EL DIFÍCIL CAMINO DE LA UNIDAD

EL DIFÍCIL CAMINO DE LA UNIDAD

La naturaleza humana es complicada y tortuosa, reacciona con egoísmo y sentido poco empático, la voluntad emerge cuando hay coincidencias en sus dichos, no cuando hablamos y pensamos diferente, entonces tendemos a separarnos, por lo tanto no hay tolerancia salvo en lo discursivo. Esto sucede todos los días en la vida personal, pero también trasciende al ámbito social y político.

En este último campo y más específicamente en la izquierda mexicana, en mucho esto explica (no los justifica), la proliferación de agrupaciones, casi siempre grupúsculos, que consciente o no, le ponen piedras al camino de la unidad, aunque vean ésta presuntamente como una necesidad y meta, lo cual a las claras es una manifestación de inconsecuencia.

Ni siquiera las organizaciones que se autoproclaman como “vanguardia del proletariado”, aunque no representen a nadie ni tengan la menor influencia en el movimiento social y de masas, en la letra defienden la necesidad de la unidad, la subrayan incluso, pero no dan el menor paso para alcanzar ese objetivo. Siempre encuentran razones por qué no o de plano, asumen la postura de que la unidad implica que los otros se sumen a sus puntos de vista y a su organización. Eso quiere decir sumar, cooptar no unir.

No hay la intención de escuchar, de procesar con receptividad los puntos de vista de otros, con la actitud de ser convencidos o convencer con argumentos, aceptar que no siempre se tiene la razón, pues no mantenemos la verdad absoluta. Ante todo se quiere imponer, planteando que su palabra es ley, porque siguen a los clásicos del marxismo y por lo mismo tienen la razón. No hay voluntad salvo de dientes para afuera.

También hay mucho maniqueísmo, no hay puntos intermedios, todo es blanco o negro, estás conmigo o estás contra mi. Coincido contigo si tu asumes los puntos de vista míos. Egolatría y narcisismo, en un sector ideológico donde lo que debería prevalecer es el bien común, el sentido colectivo de las cosas, lo cual es un eje esencial del ser de izquierda y de su carácter de clase.

Son aquellas agrupaciones que predican el vanguardismo, pero también el dogmatismo y el doctrinarismo, viejos lastres que lamentablemente aún subsisten en nuestros días. Son aquellos que recitan párrafos enteros de los

clásicos y los trasladan mecánicamente a la actualidad. No analizan, para ellos el pensamiento crítico es una frase que en los hechos no practican.

Así, podrán pasar cinco, diez, veinte, cuarenta años, pero sin ocurrir realmente nada para ellos ni en ellos, salvo que la realidad los haya desbordado a su alrededor o se hubiese transformado, menos ellos, porque siguen pensando que la razón está en ellos, aunque las masas estén en otro lado. Viven en un soliloquio, como el desquiciado que habla con la pared o con él mismo, más allá de eso, no hay nada.

Sin embargo, la unidad de la izquierda no es solo una necesidad urgente e imperiosa, es parte sustantiva de la estrategia a seguir en el actual periodo. No es hablar de unidad a toda costa, pero si de ir construyendo el camino para que se concrete y convierta en una posibilidad real. El asunto no es ceder en principios, pero si buscar los puntos comunes a partir de los cuales podemos estructurar la unidad.

Hay que discutir todo lo que sea necesario, aprendiendo a escuchar; dejar a un lado la lógica formal para entrar a la aplicación de la dialéctica. Pero sobre todo actuar, la unidad se forja no sólo a partir de los debates y sus resultados, sino de la acción concreta y específica.

La unidad no es sólo de grupos, debe serlo además con el movimiento social y de masas, que muchas veces se manifiesta a partir de sus demandas inmediatas, no con un sentido más general en materia política ni uniendo sus expresiones a otras luchas, para hacer más trascendentes los resultados que quieran alcanzar. Actualmente hay un divorcio de estos movimientos con la izquierda misma, lo cual explica la pequeñez y marginalidad que la caracteriza en la actualidad, no obstante que millones de mexicanos hayan votado por el cambio en el 2018.

Y si hablamos de estrategia embonada con lo anterior es que, para poder avanzar en las pretensiones de la izquierda, requerimos cambiar la correlación de fuerzas, a partir de una propuesta política congruente con la realidad nacional. De esta manera, la unidad no va sola ni es cuestión de voluntarismos, tiene que tener una razón real, bien soportada, hacerse a la par con el movimiento social. Nada pasaría que se concretara la unión de varios o muchos grupos, pero persistiera la marginalidad de ellos por su falta de inserción social. Pero también se requiere una propuesta política, de la cual hasta ahora carece y no se han puesto a trabajar para superar esta deficiencia.

Mucho hay que hacer entonces.

Daniel Carlos García

Aguascalentense de nacimiento, comunista por convicción y médico por estudios en la UNAM. Militante activo de la izquierda marxista desde la década de los 70’s; fue miembro y dirigente de los partidos: PCM, MAUS, PSUM, PMS Y PRD. Periodista por vocación y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito diversos libros, entre ellos: “Fulgor rebelde. La guerrilla en Aguascalientes”, “El perredismo en Aguascalientes” y el “Diccionario de la Izquierda en Aguascalientes”, “Historia y situación del cooperativismo en el DF” y “Las mujeres en la Revolución Mexicana”. Fue Director de Capacitación para el Empleo del Gobierno del Distrito Federal (2000-2005); asesor del Srio. de Gobierno del GDF y Director de Estudios y Estadísticas del Trabajo (GDF 2007-2012). Actualmente es Gerente de Saludo en CENFES, AC, así como organizador y dirigente del Movimiento Comunista Mexicano (MCM).

Daniel Carlos García

Aguascalentense de nacimiento, comunista por convicción y médico por estudios en la UNAM. Militante activo de la izquierda marxista desde la década de los 70’s; fue miembro y dirigente de los partidos: PCM, MAUS, PSUM, PMS Y PRD. Periodista por vocación y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito diversos libros, entre ellos: “Fulgor rebelde. La guerrilla en Aguascalientes”, “El perredismo en Aguascalientes” y el “Diccionario de la Izquierda en Aguascalientes”, “Historia y situación del cooperativismo en el DF” y “Las mujeres en la Revolución Mexicana”. Fue Director de Capacitación para el Empleo del Gobierno del Distrito Federal (2000-2005); asesor del Srio. de Gobierno del GDF y Director de Estudios y Estadísticas del Trabajo (GDF 2007-2012). Actualmente es Gerente de Saludo en CENFES, AC, así como organizador y dirigente del Movimiento Comunista Mexicano (MCM).

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