“SONRÍE” (“SMILE”): Gestos que dan sustos.

“SONRÍE” (“SMILE”): Gestos que dan sustos.

El horror cinematográfico está pasando por un punto transitivo done a las bases de su discurso como género se le están añadiendo nuevos bloques narrativos para que se eleve algunos puntos en la escala de consideración masiva mediante los esfuerzos de cineastas como Jordan Peele, Ari Aster o Robert Eggers que embadurnan con raciocinio e identidad plástica sofisticada lo que antes solía asociarse al mero espectáculo de matinée apetente de taquilla juvenil.

“SONRÍE” (“SMILE”) Gestos que dan sustos.
“SONRÍE” (“SMILE”) Gestos que dan sustos.

“Sonríe”, cinta de reciente ingreso a cartelera dirigida por el debutante en largometrajes Parker Finn, tiene muchas ganas de sumarse a ésta labor de enaltecimiento al cine de terror buscando explotar una imaginería pavorosa donde la sonrisa es el elemento nodal incorporando incluso elementos de consideración dramática como traumas y enfermedades mentales heredadas, pero por una razón que no logro dilucidar todo esto se embute en un andamiaje de “jumpscares” o sustos de índole devaluado que quiebra las aspiraciones atmosféricas, dramáticas y de un supuesto suspenso que Finn procura incluso de forma meticulosa en algunas escenas.

Al ver ésta película uno se pregunta ¿No basta o no le rinde a un director tejer un miedo de corte psicológico que produzca inquietud aplicando las numerosas herramientas narrativas que suponemos se aprenden de ver a Hitchcock, Kubrick o los realizadores mencionados previamente para sucumbir sobresaltos banales? ¿Cuán necesario es éste recurso sensorial que sólo busca una reacción inmediata cual atracción de feria para creer que el horror es simplemente eso? Por supuesto, la película no nos ofrecerá respuestas, pues se deleita en un ejercicio onanista o autocongratulatorio de espantar a la audiencia con premisas, ésas sí bien planteadas, pero ejecutadas de forma trivial mediantes dichos ataques visuales y auditivos.

Es una pena, pues resulta evidente el talento que posee el director con la cámara y su destreza con el lenguaje cinematográfico mientras que la protagonista, la joven actriz Sosie Bacon –hija de Kevin Bacon-, destaca como una atribulada médico psiquiatra llamada Rose quien un día es testigo obligada del suicidio de una paciente que asegura ser asediada por una entidad que toma la forma de cualquier persona y con el distintivo rasgo de una sonrisa permanente.

Después de éste evento, Rose comienza a ser víctima de dicha maldición, la cual deteriora su vida social y familiar mientras su psique se ve comprometida al no poder discernir entre lo real y las visiones que la misteriosa presencia sonriente le provee a modo de imágenes violentas o pavorosas. La solución estriba en un evento de su pasado que involucra a su madre muerta por suicido después de ser diagnosticada esquizofrénica y que también atestiguó siendo una niña, siendo ésta una carrera contra reloj para vencer ésta condena sobrenatural antes de pasar a una (sonriente) mejor vida.

La historia se cuenta bien, no entra en honduras innecesarias y el reparto es eficaz. Esto a fin de cuentas no produce los efectos deseados o al menos no a profundidad como evidentemente su director desea cuando los artilugios del susto provocado por bombazos acústicos o detalles sorpresivos que saltan a cuadro destruyen la sutil pero efectiva línea dramática que conduce a una exploración psicológica de un personaje que se derrumba frente a nuestros ojos por causas que tampoco podemos llamar novedosas, pues el personaje femenino que debe encontrar la fuente y remedio para una causa de muerte sobrenatural ya pasó su fecha de caducidad desde que el cineasta japonés Hideo Nakata la popularizó en su (aún presente) saga de “El Aro” hace un cuarto de siglo. La película incluso no hace algo por expandir, modificar o superar los lineamientos argumentales de aquellas cintas con el espectro femenino de cabello largo añadiendo predictibilidad a la trama, desarrollándose casi como ésas producciones niponas de terror y con una conclusión así de similar.

Podemos quedarnos con la correcta técnica, el par de escenas que funcionan en cuanto a factor terrorífico y las sólidas actuaciones, pero al final “Sonríe” produce más bien el sentimiento opuesto cuando vemos que se nos da gato por liebre y la mueca en nuestra boca irremediablemente se va al sentido opuesto que sugiere el título cuando termina la película.

Correo: corte-yqueda@hotmail.com

Juan Pablo Martínez Zúñiga
Juan Pablo Martínez Zúñiga

Juan Pablo Martínez Zúñiga

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Content is protected !!
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles. El sistema de Cookies principal del sitio el proporcionado por Google Analytics.  POLÍTICAS DE PRIVACIDAD