El “Siglo de las luces” y La Enciclopedia (1)
Notas acerca de las ideas políticas XXXII
El “Siglo de las luces” y La Enciclopedia (1)
Siglos antes de la Ilustración, el “realismo de Maquiavelo en su crítica a la razón natural, dio pie a la idea del dominio de la naturaleza humana”. Posteriormente, Descartes, como ya hemos señalado en otros apuntes, fundó la filosofía moderna con el método científico, que “debe ser matemático para ser cierto o ‘sistemático’, o que requería una nueva matemática y una física matemática”. (Michael Vovelle. 1933-2018)
Con esos antecedentes, para los autores del iluminismo el pensamiento racional es “la única forma de acceder al conocimiento verdadero. Se llegaba a conocer el mundo a través del razonamiento, la observación y la experimentación. Por eso consideraban las creencias populares y la religión como meras supersticiones”. Sostenían el principio filosófico por el cual “todas las personas nacen iguales y tienen derechos naturales”. [Aunque en la práctica histórica esta idea fue reservada para los países europeos y Estados Unidos. Los demás pueblos han sido objeto de discriminación. Incluso hacia el interior de aquellas potencias hay contundente desigualdad social, económica y cultural].
Asimismo, imaginaban que con los descubrimientos científicos y tecnológicos era posible el progreso material y moral de las sociedades y “se podía mejorar la vida de las personas”. [Evidentemente, la concentración de ese saber convertido en poder de la clase económica dominante y la élite política, favoreció esa mejoría material y moral casi exclusivamente de esas clases y de las naciones que, en diverso grado, usufructuaron la revolución industrial].
La burguesía europea no es una clase homogénea, expone Touchard, pero “aparece una filosofía burguesa … [la cual] se presenta como una filosofía de todos los hombres”. Algo muy diferente de lo que “se producirá un siglo después: cuando el proletariado adquiera la conciencia de formar una clase independiente, adoptará una doctrina proletaria, una doctrina de clase. Por el contrario, la burguesía aun conservando un vivo sentimiento de las jerarquías, elabora una doctrina universalista en el mismo instante en que toma conciencia de su originalidad social”. (Touchard) Es “el tiempo de las mayúsculas: Libertad, Progreso, Hombre”.
Sabine explica qué significó la decadencia del Derecho Natural en Francia a partir de la influencia del pensamiento de Hobbes y Locke, para quienes “la ley de la razón proporcionaba una regla de vida adecuada, sin necesidad de añadir ninguna verdad revelada o sobrenatural … De acuerdo con estos principios éticos generales, se consideraba que los gobiernos sólo existían para fomentar la libertad, la seguridad, el goce de la propiedad y otros bienes individuales”. De ahí la necesidad de un gobierno emanado del sufragio que limitara los abusos y la tiranía, abolir los privilegios y los monopolios [de la monarquía y la aristocracia terrateniente]. Esto es, una sociedad en la cual el poder y la riqueza “fueran la energía y la capacidad individuales”. El individuo –antes que la comunidad– como la base de la ideología burguesa. Pero no cualquier individuo sino, precisamente, el individuo con propiedad y riqueza.
Pese a coincidir, el impacto en Francia fue muy distinto del ocurrido en Inglaterra. En este reino, en 1688, burguesía y aristocracia acordaron un pacto de equilibrio político y dominación sobre el resto de la sociedad, vigente a la fecha. En Francia, en 1789, el ascenso de la burguesía propició una cruenta revolución y la decapitación del rey. Después de dos imperios y breve resurgimiento de la monarquía, finalmente prevalece el régimen republicano.
Las causas de ello fueron las “diferencias claras en la vida política práctica”, ya que en Inglaterra “el gobierno local ha sido siempre la escuela de la política”, en tanto que, en contraste, el despotismo absoluto desde Luis XIV y el centralismo total, “en Francia –sigue Sabine—la doctrina de la libertad fue elaborada por hombres que no tenían experiencia de gobierno ni posibilidad práctica de adquirirla. Así, la literatura francesa sobre estos temas, fue una “filosofía literaria, libresca. Aunque no académica, escrita para los salons (sic) y la burguesía educada, único público al que podían dirigirse”.
Cuestionaban la legitimidad de las monarquías absolutas y negaban que el poder del rey provenga de Dios, sino del consentimiento de los ciudadanos. Bajo la influencia de los teóricos ingleses, fue consolidándose la idea de la democracia liberal representativa, si bien censitaria. Al paso del tiempo, debido a la lucha de clases trabajadores-empresarios que derivó del desarrollo industrial y, en paralelo, la desigualdad y la exclusión social y política, así como la consecuente toma de conciencia de estos hechos, dio pie a los movimientos reivindicatorios que culminaron, hacia finales del siglo 19 y durante el 20, en lo que fue la universalización de los derechos políticos y sociales en el seno de la democracia electoral.
Son evidentes, de una parte, las trascendentes consecuencias de la revolución intelectual del Siglo de las Luces, como fue el pleno desarrollo del método científico y de las ciencias como las conocemos en la actualidad. Por otra parte, en la esfera política, dio sustento ideológico a las revoluciones (francesa y norteamericana), las guerras de independencia de las colonias de las metrópolis europeas (especialmente en América Ibérica, si bien impulsada por intereses franco-anglosajones para expulsar a España y Portugal y fraguar nuevas formas de colonialismo económico, financiero y cultural).
En Francia, los forjadores de la Ilustración crearon un documento “para reunir y difundir todo el conocimiento. Esta publicación, llamada Enciclopedia o Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios, se fue completando a lo largo de los años y fue el antecedente de las actuales enciclopedias tanto materiales como virtuales”. (Vovelle)
Los enciclopedistas (filósofos antes que teóricos de política o economía), “verdaderos fundadores del materialismo moderno” (Salazar Mallén), en sus libros y ensayos “despejaron el camino a nuevos sistemas y doctrinas”. Ambicionan “construir un nuevo mundo, libre y feliz”, y bajo el poder de la razón impulsar “proyectos de reformas sociales y económicas, nuevas legislaciones, una obra de educación colectiva” (Testoni).