Xóchilt, la todo terreno
En días pasados escuché una afirmación que me resultó interesante: «si Xóchitl Gálvez fuera un vehículo, sería un todo terreno». Lo anterior tiene una base real. La personalidad multifacética, camaleónica y disruptiva que la distingue. Es cierto. Xóchitl tiene la capacidad de adaptarse a cualquier escenario político: el Congreso, una jefatura delegacional o el terreno de las campañas electorales. Lo mismo navega en un lenguaje formal, técnico y estructurado; que en conceptos simples, metáforas folclóricas y refranes populares. Esa es su mayor fortaleza.
Sin embargo, en una campaña eso no vale un triunfo, pues hacen falta los qué y los cómo en el ejercicio de gobierno. Pero hoy no son los tiempos oficiales para ello. En el lado rival, por otro lado, saben que es el momento ideal para atacar a Xóchitl y mermar así su credibilidad y lo que en comunicación política llamamos «positivos». Por ello, la estrategia es llevarla al terreno de la defensa. Obligarla a decir lo que no es, antes que pueda decir lo que sí es. Y aunque la senadora ha sorteado bien algunos golpes, la pregunta es ¿cuántos rounds aguantará antes de verse descarrilada?, porque sí, la contrapropaganda existe y tiene efectos.
Decir que Xóchitl es un todo terreno hace razón cuando uno ve la forma en la cual se sube a las tendencias, aprovecha las nuevas tecnologías y responde, incluso con gracia y estilo, a los señalamientos en su contra. Sin embargo, repito, el tema es la energía y estrategias invertidas para lo propio. ¿Ya se nos olvidó el efecto del linchamiento contra Ricardo Anaya en el proceso del 2018?, pues lo cierto es que los mensajes negativos, repito, sí tienen un efecto real en la credibilidad, confianza y popularidad de las figuras públicas.
Ahora bien, si no es de propuestas, ¿de qué podría hablar la hidalguense en estos momentos?, pues lo primero que debe hacer es salirse de la caja. Darle la vuelta a la narrativa oficial y hablarle a los votantes cautivos, a los mexicanos aspiracionistas, a las nuevas generaciones e incluso a los desencantados de la política. Es momento para que, desde la plataforma del frente, se esgriman los diagnósticos puntuales de la situación del país y el proyecto que vendrá, un proyecto que sí o sí, debe incluir a la sociedad para ganar.
En esa narrativa, es necesario decirlo, los candidatos de MORENA llevan la delantera, pues se encuentran en una situación favorable: la defensa y continuidad del actual modelo de gobierno, un modelo que le ha valido al partido hacerse de veintidós gobiernos estatales y que mantiene al presidente con una aprobación que ronda, aproximadamente, el cincuenta y ocho por ciento. Todo lo anterior, por cierto, con los recursos que implica el gobierno federal.
Pero volviendo al inicio. Xóchitl, efectivamente, avanza como un todo terreno. Se ha autodefinido de manera interesante y ha callado a más de uno, escépticos de su candidatura. Pero hoy es necesario avanzar a paso agigantado y aprovechar los espacios que no han logrado llenar los aspirantes del lado del oficialismo, quienes por cierto tienen todo a su favor para ganar la elección del 2024. No olvidemos que en campaña todo puede pasar y que al mover las emociones de la gente, se construyen fenómenos políticos imposibles de parar. Hoy Xóchitl Gálvez parece estar moviendo emociones y continua en la conversación pública. ¿Habrá quien la pueda parar?