Marx. Grundisse. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (1)

En los Grundisse Marx aplica la dialéctica de Hegel al estudio de la economía política, pero con perspectiva materialista. Incluso utiliza la terminología hegeliana … “Formula ideas ricardianas con lenguaje hegeliano e ideas hegelianas con lenguaje ricardiano …” (Siglo XXI, Vigésima Edición, 2007. José Aricó, Miguel Murmis y Pedro Scaron. Traducción de Pedro Scaron). (P. XXXVII)
Los Grundisse fueron “la única obra de economía política verdaderamente completa que Marx escribió” (Marx desconocido, Martin Nicolaus, p. XIV. Siglo XXI, Vigésima Edición, 2007. José Aricó, Miguel Murmis y Pedro Scaron. Traducción de Pedro Scaron).
Marx lo consideró, incluso, como el “resultado de 15 años de investigaciones, el mejor periodo de mi vida” (Prólogo a la primera edición, Moscú, 1939. Carta a Lasalle, 12-XI-1858). Documento elaborado como borrador para consumo propio a fin de “poner en orden” sus ideas acerca de la economía política … “Una obra que Marx nunca logró terminar [en lo cual aparentemente se contradicen, Aricó y otros, ya que también asientan líneas arriba que es la única obra verdaderamente completa de Marx] … pero fundamental para comprender la crítica marxista de la economía política … y creó las bases de una nueva ciencia crítica de la sociedad” (Presentación, José Arico, Miguel, Murmis, Pedro Scaron, p VII) Preparatorio de “Prefacio de la Contribución a la crítica de la economía política”, preliminar, a su vez, de El Capital.
Los Grundisse pasaron inadvertidos, al igual que varios textos inacabados de Marx. Probablemente ni siquiera fueran leídos por Engels. Estos manuscritos fueron archivados por el Partido Social Demócrata de Alemania, luego del fallecimiento de Engels, aunque “tratados con gran negligencia”. Karl Kautsky publicó en 1903 únicamente la introducción de los Grundisse. “Esa publicación suscitó notable interés –constituía, en realidad, el tratamiento más detallado jamás escrito por Marx de cuestiones metodológicas—, y fue rápidamente vertida a muchas lenguas, convirtiéndose en uno de los escritos más comentadas de toda su obra”. (Aricó, Murmis, Scaron, p. IX y ss)
Los Grundisse fueron ignorados tanto por ser un documento para consumo del propio Marx, como por el hecho de que no se apreció su valor al ser considerado como “material de interés para una reconstrucción del origen de El Capital” (Martin Nicolaus, p. XII). No fue sino en 1939 que el Instituto Marx-Engels-Lenin de Moscú publicó un enorme volumen conteniendo los manuscritos económicos de Marx de 1857-1858. En 1953 la editorial Dietz de Berlín reeditó los dos volúmenes en un uno, titulado Grundisse, Elementos fundamentales de la crítica de la economía política (borrador) (pp. Nicolaus, p. XII-XIII)
La edición de Moscú (1939-1941) en dos volúmenes representó “el último manuscrito importante de Marx hecho público. Sin embargo, el hecho de ser publicado en vísperas de la II Guerra Mundial contribuyó a que la obra siguiera siendo prácticamente desconocida. Las tres mil copias de la edición de Moscú se convirtieron en una rareza bibliográfica y muy pocas lograron traspasar las fronteras soviéticas. Hubo que esperar a 1953 para su reimpresión”. (Loc. Cit)
Roman Rosdolsky publicó en 1968 “Génesis y estructura de ‘El Capital’ de Marx”, primera exposición sobre la obra cardinal de Marx. “Ese mismo año, los Grundrisse sedujeron a algunos de los protagonistas de las revueltas estudiantiles, que comenzaron a leerlos entusiasmados por el explosivo radicalismo de sus páginas. Por lo demás, los Grundrisse ejercieron fascinación irresistible entre quienes, sobre todo en los tiempos finales de la nueva izquierda, estaban empeñados en superar la interpretación de Marx suministrada [rígida y dogmática] por el “marxismo-leninismo”. (Loc. Cit) “… en pocos años, los Grundrisse se convirtieron en texto fundamental con el que estaba obligado a medirse cualquier estudioso serio de la obra de Marx … a partir de mediados de los años 70, los Grundrisse conquistaron creciente número de lectores e intérpretes”.
Asimismo, abrió la oportunidad para “profundizar en una de las cuestiones más debatidas del pensamiento de Marx: su deuda intelectual con el legado de Hegel. Y aun otros quedaron fascinados por los proféticos pronunciamientos contenidos en los fragmentos dedicados a las máquinas y a su automatización”. (Loc. Cit)
En opinión de Martin Nicolaus los Grundisse “son la fusión de líneas de pensamiento económico y filosófico … son el eslabón perdido entre el Marx Maduro y el Marx joven” (XXXVIII). De la misma manera advierte que “al menos en un área-problema importante (la cuestión de la polarización de clases), se puede demostrar que la profecía del Manifiesto es refutada explícitamente por Marx en un trabajo posterior, sobre la base de su teoría de la plusvalía” (XXXVIII).
“No existen fundamentos para repudiar el Manifiesto de 1848 en su conjunto, [el propio Marx admitió que en varios aspectos la crítica expuesta en el Manifiesto, fue superada por la realidad de la evolución del capitalismo europeo –principalmente, Inglaterra y Francia—, “ha envejecido y no hay que atribuirle demasiada importancia” (Touchard, Historia de las ideas políticas, 1988, p. 499], aunque sí existen razones para someter a todas sus tesis y puntos de vista a un nuevo examen crítico a la luz de la teoría de la plusvalía del propio Marx … (XXXIX) Marx no era vendedor de verdades prefabricadas sino creador de instrumentos” [ontología y metodología dialéctico-materialistas] (XL).