Marx. Grundisse. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (3)
El “nexo social”, sostiene Marx, es, en primer término, de orden económico: “valor de cambio”. Esto es “el dinero es un objeto que expresa cierto tipo de relación entre los seres humanos, producida históricamente. El dinero es un vínculo social; es decir que vincula y rige recíprocamente las más diversas actividades de individuos que de otro modo se encuentran aislados. El que posee este vínculo social objetivizado puede dominarlas actividades de otros, representa el vínculo social per se” (El Marx desconocido, Martin Nicolaus, p. XXII)
En consecuencia, “un índice de la explotación y el empobrecimiento, que captase exactamente las variables a que se refería Marx, tendría que ordenar … No sólo el valor económico sino también el poder político y la influencia social de estos patrimonios fijos tendrían que ser incluidos en la ecuación” (p. XXVIII).
Marx no precisa en los Grundisse o en “La introducción a la crítica de la economía política ni en El Capital “qué ha de incluirse en el rubro ‘fuerzas productivas’ o ‘relaciones de producción’. ¿Debemos entender que «fuerzas productivas materiales» significa sólo el aparato tecnológico y ‘relaciones de producción’ el sistema político-legal? En otras palabras: ¿la expresión ‘fuerzas materiales’ es sólo otra forma de decir ‘infraestructura’? ¿’Relaciones’ quiere decir súperestructuras’?” (p. XXIX)
Esto es “las formas político-jurídicas tales como las relaciones de propiedad no son estas «relaciones de producción» en sí mismas, sino simplemente una expresión de estas relaciones … “Lejos de ser leyes naturales inmutables, estos imperativos paralelos son caracterizados por Marx como relaciones sociales producidas históricamente; relaciones que a la vez son específicas de la forma capitalista de producción” (p. XXIX)
Por otra parte, “no es la tecnología la que obliga al capitalista a acumular, sino la necesidad de acumular la que lo obliga a desarrollar los poderes de la tecnología. La base del proceso de acumulación, del proceso por medio del cual las fuerzas productivas se fortalecen, es la extracción de plusvalía de la fuerza de trabajo. La fuerza de producción es la fuerza de explotación” (p. XXX)
En cuanto a la idea de Marx de la revolución social proletaria y democracia proletaria, siguen siendo, por lo observado en la historia del siglo 20 y en lo que va del 21, ilusión ideológica. El hecho histórico real es la adecuación del resiliente sistema capitalista a sus crisis, sus contradicciones y la conflictividad socio-política, en los modos diversos de afrontar y mediar en la lucha de clases, bajo distintos acuerdos o pactos –a veces negociados, a veces impuestos— de dominación del capital no únicamente sobre las clases subordinadas, sino sobre países dependientes y, en general, sobre la sociedad y la naturaleza.
Los llamados socialismos “reales”, o socialismos del siglo 21, además de haber sido duramente autárquicos bajo la burocracia partidista o devenido en formas de populismo, finalmente han derivado en modalidades de capitalismo o han asumido plenamente sociedad y economía capitalistas, o tipos de capitalismo de Estado, como puede ser el caso de China que merece reflexión y estudio aparte.
La evolución-adaptación del sistema capitalista, ante la crisis del capitalismo liberal del siglo 19, (culminó en la llamada Primera Guerra Mundial, tránsito de la competencia económica a la confrontación militar), dio lugar a varias modalidades de socialdemocracia, tanto en las potencias financieras-industriales, como en los países periféricos o subordinados (que en su conjunto no son sino un sistema capitalista mundial único, llevado a una “etapa superior” –diría Lenin— en la realidad contemporánea “global” y “postglobal”).
El surgimiento de múltiples formas de socialdemocracia, tuvo antecedentes desde finales del siglo 19. Ante la gran crisis de 1929 y el surgimiento del bolchevismo en Rusia, hubo dos posturas: 1) el capitalismo despótico-autoritario fascista, nazi y falangista. 2) Injerencismo del Estado en la economía y el arbitraje en la lucha de clases. Desarrolló políticas redistributivas del ingreso y de beneficencia social.
Ante el derrumbe del “socialismo real”, la globalización neoliberal desmanteló el Estado de Bienestar y los sistemas de seguridad social, aumentó la pobreza en número de pobres e intensidad de la pobreza; propició exclusión, desempleo y subempleo, precariedad laboral, disminución en el nivel y en la calidad de vida, reducción de oportunidades en educación, en inserción productiva, emigración (contada por millones en las recientes tres décadas), delincuencia “organizada”, inoperatividad del Estado legal ya que prevalece el Estado de facto impuesto por las bandas criminales y el poder económico.
En cualquier caso, se afirma el dominio del capital sobre el trabajo.
En medio de la convulsión mundial se presenta el debate de marxistas y marxianos. Pueden darse, y se dan de hecho, organizaciones y formas de actuar diversas. Se considera “marxistas” a los militantes políticos revolucionarios anticapitalistas y antiimperialistas. “Marxólogos” son expertos académicos o en Marx/Engels o en su influencia posterior. No son militantes, pero pueden acompañar a organizaciones que se asumen revolucionarias.
Los “marxianos” se acercan más a los marxistas en cuanto militan de alguna manera, pero critican los aportes de Marx-Engels o de las experiencias marxistas del siglo XX. En cuanto a su crítica y propuesta alternativa tocan aspectos más centrales del “marxismo original”, más “marxianas” resultan estas ideas, movimientos y personalidades
En versión de la IA «Marxiano» es adjetivo que se utiliza para referirse a lo relacionado con Karl Marx y sus ideas, particularmente a lo que no se considera parte de la doctrina marxista. A diferencia de «marxista», que se refiere a la teoría y la ideología desarrolladas por Marx y Engels. «Marxiano» se usa para destacar aspectos de su pensamiento que pueden ser considerados más personales o que no se encuadran dentro de la corriente marxista.
Los considerados militantes marxistas pueden ser críticos, pero su crítica se realiza hacia adentro de su organización. Por supuesto, todas estas consideraciones son tipológicas. No dicen lo que puede ocurrir en la práctica. (Pensar América Latina. https://www.heliogallardo-americalatina.info › id=449).

