ENTRE LA FALSA ESPERANZA Y LA POLÍTICA
[bctt tweet=»“La esperanza es el peor de los males pues prolonga el tormento del hombre”. Friedrich Nietzsche» username=»crisolhoy»]
¡Hola, lectores de Crisolhoy! La muchedumbre vive de esperanzas, ese anhelo ingenuo que la misma necesidad ciega tontamente al individuo y no son hábitos maliciosos, ya que la muchedumbre solo a eso aspira. Recuerdo que de adolescente una vez le pregunte a mi madre sobre las intenciones de los políticos y ella me respondió: “No es el dinero, mijo, es el poder, y en ese ambiente tienes que comer mierda y sin hacer asco”. Y obviamente lo de la mierda es literal.
El sujeto tiende a idolatrar y a creer. Idolatrar en el sentido mezclado (hacemos una confluencia) nos vemos en ese sujeto, nos sentimos ese sujeto. Creemos en el sentido existencial de nuestro ser, de nuestras emociones reflejadas en el sujeto idolatrado, ¿cuántas personas quisieron pulir y encerar un auto, o los pisos solo porque vieron a Daniel Larusso haciéndolo? Somos capaces de convertir una película barata en una película de culto, y así pasa en la política.
La política, ese juego sucio donde la característica principal es vivir sin escrúpulos, donde el descaro es enorme, ¿quién participa en la política? solo a la gente fría, insensible, déspota, inhumana, superficial, hipócrita, material… puedo poner más calificativos, porque no es necesario. No existe hasta ahora una política sana donde el gobernante ame a su pueblo y que en verdad la vocación política sea para engendrar bienestar social, y eso será una utopía.
Vivimos en un país democrático en donde las elecciones municipales, estatales y federales se han convertido en un circo, ya no existe ese maquillaje de los contendientes, ahora se venden como luminarias en la alfombra roja. Hemos tenido gobernantes hasta con órdenes de aprehensión que van saltando de puesto en puesto, así de simple y la gente feliz.
El ciclo del político, como primera imagen, el bueno que ve por la gente (en campaña). Como segunda imagen, el todopoderoso déspota (gobernando), y la última imagen como el ratero descarado (cuando terminó su periodo). ¿Cuántos políticos tiene esas imágenes? y lo peor que a pesar de eso, la gente los vuelve a reelegir o a ponerlos en otro puesto político.
La esperanza de la muchedumbre, ese convenio de las masas, eso que la gente traduce como un poder para sentir que forma parte de una sociedad y que no solo son proveedores de un gobierno o solo participes muertos de hambre. La esperanza de la muchedumbre se traduce en que en una democracia la gente elige a un gobernante, a un legislador y demás con la falsa expectativa.
Y así funciona esto y así es, es una realidad cíclica. La muchedumbre siempre va a tener esa falsa expectativa de idolatría y creencia y tiene todo su derecho, ya que no tiene otra opción. La muchedumbre sueña con un país seguro, donde existan empleos, donde la delincuencia sea mínima o por lo menos no sea un fenómeno grave, donde el poder adquisitivo sea suficiente… la muchedumbre va a creer en la política, en un político, en un líder social… por el simple hecho de que solo tiene esa esperanza.
La muchedumbre es la sociedad sin capital social, sin capital económico y sin capital cultural, que solo sueña con apretar la mano de un político, con tomar esa imagen con su teléfono en un evento y guardarla en su ego y después compartir la anécdota con sus nietos al paso de los años y decir: “yo vi a tal político y fue el mejor que tuvo este país”, sí, así es, por el simple hecho de esa acción ya se convirtió en el mejor gobernante del universo.
La muchedumbre se conforma con poco, la muchedumbre vive de un costal de frijol y una laminas para su jacal y los políticos lo saben. El problema que ahora ya ni un costal de frijol dan, ahora son “selfies”.
