierda tiene propuesta y una visión de país muy particular, que no choca con el concepto de la llamada 4T, pero que sin duda va más allá, que se expresa en una postura de clase. Esto a veces no es debidamente entendido por los compañeros de Morena, que ve como la verdad absoluta sus posturas, así como las de su dirigente moral. Y no es así, el balance que podemos hacer a mitad del camino, nos muestras las deficiencias e insuficiencias de sus propuestas. Y esto es lo que precisamente están tomando en cuenta la reacción y la derecha.
No es suficiente tener una propuesta política, hay que difundirla, presentarla a políticos, candidatos, gobernantes de los distintos niveles, a la sociedad civil, que la tomen como suya y por lo mismo la defiendan y consideren para el aquí y ahora, no sólo en campaña sino en cualquier etapa del desarrollo social.
A la propuesta política no se llegó de la nada o surgió de la presunta brillantez de alguien desde su gabinete, corresponde al producto de infinidad de acciones dadas desde abajo, con la gente y desde ésta en dinamismo. La congruencia de la propuesta está dada en su confrontación y comprobación con la realidad. También trasciende de visión particular a convertirse en una alternativa de todos, de la colectividad.
López Obrador a lo largo de varios lustros fue puliendo su proyecto alternativo de Nación, retroalimentándose durante sus giras a ras de piso, la puesta en práctica ya siendo gobierno, confirmó la validez de algunas de sus propuestas, pero también la insuficiencia de otras, las cuales deberán ser pulidas y corregidas en una escenario de continuidad, que es lo que se espera en lo que vendría después de las elecciones del 2024.
Y en este estadio de cosas es donde entra e incide la propuesta levantada por la izquierda socialista, que, sin chocar frontalmente con el proyecto de la 4T, debe consolidarla con una propuesta que incluso lo rebase por la izquierda, garantizando un avance cualitativo.
Tengo claro que para que la propuesta de la izquierda socialista sea realmente tomada en cuenta, se requiere que vaya presentada con el aval y soporte del movimiento de masas. Por ahora no se cuenta con un referente político propio para hacerlo. Los partidos existentes en la actualidad han perdido la capacidad para cubrir ese papel, ninguno se reivindica expresamente como una agrupación de clase o en los hechos han adoptado posturas más moderadas.
Tampoco podemos olvidar que la izquierda socialista mexicana hoy, (a diferencia de algunos países latinoamericanos), se encuentra pulverizada en cientos de agrupamientos de distinto tipo, sin que ninguno tenga una fuerza tal que garantice su influencia por si misma y en contiendas de mayor envergadura.
De ahí que una de las tareas de ahora sean las de buscar su unidad, en una primera instancia por lo menos en la acción, lo que no choca con la necesidad del fortalecimiento y crecimiento propio de cada una de estas organizaciones, como se intenta llevar a cabo con el MCM, en la tendencia de convertirlo en un instrumento de organización y lucha nacional de los comunistas mexicanos.
En el caso del MCM, semana tras semana, ininterrumpidamente, emite su revista electrónica, Tribuna Comunista, con una propuesta política vasta en temática, que empieza a incidir en algunos sectores de la sociedad, los cuales lo empiezan a ver como instrumento de manifestación y de presentación de sus alternativas. Proceso nada fácil, más cuando ha transcurrido contracorriente de muchos excépticos mexicanos que se han desdicho de su pasado.
El problema es que, como en la guerrilla, se avanza al ritmo del más lento, cuando se requiere un mayor dinamismo. De ahí que, para aquellos agrupamientos que están buscando participar en las elecciones federales venideras con partido y candidato de izquierda propio, los tiempos se le han agotado y por lo mismo, se tendría que buscar cubrir con ese objetivo, desde la lógica y opción de Morena y de la alianza que concrete.
No es la primera vez que señalamos esta situación, lo subrayable es que de los prospectos, la única que podría garantizar continuidad y asumir un programa de izquierda es Claudia Sheimbaum, aunque se le desconozca una militancia partidista anterior el PRD.
Quedan entonces poco más de dos años para acumular fuerzas de la izquierda socialista, fortalecerlas, afinar una propuesta política e imponer la misma a quien vaya a ser el candidato del progresismo, continuador de la 4T. Pero también pensar en un grupo legisladores, que independientemente de los partidos por los cuales hayan llegado a las Cámaras, se reivindiquen de izquierda socialista y defiendan una agenda parlamentaria en consecuencia.
Son entones, tiempos de sumar.