DUETOS VISIBLES E INVISIBLES… QUE LUEGO YA NO FUERON

DUETOS VISIBLES E INVISIBLES… QUE LUEGO YA NO FUERON

[bctt tweet=»Otro dueto de hace muchos años lo fue el Dueto Miseria, que integraban Pepe Jara y Gilberto Valenzuela.» username=»crisolhoy»]

 

Manuel Alejandro y Raphael

 

Muchos artistas, hablando de canto, baile, actuación, etc., cuando han alcanzado la fama, o por lo menos el reconocimiento del público, ha sido luego de haber pertenecido en sus inicios a algún grupo, o a otros compañeros en dueto. De los cantantes emanados de grupos, no ha habido disolución del mismo, al menos no de inmediato; en cuanto a los duetos disueltos, alguna de las partes quedó relegada al olvido o de plano al destierro, mientras la otra mitad siguio la senda del triunfo; es el caso de Viruta  y Capulina. Pero también es cierto que en muchos casos cada una de las partes siguieron su camino con igual éxito, como el caso de Corona y Arau; Sergio Corona y Alfonso Arau, el primero como un primerísimo actor comediante y bailarín (mientras la edad se lo permitió, hoy casi alcanza los 90 años de edad), y Alfonso Arau luego de un corto paso delante de las cámaras en “El águila descalza” (1971) y “Calzonzin Inspector” (1974), entre otras, cambió de lugar y colocado detrás de las cámaras, ha escalado a las alturas como Director, baste citar: “Un paseo por las nubes” (1995) y “Como agua para chocolate” (1992), aunque también ha dirigido películas infumables.

Hubo otros que al separarse, compraron, ambos, boletos directos al olvido. No mencionaré ejemplos de éstos porque ni al caso.

En la década de los 60’ se hizo famoso en México un dueto de unas hermanas chilenas que se hacían llamar: Sonia y Miriam. Cuando Miriam contrajo matrimonio, se retiró del ambiente artístico dejando sola a su hermana, que desde entonces fue conocida como: Sonia la única, que con 90 años a cuestas, vive en su país natal: Chile, supongo que ya no canta.

Otro dueto de hace muchos años lo fue el Dueto Miseria, que integraban Pepe Jara y Gilberto Valenzuela. Pepe Jara fue luego más conocido como intérprete de Álvaro Carrillo, de quien incluso fue compadre, y Gilberto Valenzuela siguió su carrera de cantante en el género ranchero, siendo lo más rescatable el triunfo nacional del Festival OTI en su edición ’76, con la canción: “De que te quiero, te quiero”.

Enrique Guzmán alcanzó la fama luego de dejar a los Teen-Tops, de quien era vocalista; mismo caso de otros rockanroleros de la época, como César Costa lo fue de Los Black Jeans (A quien la disquera le impuso el cambio de nombre para ser Los camisas negras, y tal vez esto fue la causa de que sólo grabaron un disco) o Johnny Laboriel que dejó a Los Rebeldes del Rock para iniciar su carrera en solitario, mismo caso de Manolo Muñoz que primero fue parte de Los Gibson Boys. No únicamente en el rock and roll se dio este fenómeno, en la música romántica también, como Marco Antonio Muñiz que para ser conocido como solista, tuvo que dejar a Los 3 Ases.

Ah, pero también existen los duetos o asociaciones ‘invisibles’; aquellos artistas que basaron su carrera en alguien que nunca apareció como socio o como dueto, sino que tenía su crédito (si lo tenía) por ahí perdido en letras pequeñas. ¿Ejemplos? Tengo varios.

¿Imaginan a un Raphael sin el amparo de Manuel Alejandro? El 90% de los éxitos de este cantante en sus inicios y aún ya recorrida buena parte de su trayectoria, son de este compositor español, y el 100 % de los arreglos y producción de sus primeros 8 o 9 discos. Entrando a terrenos de imaginar posibilidades, sin Manuel Alejandro, Raphael, ¿hubiera tenido el mismo éxito…?

Exactamente el mismo caso ocurrió con Mocedades y Juan Carlos Calderón, con el agregado que además de compositor de cabecera, Caderón fue Director Artístico del grupo vocal. Y ya que hablamos de Mocedades, hay mucho qué decir de ellos, y me comprometo a tratar a fondo este tema muy pronto.

No solamente en lo musical se dio este fenómeno de amasiato no visible. En la comedia durante años vimos (los que ya peinamos canas) un programa de crítica política en tono de comedia, con dos geniales del humor: Héctor Lechuga y Chucho Salinas, con aquel inolvidable: “Cotorreando la noticia” y tras la muerte de Chucho Salinas, Lechuga continuó con esta encomienda ahora en el programa: “Barriendo la noticia”. Pues bien detrás de ellos siempre estuvo la pluma ágil y pícara de Marco Antonio Flota. Además de las obras de fin de sexenio: “La Corrupción somos todos”, “Adiós guayabera mía” y la última: “Ya nos vamos, México”

Y ya que líneas arriba mencionaba a Viruta y Capulina, no olvidemos que el tercero siempre fue Roberto Gómez Bolaños “Chespirito” escribiendo para ellos (luego para Capulina solo) los libretos de su programa de TV y los guiones e historias de sus películas.

Tenemos también el caso de algunos compositores que han hecho grandes aportaciones a la música pero que, al no tener conocimientos musicales, han requerido el concurso de otros para que sus canciones se plasmen en notas musicales. Dos botones de muestra: José Alfredo Jiménez hacía las letras y guardaba en su memoria la música, que luego tocaba en su guitarra ante un grande (también de él trataré en un artículo próximo): Rubén Fuentes, y es gracias a éste que tenemos partituras de la música del inolvidable José Alfredo. Caso similar con Juan Gabriel y el músico Eduardo Magallanes.

Y otro tipo de “duetos invisibles”, este tipo quizá además extraño: Hubo cantantes extranjeros que tuvieron su ‘réplica’ en nuestro país, es decir, aquellos hacían éxitos que los de aquí repetían con letras en español. Así a César Costa se le conoció como el Paul Anka mexicano, por razones obvias, así como por lo mismo se le llamó en alguna ocasión a Hugo Avendaño el Bert Kaempfert mexicano.

Y por último están los que descaradamente fueron conocidos como “los intérpretes de”, que aunque no se compusiera para ellos en particular, fueron conocidos mayormente por cantar canciones de alguien en especial, como Alejandro Algara fue llamado “el intérprete de Agustín Lara”.

¿Recuerda usted algún otro caso, además de los mencionados?

Jesús Consuelo Tamayo

Estudió la carrera de música en el Conservatorio Las Rosas, en Morelia. Ejerce la docencia desde 1980 Dirigió el Coro de Cámara Aguascalientes desde 1982, hasta su disolución, el año 2003. Fue Coordinador de la Escuela Profesional Vespertina, del Centro de Estudios musicales Manuel M. Ponce de 1988 a 1990. Ha compuesto piezas musicales, y realizado innumerables arreglos corales e instrumentales. Ha escrito los siguientes libros: Reflejos, poesía (2000); Poesía Concertante, (2001); Guillotinas, poesía (2002); A lápiz, poesía (2004); Renuevos de sombra, poesía (inédito); Detective por error y otro cuentos (2005); Más cuentos (inédito); Bernardo a través del espejo, teatro (2006); Tarde de toros, poesía (2013).

Jesús Consuelo Tamayo

Estudió la carrera de música en el Conservatorio Las Rosas, en Morelia. Ejerce la docencia desde 1980 Dirigió el Coro de Cámara Aguascalientes desde 1982, hasta su disolución, el año 2003. Fue Coordinador de la Escuela Profesional Vespertina, del Centro de Estudios musicales Manuel M. Ponce de 1988 a 1990. Ha compuesto piezas musicales, y realizado innumerables arreglos corales e instrumentales. Ha escrito los siguientes libros: Reflejos, poesía (2000); Poesía Concertante, (2001); Guillotinas, poesía (2002); A lápiz, poesía (2004); Renuevos de sombra, poesía (inédito); Detective por error y otro cuentos (2005); Más cuentos (inédito); Bernardo a través del espejo, teatro (2006); Tarde de toros, poesía (2013).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Content is protected !!