El país que aspiran a gobernar
Estamos a menos de un año de la elección presidencial del 2024 y en el horizonte nacional se advierten retos complejos. El presente sexenio concluirá con avances en diversas áreas, pero con pendientes importantes en otras. La inseguridad y la violencia que priva en distintas regiones del país, uno de ellos.
Aunque son muchos quienes han alzado la mano en la carrera por la renovación presidencial, vale la pena preguntarnos primero: ¿están plenamente conscientes del país que aspiran a gobernar?, ¿tienen la experiencia para un cargo de ese tamaño?, ¿cuentan con los diagnósticos para entrarle a la responsabilidad que es dirigir una Nación como México?, la reflexión es justa y necesaria.
Ahora bien, volviendo al tema del país que queda tras el sexenio de López Obrador, repito, hay aspectos positivos y negativos. Tras el atropellado inicio en materia económica, en donde incluso se registró una contracción en 2019 (0.2%), los números de este 2023 son positivos. De hecho, se calcula que la economía nacional cierre con un crecimiento de hasta cuatro por ciento, superando los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Y hoy aunque las actividades industriales y el sector servicios mantienen un buen ritmo e incluso se puede afirmar que la inflación ha retrocedido, no podemos perder de vista que en los primeros cuatro años del presente sexenio no hubo crecimiento económico. Cifras del CONEVAL señalan incluso que entre 2018 y 2020, 3.8 millones de mexicanos se sumaron a las filas de la pobreza y 2.1 millones a las filas de la pobreza extrema.
En este escenario, las remesas (esas que el presidente ha presumido como un logro de su gobierno) se han convertido en un tanque de oxigeno para muchos hogares. De hecho, en mayo de este año se registró una cifra récord de 5.6 millones de dólares. En materia de desempleo, por otro lado, los números son positivos. En los primeros tres meses de este año se situó en 2.74%, el nivel más bajo en los últimos 18 años.
En el terreno de la inseguridad y la violencia, el escenario es crudo y desalentador. De acuerdo con la última entrega de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública (ENSU) del INEGI, 68% de las mujeres y 58% de los hombres considera inseguro vivir en sus ciudades. A ello hay que sumar que en los últimos años han venido a la alza los asesinatos de policías. Tan sólo en lo que va de este año se contabilizan 143 en todo el país, de acuerdo con Causa en Común.
Contrario a lo prometido en el inicio del sexenio, las muertes violentas no han parado. En lo que va del sexenio de López Obrador se contabilizan 140 mil ejecuciones, 20 mil más que en el sexenio de Felipe Calderón y 10 mil menos que en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Por si fuera poco, de acuerdo con la consultora Lantia hay dos grupos criminales con presencia en todo el territorio nacional (Cártel de Jalisco Nueva Generación y Cartel de Sinaloa) y por lo menos cuatro escisiones de Los Zetas, del Cártel del Golfo, de los Beltrán Leyva y de la Familia Michoacana, operando en diferentes entidades. A ello hay que sumar, por cierto, los grupos criminales locales.
Finalmente, otro terreno que exigirá mucha atención por parte del próximo gobierno es el de la salud. Actualmente el sistema público de salud en México atiende a un millón de pacientes cada día. Se realizan al menos 12 mil cirugías diariamente y se atienden 4 mil 300 partos. A pesar de ello, el gobierno invierte anualmente, en este sector, únicamente cinco mil pesos por mexicano. El contraste es brutal si lo comparamos con países como Dinamarca, cuyo gobierno invierte cien mil pesos por danés, al año.
Como vemos pues, quien aspire a la silla presidencial tras la salida de Andrés Manuel tendrá por delante retos de gran calado. México ha avanzado en muchos aspectos, pero en otros continúa siendo una Nación de profundas desigualdades y violencia criminal. Las problemáticas transexuales continúan ahí y no hay, todavía, quien haya podido encontrarles solución.
