El susurro del reflejo

Hay lugares que nos enseñan a contemplar más allá de lo evidente. En Chautla, ubicado en el municipio de Salvador el Verde, Puebla, la mayoría de las miradas se detienen en su castillo inglés, símbolo majestuoso de un pasado que se resiste al olvido.
En esta imagen que ilustra esta colaboración, tomada el día 20 de marzo de 2022, la historia se desliza hacia otro rumbo. No hay muros de piedra ni arquitectura imponente, sólo la fragilidad del agua reflejando la intensidad de la vida, como si la naturaleza decidiera contar su propia versión del tiempo.
Los verdes parecen más verdes cuando se acompañan del silencio y la reflexión. Los árboles reposan en calma sobre el espejo líquido que los sostiene y los multiplica. Es una duplicación que no distorsiona, sino que revela. El agua refleja la imagen, pero también la memoria de quien observa. Todo se detiene un momento, como si el tiempo mismo respetara la paz de ese rincón.
Esta escena nos recuerda que, así como sucede con el lago, también en la vida humana hay momentos que nos devuelven el verdadero rostro que hemos olvidado. Hay reflejos que no son más que proyecciones de lo que habita en el interior: emociones, recuerdos, anhelos dormidos. Basta un instante de claridad, un destello de serenidad, para comprender que seguimos siendo ese corazón lleno de colores vivos, a pesar de las tormentas pasadas.
Curiosamente, la imagen no muestra el punto más visitado de la ex hacienda. En lugar del castillo que todos buscan, se muestra lo que muchos no ven. A veces lo esencial no está en lo que impresiona, sino en lo que susurra. El encanto reside en descubrir lo ignorado, en permitir que lo aparentemente simple despierte algo profundo en nosotros.
Esta isla de árboles, rodeada de reflejos y quietud, nos habla de raíces firmes y copas que se dejan acariciar por la luz. Nos recuerda que no siempre hay que buscar lo grandioso; lo valioso también habita en lo inadvertido, en esos rincones donde pocos se atreven a mirar, pero donde la vida, sin pedir permiso, sigue revelándose.

Más allá de la mirada: Los ahuehuetes, árboles sagrados para muchas culturas prehispánicas, eran considerados guardianes del tiempo. Su presencia en Chautla no es casual, porque pueden vivir más de mil años y resisten inundaciones, simbolizando permanencia, sabiduría y renacimiento.
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